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"Amores y mentiras, pasión sin fin"

Flash Black
Siempre que quiero descargar mi ira, busco algo que romper con mis tijeras. Destrozo cualquier cosa, incluso he llegado a asesinar. Caminando por las calles a mitad de la noche, y ustedes dirán, ¿qué hago afuera de mi casa?; pues se equivocan porque iba de regreso. Salir temprano y regresar tarde, mi rutina.
Dibujas una sonrisa en mi rostro cada día por tal bella canción que siempre tocas cerca del hermoso parque donde todos los días hay un cadáver distinto.
Es como si el tiempo se detuviera y buscaras público entre las sombras, debe de ser esa la razón que quiero escucharte. Yo no creo en maldiciones, sin embargo, tu melodía me hechiza. Nunca te he visto de frente por eso le dejo a mi imaginación inventarte una figura.
Conocía la canción, mi madre me la cantaba cuando era una bebé cuando no quería dormir. Emocionada por recordar esos momentos hermosos seguí tu voz cantando la misma pieza.
Quise dedicarte una melodía para que supieras que hay alguien que te escucha. Siempre fui alguien difícil de entender, así que estoy acostumbrada a estas locuras. Hasta ahora eres mi secreto.

-¿Te divertiste en la fiesta?

Asentí con la cabeza dando un paso hacia atrás bajando la mirada. Fui descubierta, pero si haces daño a tu única espectadora voy a rebanar tu cuerpo con mi tijera. Te acercaste hacia mí, ya estaba lista para atacarte; pero empezaste a tocar de repente tu violín. Magnifica pieza que me dedicaste en una serenata, aunque eso significaba que yo iba a morir. Cuando terminaste la última nota, tu cuchillo con forma de arco del instrumento iba a pasar justo por mi vena. No me hizo falta usar mis tijeras, esquivé tu arte con mis habilidades de gimnasta. Él volvió a atacarme, pero en el segundo salto se me cayó la venda de la rodilla. Las farolas nos dieron luz, gracias a eso pude apreciar la verdadera figura de mi músico asesino.
Me recordaba muchos a mis hermanos  los cuales no viven conmigo. Su cabello rubio y sus ojos azules se veían opacos bajo la poca luz del farol, de seguro su belleza resalta en el día.

-Cielos, no esperé que tu pandilla me encontrara tan rápido.

-¿Conoces a mi grupo? -pregunté confusa, nunca había escuchado sobre él entre las chicas. Yo lo conozco porque le he seguido.

-Somos rivales, aunque eso ya pasó de moda. ¿Quién te mandó? ¿O fuiste tú quién les habló de mí?

-¿Cómo sabes que soy parte de una pandilla?

-Por tu marca en la rodilla-señaló con el arco-¿Olvidaste que la tenías allí? Eso suele pasarme.

-La venda no era por eso-susurré mientras veía mi rodilla. El tatuaje de la estrella es símbolo de mi grupo, pero la cortada que tengo al lado es de mi último asesinato-¿Vas a tocar algo más?

-Depende de ti. ¿Me consideras tu rival?

-Te admiro-mis palabras directas le causaron asombro-Tocas muy bien el violín.

-Así que por eso me espías. Bonito e ingenuo motivo. ¿Sabes que hablas con un asesino?

-Yo también he matado personas.

-Parece como sino lo hubieras hecho. Tu sed de sangre no basta para influir miedo.

-¿Qué quieres decir?-no me gustaba su burla.

-Que tú eres la miedosa.

El enojo de sus palabras me llevó a atacarlo. Sin necesidad de moverse mucho dejó su violín inmovilizando mis movimientos. Todo fue demasiado rápido, ya me encontraba con el arco en el cuello cuando reaccioné. Morir en manos de mi violinista es lo mejor, un sueño cumplido.

Yo soy tu máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora