III

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Toda esa semana pasó muy parecida. No hacía gran cosa, desde que Will me había encomendado la tarea de canguro de la chica nueva no podía hacer excursiones para buscar suministros, los días se resumían en estar en una habitación mirando los azulejos blancos como si fuesen lo más interesante del mundo. La estancia hubiera sido más amena si mi compañera fuera un poco menos antisocial. Raramente hablaba y cuando lo hacía era debido a que yo la presionaba y, casi todas las veces, solía tratarse de una mala contestación. Sus heridas ya estaban casi curadas del todo gracias a la espectacular labor de Bibi.

- Ya estás preparada para salir de aquí -le dijo la doctora-. Le traeré ropa y deberías enseñarle todo esto, Michael.

Asentí y al cabo de unos minutos Bibi le trajo ropa militar la cual no había encontrado nadie que le sirviera hasta hoy. Rotten se retiró de la sala para cambiarse y salimos del edificio. En cuanto pusimos un pie fuera se cubrió la cara con la mano, hacía muchos días que no sentía la luz del sol. Esperé un instante a que se acostumbrara al ambiente y le hice una visita guiada, como si de un museo se tratara.

- Bueno y aquí es donde vas a trabajar -le dije señalándole un pequeño parterre sin cultivar en el suelo.

Me miró sin acabar de creérselo y resopló.

- ¿En serio tengo que jugar a las granjitas?

- El jefe lo ha dicho. Aún no estás en condiciones de hacer nada más arriesgado.

Hizo una mueca de desagrado y se sentó en la hierba, mirando más allá de la valla que protegía el campamento. Me senté a su lado y saqué un cigarro, le ofrecí uno y aceptó sin dudar.

- ¿No eres un poco joven para fumar? -pregunté encendiéndole el tabaco.

- Soy joven para muchas cosas que he hecho ¿no crees?

- Touché -sentencié dándole una larga calada al cigarrillo.

Nos mantuvimos en silencio por unos minutos, ella suspiraba de vez en cuando y yo disimuladamente la observaba, sus facciones estaban más relajadas que nunca, parecía que estar al aire libre después de tanto tiempo le venía bien.

- ¡Michael! -me gritó un hombre desde la torre de vigilancia.

Me señaló un pequeño grupo de caminantes que se acercaban peligrosamente. Le comuniqué que yo me encargaba de ellos y me dio una señal de aprobación. Corrí hasta la valla seguido muy de cerca por Rotten. Cuando llegué agarré una barra de hierro que se encontraba en el suelo y esperé a que el grupo llegara.

- No voy a quedarme mirando -añadió ella imitando mis actos.

- Ten cuidado -le respondí haciendo que asintiera con la cabeza y se pusiese en guardia.

En un minuto escaso un grupo de alrededor de unos 10 muertos estaba contra la valla y en menos que canta un gallo Rotten y yo los habíamos rematado clavando las barras en sus cráneos. Cuando acabamos ella tenía una sonrisa en la cara mientras miraba a los cadáveres que yacían tras la verja y su respiración era agitada debido a la adrenalina. Me acerqué a ella y con la manga de mi camisa le limpié de la mejilla restos de sangre de caminante que había salpicado. Nos interrumpieron unas palmadas provenientes tras nosotros.

- Bravo, bravo -dijo Will cruzando los brazos y posicionándose justo enfrente- necesito hablar contigo preciosa, así que deja eso donde estaba.

Rotten frunció sus labios y dejó caer al suelo la barra metálica haciendo que sonara fuertemente. Will la agarró del brazo y la condujo hacia el edificio.

- ¿Os acompaño? -pregunté antes de que estuvieran demasiado lejos.

- No hace falta Michael, relájate un poco, Diana estaba preguntando por ti, deberías liberar tensiones -añadió seguido de una sonora carcajada.

Apreté mis puños y vi como metía a Rotten allí dentro para a saber qué. Me senté enfrente de la puerta, unos metros alejado, fumando un cigarrillo mientras esperaba tener noticias de ella. Si fuera otra persona me daría igual, pero con ella no, siento que no puedo dejarla sola. Es como si fuese un reto personal, mantener a una persona bajo tus cuidados y que esta esté a salvo. Siento que muchas muertes han sido por mi culpa o que podría haber hecho algo por evitarlas. Quiero demostrarme a mí mismo que puedo tener a alguien a mi cargo y que se mantenga vivo por un tiempo.

No se cuanto paso, me quedé dormido en la hierba y fue Rotten la que me despertó.

- ¿Te ha hecho algo? -pregunté nada más abrir los ojos y verla de pie a mi lado.

- No, estoy bien.

- ¿Segura? -insistí.

- Segurísima. Solo me ha dicho que debemos dormir en esto -dijo dándole una patada a una bolsa naranja la cual intuía que fuera una tienda de campaña-. Dice que estoy recuperada como para ocupar una cama de hospital y que no puede arriesgarse a meterme en la misma caravana con otras personas, como si fuese a abrirles la cabeza mientras duermen -añadió soltando una pequeña risa.

Me incorporé y me estiré. Por la inclinación del sol debía ser bastante tarde, en breves anochecería. Cogí la bolsa de la tienda y busqué un sitio bueno para colocarla. Rotten me ayudó y en poco tiempo estaba perfectamente montada. Nos llamaron para cenar, es decir, comer arroz hervido con un poco de carne de ardilla, la cual habrían cazado esa tarde. Rotten se mantuvo a mi lado todo el rato, la gente la miraba y ella comía incómoda sin separar la vista de su cuenco.

- Bueno quería presentaros a una nueva incorporación al grupo -dijo Will levantándose en torno al fuego- Michael la encontró vagando sola y la trajo hace unos días. Su nombre es...

- Rottie -añadí yo rápidamente ganándome una mirada asesina por parte de la chica. Le guiñé un ojo y seguí comiendo.

- Esperamos que seas un buen partido Rottie -añadió el jefe levantando su vaso de whiskey.

Todo el mundo lo imitó y sonrieron a Rotten para después continuar con el arroz. Al ver a Will alumbrado por la luz de la hoguera me di cuenta de que tenía un moratón en el pómulo derecho, el cual no había visto por la tarde.

Acabamos de cenar y cada uno se dirigió a sus camas, excepto los que tenían que hacer guardia. Antes de irnos Rotten y yo pasamos por el edificio a por un par de sacos y una linterna. Nos lo dieron al instante y nos fuimos a nuestra "casa". Cuando estábamos dentro le agarré la mano derecha a traición a la chica y se podía ver que estaba hinchada.

- ¿Tú pegaste a Will? -dije sonriendo.

- Se estaba pasando con las confianzas -contestó riendo suavemente.

Nos mantuvimos así por unos segundos hasta que Rotten reaccionó, cambio su cara a un semblante serio y sin mediar palabra se escurrió dentro del saco de dormir.


- Buenas noches Rottie -dije jocosamente antes de que el silencio lo invadiera todo y los dos cayéramos profundamente dormidos dándonos la espalda.






Rotten. [m.c]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora