VIII

333 53 16
                                    

- Está anocheciendo -dijo Ashton parando la camioneta, después de habernos turnado para conducir-. Deberíamos pasar la noche ahí -añadió señalando el tejado de una casa, el cual se vislumbraba entre las copas de los árboles.

Todos asentimos dando nuestro consentimiento y aparcó el coche en el bosque, escondido tras unos arbustos de manera que no se veía desde la carretera. Cogimos las pocas bolsas que teníamos y las armas y nos acercamos hasta la casa. Era de dos pisos, con un pequeño porche y las ventanas y la puerta estaban bloqueadas así que tuvimos que tirarla abajo.

- ¡Cuidado! -gritó Lucy clavándole un cuchillo en el cráneo a un caminante que se abalanzó a nosotros en cuanto la puerta cayó al suelo.

Ashton silbó desde la entrada, haciendo ruido por si había algún monstruo más allí dentro. No salió ninguno más así que entramos cautelosos abriendo cada habitación con precaución. La casa estaba bien cuidada. Había rastros de sangre al lado del cadáver de un gato. El hombre que allí vivía, el que habíamos acabado de matar, no estaba mordido así que habría muerto por causas naturales y su mascota fue su primera y única víctima. Saqué al animal de la casa, lo tiré en el jardín delantero y volví dentro.

- Rotten, ven -le dije haciendo que ella me obedeciera a la primera.

Fuimos hacia un dormitorio y abrí un armario buscando una camiseta limpia para ella, ya que estaba cubierta de manchas de sangre.

- ¿Quieres hablar de lo de antes? -pregunté obteniendo como respuesta un movimiento horizontal de cabeza por su parte.

Me quitó de las manos una camiseta negra varias tallas grandes y me dio la espalda. Se quitó la ropa y vi su columna vertebral marcada en su pálida espalda, cuyo único color eran algunas manchas marrones debido a la suciedad.

- Nosotros nos vamos -dijo Calum entrando en la habitación, pasando su vista de Rotten a mí-. A ver si encontramos agua y ojalá algo de comer.

Asentí y vi como los cuatro se marchaban de la casa dejándome a solas con Rotten. Juntos nos pusimos a revisar la cocina, en la que encontramos unas pocas latas de conserva, unas tabletas de chocolate y un par de botellas de wisky del malo. Después de eso sacamos de las habitaciones los dos colchones que había y los pusimos en el suelo del salón justo al lado de la chimenea, junto con las mantas que estaban en buen uso. Cuando acabamos nos sentamos uno a cada lado del sofá, sin hablar, como siempre.

- Mis padres viven en Kentucky. O vivían -dijo rompiendo el silencio, sin separar su vista del frente.

- Sabes que es lo más probable ¿no?

- Sí. Sé que ellos estarán muertos, pero necesito verlo.

Asentí dándole la razón. Si mis padres no estuvieran a miles de kilómetros de allí cruzando el océano creo que hubiera pensado lo mismo.

- Rotten, te conozco. Sé que lo de esta tarde te está matando por dentro.

- No me conoces y nunca lo harás -dijo clavando sus pupilas verdes en las mías del mismo color como si fuesen dos puñales.

No contesté. Sabía sus cambios repentinos de humor. Parecía que estaba empezando a confiar en mí y de repente volvía a su mal carácter de siempre.

Se levantó enfadada, haciendo resonar sus botas contra la madera del suelo y salió de la casa caminando con paso decidido hacia el bosque.

- ¡Déjame sola! -gritó sin darse la vuelta pero sabiendo que la estaba siguiendo.

- ¿No lo echas de menos? Me refiero a no estar rota -dije haciendo que se parara bruscamente y lentamente se diera la vuelta apretando su mandíbula.

- No sabes nada -contestó lentamente sin dejar de mirarme mientras su pelo enmarañado tapaba parte de su rostro.

- Sé más de lo que tú te piensas. Yo también estoy pasando lo mismo que tú. Tengo hambre, tengo sed, estoy cansado y a veces tengo ganas de tirar la toalla y dejar que este mundo de venza pero aquí estoy, intentando ayudarte, intentando salvarte.

- Algunas personas no quieren ser salvadas -contestó después de girarse y seguir su camino entre los árboles.

Me quedé allí parado como un estúpido viendo como su figura desaparecía entre los árboles. Cuando la perdí de vista no me moví, seguí con la mirada fija en el punto en el que había dejado de verla, reflexionando sobre lo que me había dicho.

De repente un grito me sacó de mis pensamientos y corrí gritando su nombre.

Estaba entre un grupo de caminantes. Su cuchillo estaba en el suelo y se defendía empujándoles. Llegué a donde estaba y la cubrí matando a un par de criaturas mientras ella recuperaba su arma y luchábamos espalda contra espalda, acabando con esos monstruos.

- Lo siento, no debí haberme ido -dijo limpiando su cuchillo y caminando en dirección de vuelta a la casa.

Fui tras ella y cuando llegamos, los demás ya estaban allí.

- Hoy cenaremos gracias a Diana -exclamó Calum chocando su puño con el de ella.

Yo les sonreí y entré en la casa. Ayudé a descuartizar el conejo que habían cazado y lo hicimos en el fuego de la chimenea, la cual era la única fuente de luz debido a que ya se había hecho de noche cerrada. Mientras, Rotten se limitaba a estar callada en una esquina mirando las llamas.

Comimos lo poco que teníamos ya que habíamos decidido guardar las conservas para cuando la situación estuviese aún peor. Lo único que ingerimos en todo el día fue una minúscula porción de carne y un par de tragos de wisky, debido a la falta de agua. Después de la cena nos echamos a dormir. Lucy y Ash dormían en el sofá de la sala; Calum en un sillón; Diana y yo en un colchón en el suelo y Rotten en el otro.

Al poco de acostarnos todo el mundo estaba roncando pero yo no podía conciliar el sueño. De noche todos los ruidos se incrementaban y hasta el más mínimo sonido me tenía alerta. Había aprendido a dormir con un ojo abierto, al acecho de cualquier amenaza y a veces, eso era una desventaja para mi descanso.

Rotten se volteó en su cama improvisada quedando de frente a mí. Estaba tapada con una manta de cuadros hasta la nariz debido a las bajas temperaturas nocturnas y sus ojos verdes se veían en la oscuridad como si de un gato se tratase. Quité el brazo de Diana de mi costado y me escabullí fuera del colchón para echarme al lado de Rotten. Ella se hizo a un lado incómoda dejándome espacio.

- Siento lo que te dije por la tarde -empecé la conversación susurrando para no despertar a los demás.

- Me lo merecía -contestó mirando al techo-. Y gracias por salvarme.

- Ha sido un placer -dije girando mi cabeza para que me viera sonreír.

Ella también me sonrió tímidamente de la manera en la que ella lo hacía. No separaba sus labios y dos pequeños hoyuelos se marcaban en sus mejillas. Sus ojos se achinaban ligeramente y le salían unas arruguillas en los extremos de estos.

- Buenas noches Mike -sentenció acabando la conversación.

- Buenas noches Rottie -respondí riendo ganándome un codazo en el costado por su parte.

Rotten. [m.c]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora