- Solo ha sido un golpe de calor -dijo Bibi tocándole la frente y tomándole el pulso a Rotten.
Automáticamente mis hombros se destensaron y suspiré de alivio. Con más de treinta grados centígrados allí fuera, lo raro hubiera sido que no le hubiera pasado. Me había asustado mucho, podía haber sido otra cosa. Había visto más de una vez como compañeros se caían al suelo y cuando se volvían a levantar lo primero que hacían era arrancarle un brazo a la persona de al lado. Salí de la enfermería a comunicarle a Diana que Rotten estaba bien. Diana era muy sensible, se asustaba fácilmente y no mantenía la cabeza fría en situaciones de riesgo, así que cuando vio a Rotten desvanecerse delante de sus narices, se puso a llorar desconsoladamente sin parar de repetir que se había muerto. Qué exagerada. Creo que se necesita mucho más que un poco de sol para conseguir matar a la pequeña Rottie.
- Diana -giró su cabeza bruscamente en cuanto me oyó hablar detrás de ella-, Rotten está bien, un golpe de calor.
Ella corrió rápidamente a abrazarme, pegando su cabeza en mi pecho. Estuve fuera un rato, sentado en una especie de bordillo junto a Diana, hasta que Bibi salió para decirnos que Rotten se había despertado. Regresé a la habitación yo solo, debido a que no creía que le agradase mucho la visita de Diana. Rotten estaba en la cama, echada boca arriba y con un paño empapado en agua sobre la frente, para bajarle la temperatura corporal.
- ¿Cómo te encuentras? -pregunté sentándome a los pies de la cama.
Ella solo se limitó a mirarme por en segundo y después volver a dirigir la vista al techo. De repente, Will irrumpió en la habitación haciendo resonar sus botas de combate contra el suelo.
- Vaya, vaya, parece que la nueva ya se ha escaqueado del trabajo.
- Nunca pensé que plantar hierbitas era considerado un trabajo -contestó ella sin inmutarse.
Will se rió y se sentó en una silla de la habitación. La tensión se podía mascar en aquella habitación. Rotten seguía con la mirada en el techo, Will no le quitaba la vista a la chica y yo miraba a mis manos entrelazadas mientras daba vueltas a mis pulgares.
- Me has defraudado Rottie cariño, un poquito de esfuerzo ha podido contigo -dijo Will con una sonrisa burlona.
- Me gustaría verte a ti trabajando todo el día bajo el sol -escupió Rotten incorporándose de la cama y retando al jefe con la mirada.
- Escúchame niñita -dijo Will agarrándole el cuello a Rotten con una mano-, he perdonado tus comportamientos infantiles unas cuantas veces, deberías saber ya a quién hay que obedecer. La próxima vez que me repliques, verás como le corto el cuello a tu amigo Mikey y luego, tú y yo lo pasaremos bien. O quizás tú no tan bien -añadió riendo amargamente y soltándola del agarre.
Will se largó y nos volvimos a quedar solos, Rotten gruñó y se tocó el cuello, en el cual probablemente le saldría un hematoma.
- Eres un gallina, te ha amenazado y no has hecho nada -me dijo mirándome con asco.
- A ti también y tampoco te has movido. Y no sé cual de las dos amenazas ha sido peor.
No contestó. Se tumbó en la cama bruscamente, haciendo ruido al dejarse caer en la almohada, igual que una niña a la que acaban de regañar. Yo me fui de la habitación y no la volví a ver hasta el día siguiente, cuando ella por su propio pie vino a mí, después de que la hubieran dejado salir de la enfermería.
- Michael, ¿puedo hablar contigo? -gritó desde el suelo, mientras yo estaba en la torre de vigilancia haciendo guardia.
- Dime -contesté con indiferencia cuando bajé para ponerme en frente de ella.
- Siento lo de ayer... -dijo mirando al suelo-. Aunque te odie por haberme traído aquí no quiero ponerte en peligro así que me limitaré a cumplir órdenes.
La sonreí como respuesta y ella asintió mientras golpeaba con la puntera de una de sus botas contra el suelo, indecisa de lo que hacer después de aquello.
- ¡Calum! -grité haciendo que mi amigo se asomase-. Creo que debería presentarte a alguien en otras circunstancias. Rottie, él es Calum. Puedes llamarle "el chino" -añadí guiñándole un ojo.
- Mike te he oído y encantado Rottie, siento haberte apuntado el otro día.
Rotten levantó la vista y sonrió levemente a Cal desde el suelo. Después de esa pequeña charla volví a mi trabajo y Rotten volvió a la enfermería. No como paciente, sino a ayudar a Bibi como enfermera, ya que no era recomendable que se expusiese muchas horas a ese sol abrasador.
No volví a estar con Rotten hasta la noche, a la hora de la cena, cuando nos juntábamos para comer lo que habíamos cazado durante el día y tratar asuntos sobre el estado del refugio. Ella estaba sentada junto a Diana, la cual no me dirigió la palabra ni una vez, solo mantenía su mirada fija en la hoguera y cada poco le daba un sorbo a una cantimplora. Cuando la reunión acabó y todo el mundo se estaba yendo hacia sus camas, intercepté a Diana antes de entrar en su caravana y la arrastré hasta una parte alejada de donde vivíamos, casi al final del perímetro de seguridad.
- ¿Me vas a decir qué te pasa? -dije poniéndole la espalda contra el tronco de un árbol. Ella se limitó a resoplar y girar la cara para evitar mirarme a los ojos-. Vamos Diana preciosa... -añadí enterrando mi cara en el hueco de su cuello.
Ella empezó a llorar desconsoladamente y yo solo pude abrazarla y consolarla mientras le acariciaba la cabeza y quitaba sus lágrimas con mis pulgares. Me senté en la hierba con las piernas estiradas y la puse entre ellas, con su espalda contra mi pecho y mi barbilla apoyada en su hombro.
- Desde que esa niña llegó... te noto distante -suspiró Diana-. Ya casi no me haces caso, siempre estás pendiente de que esté bien y ella ni siquiera es agradable contigo. Tú eres bueno y ella no lo aprecia.
- Diana no sabes lo que ella ha vivido. Tú lo has tenido muy fácil, siempre has tenido a alguien que te cuidara.
- ¿Acaso me has ayudado tú? -dijo elevando el tono de voz tras soltarse de mi agarre y levantándose bruscamente-. ¡Tú nunca me has ayudado, así que ahora no me vengas con esas!
- ¿En serio piensas eso? -pregunté desilusionado.
La discusión empezaba a empeorar. Diana gritaba y me miraba con una ira que nunca había visto en sus ojos. No hacía nada más que reprocharme que no había cuidado de ella y joder, eso me dolía. Zanjé la discusión dejándola sola y me fui hacía la tienda de campaña que compartía con Rotten. A mi no me gustaba enfadarme así que cuando algo no me parecía bien simplemente pasaba de ello y me iba antes de que la cosa empeorara.
Entré en la tienda con cuidado de no despertar a Rotten y me metí sigiloso en mi saco de dormir. La temperatura había caído en picado de noche y ella estaba destapada así que cogí una manta y la cubrí cuidadosamente. Ella en realidad era preciosa cuando dormía. Sus facciones relajadas la hacían parecer tierna, nada comparado con la realidad.
- Ojalá no fueses tan fría.... -susurré observándola-. Hasta mañana Rottie -añadi al cabo de unos minutos acostándome a su lado consciente de que ella ya no me oía.
- Hasta mañana Mike -contestó de repente, pillándome totalmente por sorpresa.
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Rotten. [m.c]
FanfictionEn un mundo donde la muerte es lo que reina, ¿podrá Michael hacer que se olvide del infierno por un rato? ¿Podrá hacer que sonría de nuevo? ¿Podrá hacer que recupere la esperanza? ¿Podrá hacer que deje de sobrevivir y empiece a vivir? No es una típi...