𝘀𝗲𝘅. día familiar.

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Capítulo 6Día familiar

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Capítulo 6
Día familiar

—¿Se encuentra bien?

Pregunté después de un largo tiempo en que Felix no me decía ninguna palabra, unicamente, se encontraba concentrado en ordenar el altar para la misa de este día y eso es lo que me ponía nerviosa. En estos últimos meses que estuve pasando con él pude saber mucho más sobre su vida, familia, amigos y sobre sus... pecados más privados y tenebrosos, tanto que me eché para atrás en hacerlo caer en la tentación. De la misma forma que esa vez.

Eso que lo mandó aquí.

—Sí, no te preocupes.

—¿De verdad? Porque luce incómodo conmigo.

—B-bueno... —movió sus cejas grises, observándome de un modo que no lograba descifrar ahora mismo.—No es que me sienta incómodo contigo, Mi Sae, solo que ya pasó tu castigo, te has comportado muy bien estos últimos meses. Quiero suponer que ya puedes dejar de venir, concentrarte en tus estudios y seguir siendo una buena niña para que te puedas ir de aquí. ¿No piensas lo mismo?

Me quedé muda, hasta puedo decir que estupefacta.

—¿Quiere qué no venga más? ¿Es eso?

—No lo digas así, Cho Mi Sae, nos vamos a seguir viendo en las misas.

—Solo allí. —afirmé molesta.

—Pero nos veremos, niña. No te enoj...

—Actuando como la niña buena me termina dando problemas aun así, —apreté la mandíbula, intentando controlar mis emociones impulsivas.—creí que sí me comportaba bien con usted nos iba a hacer cercanos de algún modo, Felix. Pero no, eso lo único que generó es demasiados problemas. ¿No? Obvio que sí.

Él deja de hacer lo que se hallaba haciendo con tanta atención, parecía que ahora intentaba descubrir lo próximo que quería hacer con su persona, ya que me sentía utilizada, sentía que estos últimos meses fueron parte de su juego, tratar de desahogarse porque ninguna otra persona podía saber lo que ocultaba y eso me está haciendo enojar muchísimo. Tanto que la venganza es lo único que quiero hacer con su persona, por haber jugado conmigo.

—Mi Sae...

—Descuide, sacerdote, no lo volveré a molestar más.

—Mi Sae, no es lo que piensas.

—¿Y qué pienso? —cuestioné velozmente, girándome de igual modo, para que nos veamos directo a los ojos.—Dígame.

—No quiero que las personas malinterpre...

—¿Quiénes podrían malinterpretar algo, Sacerdote Lee Felix? ¿O acaso usted piensa algo más que yo no? —di mi primer movimiento, ocasionando que el sacerdote retroceda de a poco, alejándose de mí.—Tal vez está haciendo todo esto porque usted ya me puede admitir que tiene necesidades que resolver y no quiere que yo esté cerca para ver eso.

El pecado de Felix (+18) ; l. felix ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora