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"El baúl ha comenzado a abrirse"

Biblioteca, lugar de millones de libros que deben tener respuesta a todas tus preguntas; sin embargo, incluso ellos tienen adivinanzas. La información está delante de tus ojos, disuelta entre palabras y volúmenes, eres tú quién debes de unir las partes para descifrar el código. A Rishi la vista le retumbaba de leer hasta el mediodía. Como futuro faraón aprovecha su libertad con tal de saber más a fondo sobre sus hermanos. En su memoria conservaba recuerdos del quinto príncipe. Su hermano Líadan, un chico al cuál nunca le interesó la corona. Encontraba lagunas en las historias de como nacieron los gemelos y porque tuvieron que separar las almas. A Rishi le pareció muy sospechoso que no hubiera una princesa en la corte. No sentía ninguna discriminación hacia las mujeres, pero el pueblo y los sirvientes conocían que eran cinco príncipes. Fue allí donde reaccionó al recordar donde Líadan conoció a su hermana.

-Por eso la mandaron a vivir al otro mundo-dijo en conclusión-No pudieron explicar su extraña aparición, ni que nosotros la conociéramos en un lugar tan diferente. Espera…-se detuvo a pensar-Lía jamás ha sido presentada en la corte.

-Joven príncipe.

Esa voz tan molesta del dueño de la biblioteca le hizo levantar la cabeza fulminándolo con la mirada. El hombre de canas había escuchado la conversación del príncipe consigo mismo, y a pesar de tener que elegir bien sus palabras, sino quería que su cabeza terminase rodando; dijo su pensamiento. Rishi se detuvo a analizarlo con calma, había algo de sentido en las palabras del anciano. Una laguna más se presentó porque él ya tenía a su futura reina seleccionada, por lo tanto, no iba a poder estar en la lista de candidatos. Necesitaba saber que pensaban sus hermanos sobre el asunto, pero quizás la historia contada en otro tiempo tuviera las respuestas. Se levantó del suelo con prisa agradeciendo al buen hombre por haberle alumbrado el camino. Lástima que en el camino se encontró a los faraones, aunque sus padres sabían, Rishi decidió guardar silencio.

-¿A qué se debe tu alegría mi futuro faraón? -le habló la faraona.

-Iba a visitarla alteza.

-¿Necesitas algo?

-Aprovecho que están los reyes delante para preguntar; ¿Por qué Líadan nunca ha sido presentada en la corte como la princesa?

-Líadan ya ha sido presentado.

-No me refiero a mi hermano, hablo de mi…

-Líadan ya ha sido presentado.

Ante la mirada seria de su madre y su gran aura de reina, y que su padre ocultara sus manos detrás de su espalda en silencio; Rishi pidió retirarse. Su madre le recordó que su prometida iba a visitarle, aquello representó un obstáculo. Asintió con la cabeza marchándose a su habitación a prepararse. Confuso porque la reina no quisiera reconocer a su propia hija, a Rishi se le cruzaron varias preguntas.

¿Y si Líadan era hija de alguien más?

¿Y si nunca hubo una separación de alma?

La segunda la negó con la cabeza o habría que creer en los milagros para creer que dos personas pueden fusionarse.

¿Fusión?

Era demasiadas conclusiones que le iba a doler la cabeza antes del encuentro.
La grata compañía de una serpiente que hizo sonar su cascabel puso a Rishi con los nervios a flor de piel. Un príncipe de Egipto no debe temerles a animales insignificantes como esos, –ya que muchos eran parte de las decoraciones en el templo–, pero él se quedaba quieto en espera de su mordedura. Rápido reaccionó rezando que se tratara de alguno de ellos.

Yo soy tu máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora