IV

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Entré en la tienda que Rotten y yo compartíamos con dos latas de conserva de melocotón para que desayunásemos. Qué romántico, nunca le había llevado el desayuno a la cama a ninguna chica antes. Romántico e irónico. Rotten estaba boca arriba, con los brazos extendidos por encima de su cabeza, su pelo esparcido por una almohada improvisada, que consistía en un montón de ropa envuelta, y su boca ligeramente abierta. Nunca la había visto tan relajada. Cuando dormíamos en la enfermería, ella en la cama y yo en un sillón, siempre nos despertaba Bibi a ambos por lo que esa era la primera vez que verdaderamente la observaba en su estado más vulnerable.

- Rottie despierta... -dije moviéndole suavemente un brazo.

- No me llames así -gruñó perezosa tapándose la cabeza para que el sol no le diese en los ojos.

Tras un rato bostezó, se incorporó y comimos nuestro desayuno juntos, en silencio, eso sí. Como casi siempre.

- Te estaré esperando fuera. Diana te va a enseñar cómo hacer tu trabajo -sentencié antes de salir de nuestra "habitación".

Ella se quedó limpiando hasta la última gota de zumo que quedaba en el envase.

- ¡Hola Mikey! -gritó Diana acercándose a mí.

- Buenos días -contesté-. Rottie sale ahora. Ella es un poco... arisca. Dale tiempo hasta que coja confianza.

Diana asintió con fuerza y en cuanto vio a Rotten salir de la tienda, la abrazó como si fuesen amigas de toda la vida. La nueva se quedó inmóvil y no pude evitar reírme. Diana era demasiado intensa a veces y Rotten era todo lo contrario. Nos fuimos los tres hasta el parterre en el que iba a trabajar y las dejé allí. Me senté no muy lejos observando el panorama y fumando un cigarrillo. Diana hablaba y se reía todo el rato, mientras que Rottie mantenía su mirada fija en lo que hacía, se notaba que no estaba conforme con su labor y de vez en cuando se apreciaba como maldecía. Ellas dos eran como el día y la noche. Diana era como la rosa más bonita del jardín, y Rotten era un hierbajo. El problema es que yo le tengo alergia a las flores.

- Esa chica es rara... muy rara -dijo Diana interrumpiendo mis pensamientos sentándose a mí lado.

No contesté, mantuve mi mirada fija en ella, viendo como cogía una pala y hacía hoyos en el suelo. Diana apoyó su cabeza en mi hombro.

- Habéis dormido juntos -dijo.

- ¿Y?

- Vamos Mikey... no me tomes por tonta.

- Diana, es una niña, ¿estás preocupada por ella?

Negó y me besó, nos besamos. Nos mantuvimos así hasta que un carraspeo nos interrumpió.

- Hacedme el favor de dejar de intercambiar saliva y decidme que más hacer, no tengo todo el día.

Diana se levantó rápidamente y fueron de nuevo al trozo de tierra a trabajar. Diana y yo éramos nada, no era mi tipo y si la hubiera conocido en otras circunstancias probablemente nunca me hubiese fijado en ella. Bueno, supongo que ella tampoco en mí. La soledad era muy dura y cuando te pasas entre cadáveres todo el día, a veces es gratificante que alguien te esté esperando en casa. Muchas veces se me pasaba por la cabeza que era egoísta por mi parte, pero necesitaba a Diana tanto como ella a mí. Ella lo había perdido todo y yo casi, solo me quedaba Calum y lo que quedaba del antiguo Ashton.

El día pasó rápido, hicimos un descanso para comer una ración ridícula de carne y un par de nueces y luego las chicas volvieron a su trabajo, mientras que a mí me tocó hacer guardia en la torre de vigilancia junto a Calum.

- ¿Qué tal con la chica nueva? Me refiero a aquella que te intento matar -dijo sonriendo.

- Bueno, no lo ha intentado de nuevo, eso ya es algo. Sé poco, por no decir nada, sobre ella. Su pasado ha debido de ser difícil porque nunca comenta nada de él.

- Creo que nadie tiene un pasado de color de rosa últimamente.

Asentí y le pasé mi cigarro a Cal para que diese una calada.

- ¿Echas de menos a Luke? -me preguntó pillándome totalmente por sorpresa.

Nunca habíamos hablado de nuestro amigo desde que murió. El campamento anterior en el que habíamos estado había sido tomado por una horda y no fuimos capaces de sacar a Luke de allí. Ashton, Calum y yo estábamos haciendo guardia cuando todo sucedió por lo que no nos resultó demasiado difícil huir pero Luke se encontraba dentro un edificio, el cual estaba lleno de caminantes y no pudimos arriesgar nuestras vidas para solamente encontrárnoslo tendido en el suelo siendo comido por esas cosas, así que nos fuimos sin saber nada de él y obviamente, le dimos por muerto, ya habíamos pasado por la misma situación unas cuantas veces y sabíamos lo que pasaba siempre.

- Cada día más -respondí recuperando mi cigarro.

- Por lo menos él ya no está viviendo esta vida de mierda -dijo Cal dándole un largo trago a una lata de cerveza.

- ¡Mike! -nos interrumpió un grito de chica.

Dejé el fusil en el suelo de la torreta y salí corriendo de allí, hacia donde se encontraban las chicas. Rotten estaba desmayada en el suelo y Diana intentaba reanimarla, tratando de no echarse a llorar.

Rotten. [m.c]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora