9

3 3 0
                                    

"Confianza entre besos, un exquisito deleite a la cicatriz"

Debido a que estaba tan distraído tropezó con Humberto que también se había escapado. Su amigo notó el despiste del otro, invitándolo a conversar se dirigieron al parque más cercano. Tras escuchar la fascinante historia mal contada, Humberto decidió contarle la verdad. Planear una separación entre Nikola y Lía, era algo ya decidido, triste, pero necesario.
Nikola se quedó de piedra con la noticia, era demasiado irreal. Antes de sacar conclusiones se puso a pensar en la discusión y en quien había recibido el golpe. Los ojos se le aguaron, como hombre fracasó al golpear a una mujer. Hace dos años se preguntaba si se considera traición infiltrarse, pero ahora las preguntas eran innecesaria.
Dejando solo a Humberto se marchó a la escuela, necesitaba hablar con su novia. Corrió desesperado por toda la calle, casi un automóvil lo atropellaba. Buscó por los pasillos, los salones, el gimnasio, y al verlo con una botella congelada en el rostro la duda no lo dejó hablar.

¿En serio era ella?

Sentada quizás si se notara un poco que era una mujer por tener las piernas muy juntas y en punta los zapatos. Líadan por su parte no quiso mirarlo. El golpe dolió mucho, no le echaba la culpa a otra persona que a si misma. Centrada en bajar la hinchazón de su rostro no vió a su pareja sentarse a su lado. Por muy metida que estuviera en el papel, algunas cosas no pudo ignorarlas. Confesarse y disculparlo quizás aligeraría su mente, no obstante, tampoco comprendía porque Líadan no iba a regresar. Que Nikola la tomara de la mano fue inesperado, dando un pequeño brinco en el asiento se encontró en una situación ajena a sus experiencias.
Nikola colocó su mano en la mejilla sana de Líadan, y sin dar tiempo a que pudiera volver a actuar como era debido fue sorprendida por un beso.

"No me obligues a corresponder", era todo lo que en la mente de Líadan se repetía.

Con temor, como la primera vez que se besaron en serio, Líadan apenas hizo algo. Nikola no cerraba los ojos, algo que la puso tensa.

"Eras tú mi amor", se dijo Nikola tras ver como los ojos de Líadan se volvían ojos de serpientes.

Aquella mirada brillante lista para cazar a su presa, o someterse a la pasión de la falsedad.
Feliz de comprobar por si mismo que era ella, cerró sus ojos con lentitud en lo que profundizaba más el beso. A la pobre Líadan se le hizo difícil respirar, no obstante, el dolor la hizo llorar. Temblorosas manos se posaron en el pecho de Nikola, pero éste sabía que hacer. Creyendo en la mentira de las películas de que nadie iba a verlos, tumbó a su novia al banco con ambas manos encima de su cabeza.

-Perdoname-susurrar aquello fue algo duro.

Las suaves caricias en su mejilla lastimada como leve consuelo a su acción, y el beso final donde se demostraba más de un sentimiento; fue la derrota. Igual que cuando lo sorprendió en su organización, ahora era ella quien sentía que lo traicionaba. Su corazón se hizo trizas.

-¿Qué diablos te pasa? -volvió al papel de chico malo por el bien de su hermano.

-No hace falta que sigas fingiendo, comprendo que fue tu hermano quien te pidió el intercambio-Nikola delicadamente acarició los cabellos del flequillo de su novia.

-No sigas-su voz a punto de llorar la delató.

-Hagamos una apuesta-Nikola le presionaría con tal que cooperara-Si mañana demuestras públicamente que eres un chico, me separaré de Lía.

-¿Qué?-su reacción no fue cualquiera, aquellas lágrimas se vieron a flor de piel.

-Es lo justo. Si te retractase, vas a tener que contarme la verdad.

Yo soy tu máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora