Felix, un sacerdote una vez respetado y venerado en su templo, se encuentra en una situación inesperada cuando es expulsado y enviado a un internado para jóvenes mujeres rebeldes. En este nuevo entorno, Felix se ve inmerso en un mundo completamente...
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Capítulo 5 ¿Una bromilla?
Luego de haber dicho esas palabras me sacaron de la capilla porque el sacerdote debía de tener una charla en privado con la Hermana Lily sobre la fiesta que hay en pocos días. Simplemente, le dediqué una sonrisa al sujeto de cabello gris para marcharme a mi habitación debido a que es viernes por la tarde, en el tiempo en que ingreso puedo ver a Uchinaga Aeri todavía con la bolsa de hielo en su ojo derecho, acostada en su cama y Chae Hyun a un costado, cuidando de ella para que la loca de Jo Ji Won no apareciera a intentar darle un golpe más a mi rommie.
Cuando me enteré de eso, me enojé muchísimo.
¿Quién demonios se creía que era? Porque está más que claro que la reina de la iglesia no es, sería muy estúpido que se llegue a sentir de ese modo, traté de hacer callar a las voces de mi cabeza y observar a mis únicas amigas que están en sus respectivos mundos imaginarios. O es lo que creía de Chae Hyun, veía el techo entre que sus luceros se hallaban sorprendidos, mis fanales vislumbran que tiene una bolsa que luce como golosinas, solamente que no eran golosinas.
—Algún dia morirás, Hyunnie.
—Michael Jackson no piensa lo mismo que tú, amiga.
—¿Michael Jackson tiene cuernos y una cola roja?
—¡¿Cómo lo supiste?! —chilló emocionada, viéndome.
—Es el diablo y no Michael Jackson, amiga.
Chae Hyun frunce sus cejas oscuras, observando sus pies que están estirados, ya que estaba en la cama de nuestra pelirroja amiga, disque cuidándola. Puedo notar que ella intenta tocarlos, simplemente que con una pizca de miedo y asombro, decidí en concentrarme en la sola persona cuerda de esta habitación.
Aeri me ve apenas.
—¿Cómo te encuentras?
—Estaré bien. No quiero que tengas problemas por mi culpa, Mi Sae Ssi. —comentó adolorida, está con la cabeza a un lado, haciendo todo un esfuerzo de que nos veamos. Quizá, porque estoy en mi cama.—Jo Ji Won no merece tu enojo y menos tu tiempo.
—Lo sé.
Afirmé con un asentón de cabeza antes sus verdaderas palabras, entrelazando mis manos sobre mis muslos, guardándolos en el centro y la vista en las paredes de un color extraño de nuestro cuarto. Tal vez, pensando en lo próximo que podría hacer con respecto a la rubia, si se vuelve a interponer en mi vida o en el camino de las personas que me importan, la conocía demasiado bien y eso es un punto a mi favor, sin embargo, tengo que guardar el secreto de lo que sucedió en la capilla con el Sacerdote Felix debido a que sí ella sabe que yo tengo muchísima necesidad con él, ella querrá saber de la misma forma y eso puede terminar muy mal.
Para las dos.
O... para todos.
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