𝘃𝗶𝗴𝗶𝗻𝘁𝗶. una enamoradiza idiota.

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Capítulo 20Una enamoradiza idiota

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Capítulo 20
Una enamoradiza idiota

Aún me encontraba en el sótano, sentada sobre el suelo frío y sucio. Ansiaba refugiarme en aquel cuarto secreto que había descubierto hace unos días. Un lugar que quería que fuera solo mío, un santuario para aquellos que lo necesitaban, un oasis de paz y serenidad lejos de este internado lleno de figuras autoritarias que parecían más demonios que personas. Aunque, no podía negar que deseaba que la enfermera pudiera atender mis heridas, sabía que eso no sucedería pronto.

La Hermana Superiora Park Hyun Soon se mantenía de pie frente a mí, envuelta en su hábito blanco y negro, un rosario entre sus manos. Intentaba parecer una figura de bondad, no obstante, a mis ojos, parecía más bien una inquisidora, lista para exorcizarme antes de permitirme regresar con las demás chicas.

—La razón de mi castigo, Hermana, es que me niego a ser un peón en este juego. —respondí, mirándola desafiante.

Ella frunció el ceño, evidentemente sorprendida por mi audacia. Sin embargo, no me importaba, ya había decidido que no me dejaría intimidar por ella.

—Este internado no es un juego, Cho Mi Sae. Es una institución dedicada al desarrollo y la educación de jóvenes mujeres.

—Sí, para moldearnos en lo que ustedes desean que seamos, no en lo que realmente somos o aspiramos a ser, ¿me equivoco?—replico, sintiendo un fuego de determinación ardiendo en mi interior.

La Hermana pareció reflexionar sobre mis palabras antes de responder.

—Yon A es una estudiante ejemplar y una joven admirable. Te convendría aprender de ella en lugar de conspirar contra ella.

No pude evitar reír ante su declaración, sabiendo que Yon A está lejos de ser el modelo de perfección que la Hermana Superiora Park creía.

—Min Yon A es una loba disfrazada de oveja. Y todas las chicas ya lo saben, Hermana Superiora. —aseguré, sintiendo una extraña satisfacción al observar la duda cruzar el rostro de la Hermana Park.

Ella me observó durante un largo momento antes de responder.

—Espero que te equivoques, Cho —dijo finalmente la Hermana Superiora, su voz apenas un susurro en la oscuridad del sótano.—. Porque si no es así, no solo enfrentarás castigos más severos, sino que también podrías perder tu lugar aquí.

—No estoy equivocada.—respondí, mi voz reverberando con una certeza que incluso a mí me sorprendió—Y no temo a sus castigos. Pensé que eso habría quedado claro desde el día en que puse un pie en este lugar.

La Hermana Superiora me observó, sus luceros oscuros como pozos sin fondo brillando en la penumbra del sótano. A pesar de que su rostro permanecía inmutable, como una máscara de piedra, pude ver un destello de incertidumbre en su mirada. Tal vez en su mente se agitaban recuerdos de aquel compañero que tuvo en su momento, ese hombre que cruzó todas las líneas, cometiendo actos inhumanos, especialmente con las niñas menores de edad.

El pecado de Felix (+18) ; l. felix ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora