No tardé mucho en vislumbrar la tapia del manicomio. Se encontraba en un claro del bosque y parecía bastante resistente. Era de piedra y hormigón y medía sobre unos 4 metros. Un portón de hierro de la misma medida se erguía delante de mí mientras, desde dos torretas ubicadas a ambos lados de este, dos personas me apuntaban con unos rifles. Con mis manos en alto, avancé unos pocos pasos sin separar la vista de los tiradores. La luna ya se asomaba tímidamente por encima del muro.
-¡No des un paso más! Arrodíllate y pon las manos sobre tu cabeza -un hombre negro me gritó desde la torreta derecha.
Obedecí al instante por miedo a que me volaran la tapa de los sesos. Esa gente no se andaba por las ramas. Unos segundos después, el portón metálico se abrió ligeramente produciendo un ruido chirriante. Una pareja salió y mientras una mujer de mediana edad me apuntaba con una ak-47, un joven me esposó. Me levantó bruscamente del suelo y me guió dentro del campamento mientras el incómodo ruido indicaba que la puerta se estaba cerrando a nuestras espaldas.
Una vieja fuente se encontraba en medio de los jardines que rodeaban el edificio. Era muy similar a un hospital: fachada blanca y ventanucos esparcidos por las paredes de los que algunos emanaba una tenue luz. Eso fue lo único que pude distinguir a causa de la oscuridad.
Parecía que me dirigían a la entrada principal pero unos metros antes me metieron por una pequeña puerta de madera la cual parecía estar pudriéndose. Dentro de ese habitáculo había una especie de despacho y dos celdas minúsculas. La única iluminación que llegaba allí era a traves de unos tragaluces en la parte superior de las paredes.
-Llama al capitán -ordenó el joven que me agarraba a la mujer del fúsil, la cual asintió y se alejó rápidamente.
El chico me quitó las esposas y me tiró bruscamente dentro de una de las jaulas. Cerró la puerta con una de las llaves que colgaban de su cinturón. Acto seguido, se sentó en una silla tras la mesa y empezó a jugar poniéndole y quitándole el seguro a una pistola.
-¿Qué tenemos aquí? ¿Cómo te llamas, chico? -preguntó un hombre irrumpiendo en la sala. No hizo falta para presentaciones, ya sabía que ese era el "capitán".
Era un hombre bastante mayor aunque parecía mantenerse en forma. Una larga barba le cubría parte de la cara y la luz que entraba en el habitáculo se reflejaba en su calva.
- Michael -respondí agarrándome a los barrotes de la celda con ambas manos-. Me gustaría pertenecer a vuestro campamento. He estado demasiado tiempo solo ahí fuera y he oído hablar muy bien de este sitio.
El hombre hizo un gesto al chico para que se levantara de la silla, la cual él mismo se encargó de ocupar. Se sentó y poniendo los puños sobre la superficie de la mesa me escrutó con sus ojos negruzcos.
- ¿Qué sabes hacer? -preguntó rompiendo el silencio.
- Tengo buena puntería aunque soy mejor en la lucha cuerpo a cuerpo. También sé algunas nociones básicas de enfermería -alegué intentando ganarme su confianza.Asintió con una sonrisa y dio una palmada antes de levantarse enérgicamente de su asiento y dirigirse hacia la salida.
- Pasarás aquí la noche. Mañana a primera hora vendrá alguien a buscarte -sentenció y acto seguido cruzó el umbral de la puerta dejándome de nuevo a solas con el guardia.
Me senté en una esquina de la celda. Apoyándome en la húmeda y dura piedra. Me recordó a lo que habíamos pasado bajo el mandato de Will. Por aquel entonces, mis amigos estaban a mi lado. Qué pena que ya no era así.
Tras unos pocos minutos, el guardia pareció quedarse dormido en la silla. Con su cabeza apoyada entre sus brazos sobre la mesa. Di golpes con mis botas sobre los barrotes haciendo ruido para asegurarme de que dormía placidamente. No se inmutó así que saqué el walkie-talkie de mi bota derecha para intentar hablar con los míos.
- Lucy, Matt ¿hay alguién? -susurré acercando mis labios al micrófono.
- ¡Dios Mike! ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? -contestó al instante Lucy. Me la imaginé durmiendo con el dispositivo debajo de la almohada.
-Estoy dentro. Todo va bien de momento. Mañana espero poder ser uno de los suyos. Por favor, cuídate. En cuanto haya alguna novedad os hablaré. Cambio y corto -acabé la conversación antes de que el chico se despertarse y todo mi plan se fuera a la mierda.
Guardé de nuevo el walkie-talkie en la bota y me recosté como pude en el incómodo suelo. Una lágrima se escapó sin que pudiera hacer nada por impedirlo. Tenía que ser fuerte. Por mí, pero sobre todo por Rotten.
ESTÁS LEYENDO
Rotten. [m.c]
FanfictionEn un mundo donde la muerte es lo que reina, ¿podrá Michael hacer que se olvide del infierno por un rato? ¿Podrá hacer que sonría de nuevo? ¿Podrá hacer que recupere la esperanza? ¿Podrá hacer que deje de sobrevivir y empiece a vivir? No es una típi...