IX

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Me desperté cuando la habitación ya estaba alumbrada por los primeros rayos matutinos que dejaban pasar las viejas cortinas del salón. Rotten estaba a mi lado, tapada hasta su pequeña nariz de la que salía el aire suavemente y sus largas pestañas posadas en sus mejillas. Calum estaba roncando levemente en un sillón, con sus piernas colgando fuera de él; Ash y Lucy estaban tumbados juntos en el sofá con sus manos entrelazadas y Diana estaba tapada completamente por lo que solo se podían ver algunos mechones de su pelo color azabache. Saqué de mi bolsillo un cigarro medio doblado y salí en silencio de la casa, para sentarme en el escalón del porche. Me quedé allí observando el panorama y estando solo por un momento. Desde que había empezado todo aquello, no podía dormir mucho y siempre me despertaba pronto por que el amanecer y yo estábamos empezando a ser muy amigos. Pasaron unos minutos hasta que la puerta se abrió soltando un crujido debido a la madera. Rotten salió con la manta envuelta alrededor de su cuerpo ya que aún hacía frío.

- ¿Te he despertado?

Negó con la cabeza y se sentó a mi lado. Sacó de su bolsillo una lata de conserva mientras yo encendía el cigarro y me lo ponía en los labios. Se trataba de algo de fruta en su jugo, tomo una pieza y me ofreció lo que quedaba. Cogí el envase y le pasé el pitillo el cual ella aceptó de buena gana, acercándolo a sus labios rosas y tragándose el humo para después soltarlo por sus fosas nasales. Ella en realidad era bastante sexy, no sé si por el aura de misterio que la rodeaba, por sus ojos penetrantes o por cómo permanecía callada todo el rato.

Comimos y fumamos en compañía el uno del otro hasta que el sol se había colocado en el cielo por completo. No había una nube y eso era mala señal. Llevaba mucho tiempo sin llover y el calor empezaba a ser sofocante.

- Necesitamos agua -dijo rompiendo el silencio.

Asentí y me levanté. Ella me imitó y entramos en la casa. Cogimos nuestras armas y unas cuantas botellas de agua vacías y las metí en mi mochila. Rotten cogió un tizón de las brasas de la noche anterior y escribió en la pared blanca Nos hemos ido a buscar agua. Cogimos las armas y nos fuimos, adentrándonos en el bosque. Todo el camino fue en silencio, como usualmente, solamente oyendo el sonido de nuestras botas contra las hojas y ramas que yacían en el suelo. De repente, Rotten se agachó y tocó una piedra que tenía musgo.

- Eso significa que hay un riachuelo no muy lejos.

- ¿Por qué lo sabes?

- ¿Quieres seguir poniendo en duda mis conocimientos sobre la naturaleza o prefieres continuar caminando? -contestó sonriendo.

Me reí y seguimos andando bastante. Cada poco, Rotten se agachaba y tocaba el suelo o alguna roca y me indicaba el camino. También aparecieron un par de caminantes de los cuales nos encargamos fácilmente.

- Cuando te encontramos, ¿cuánto llevabas sola en el bosque?

- 6 días -dijo agachando la mirada y borrándosele la ligera sonrisa del rostro.

- Lo siento... yo...

- No pasa nada -dijo siguiendo caminando.

Al cabo de un rato Rotten me puso una mano en el pecho en señal de que me detuviera y se toco una oreja con su dedo índice para que oyera. Escuché atento y efectivamente era agua. Rotten echó a correr y la seguí de cerca hasta que se paró, en frente de un rió, con el caudal suficiente para que al agua fuera potable. Se puso de rodillas y metió sus manos en el agua para después lavarse la cara. Esta vez su sonrisa ocupaba todo su rostro. Dejé caer la mochila al suelo y me quité la camiseta, seguido de las botas.

- ¿Qué estás haciendo? -me preguntó cuando me estaba desabrochando el pantalón.

- ¿Tu qué crees? -contesté bajándomelos quedándome solo en calzoncillos.

Me metí al agua mientras Rotten me miraba desde la orilla con los brazos en jarras. Hacía mucho que no me bañaba y con ese calor, era una sensación estupenda. Se sentó en el suelo y empezó a quitarles los cordones a sus botas.

- No miro, te lo prometo -dije poniéndome la mano en los ojos aunque ambos sabíamos que no era cierto.

Se acabó de desnudar quedándose solo en ropa interior y se zambulló. Se metió bajo el agua completamente y cuando salió su melena castaña estaba cubriendo su cara mientras se frotaba los ojos porque le había entrado agua en ellos. Le aparté el pelo colocándoselo detrás de las orejas para ver su cara lavada y fresca. Sus ojos brillaban por la felicidad y los extremos de su boca estaban levantados dejándome ver la sonrisa más bonita que había visto nunca. En ese momento algo se activó en mí, no sé cómo ni por qué, y aunque hubiera estado mal, la hubiera besado en ese mismo instante. Aunque no lo hice, porque era ella y probablemente me hubiese ganado un buen puñetazo de su parte si lo hubiera intentado. Nadamos y reímos por un rato, olvidándonos de los monstruos asesinos que había a nuestro alrededor.

Cuando nos pareció suficiente salimos y mientras secábamos, llenamos las botellas de agua y saciamos toda la sed atrasada que teníamos. Nos vestimos y volvimos camino a la casa. Sí, en silencio, pero mucho más felices.

Cuando llegamos Diana estaba en el porche y en cuanto nos vio se levantó bruscamente y frunció las cejas.

- ¿De dónde venís? -preguntó mirando nuestros cabellos aún mojados.

- De la piscina -contesté dándole una botella de agua y guiñándole un ojo a Rotten mientras entraba junto a ella a la casa.

Rotten. [m.c]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora