Por la mañana Izuku salió de casa hacia el bosque intentando no despertar a Katsuki quien era probable que lo haría en una media hora más, de mientras quería seguir practicando sus habilidades. Era consciente que un conejo no podría ser igual de fuerte que un lobo, pero esa era la razón por la cual se estaba esforzando por su cuenta en aprender a correr mejor y saltar más alto, llegar a tener la máxima fuerza y capacidad que un conejo pueda obtener.
No se alejaba demasiado para poder estar en el rango de visión del lobo ceniza tan pronto escuchara que estuviese buscándolo, eso era algo que agradecía. Tener un excelente oído, pero también debía perfeccionarlo pues a pesar de ganarle en eso a Katsuki, él podía detectar más rápido a intrusos como el lobo desconocido de noches atrás. Era claro que aún no estaba a la altura y es que Katsuki tenía mucha más experiencia en campo que él, pero no sería imposible aprender.
— Sólo espera, te alcanzaré — saltaba entre las piedras, ramas y los alrededores, de vez en cuando golpeando los troncos de árboles con sus patas traseras con sus patas traseras con toda su fuerza. Tomaba pequeños descansos en donde se alimentaba de verduras que había llevado consigo y que había dejado sobre unas piedras, en esos momentos solía observar las copas de los árboles y suspirar pensando en todos los cambios que hubo en unos meses. La ansiedad solía apoderarse de él cuando le daba demasiadas vueltas.
El que nunca pudiese sentirse en su zona de confort, que todo estuviese fuera de su control. No tener idea de qué podría venir a futuro, tener altas posibilidades de que cualquier cosa fuese a ocurrir y que no pudiese anticipar nada por lo aleatorias que son. ¿Podría siquiera decir que había suelo debajo suyo? Se sentía perdido.
Cuando la respiración comenzaba a agitarse dando indicios a un ataque de ansiedad, buscaba centrarse ahora en un par de ojos rojos dispuestos a observar más allá de lo que cualquiera haría, casi como si quisiera ver lo que oculta su alma. Una sonrisa altanera que le parecía la más llamativa y atractiva que habría visto alguna vez, cabello tan rebelde como su forma de actuar. Explosivo, pero sobre todo su forma de demostrarle cariño tan única de él. Por ratos siendo rudo para ayudarlo a romper sus límites, y al otro tratándolo como si fuese el más precioso de los cristales.
Especial, frágil.
Con todo eso, lograba regresar a su realidad. Respirar tranquilo, ya no era un silencio abrumador. Podía volver a ser consciente de los árboles rodeándolo, la piedra debajo suyo, el olor de las verduras que aún quedaban a su lado, el cantar de los pájaros. La suavidad del viento atravesando el lugar llenando todo de aromas que viajan con él a seguir conociendo el mundo hasta perderse y volver a empezar.
Entre todo eso, sus largas orejas de algodón por fin pudieron recibir la atención necesaria para ayudarle a percibir pisadas. Unas pesadas que se acercaban a él con mucha calma, pacientes a la espera del mejor momento para atacar. Su cuerpo motivado por los instintos se movió levantándose de su sitio, observó hacia el lugar de donde provenía y pudo verlos. Dos lobos, no tan grandes como el que había visto antes o como Katsuki, pero lo suficiente para aún ser demasiado para sí mismo.
Intentó hablar, abrió su boca, pero siendo controlado más por su animal guía que por su razón se movió con rapidez huyendo del sitio en cuanto los lobos agacharon su cabeza mostrando sus afilados colmillos, una pose que conocía más que bien pues veía a Katsuki hacerla siempre que veía comida que podría cazar.
Para él había comenzado una intensa carrera por su vida mientras los lobos parecían sólo estar jugando. Sí, tenían hambre, pero no valía la pena en absoluto asesinar a un pequeño conejo pues no llenaría siquiera a uno. Ya habían almorzado jabalí, pero seguían con suficiente hambre como para darse el lujo de seleccionar con sabiduría el próximo bocado. En ese momento Kirishima le seguía el juego a Denki quien había visto al conejo y quiso probar su experiencia de cacería jugando a atrapar al pequeño animal.
Se volvió mucho más interesante para ambos en cuanto notaron lo rápido que se movía el más pequeño, el cómo saltaba apoyándose de todo lo que se viera resistente a sus patas en el camino logrando evadir varias mordidas o directamente el cuerpo de los lobos pues sabía que estos podrían aprovechar cualquier momento para saltar encima suyo y usar su peso para tenerlo inmovilizado. Es así como agradecía las bromas pesadas de Katsuki de "intentar comérselo" pues de una u otra forma le sirvieron también como entrenamiento.
El uso de razón vino por instantes un poco más fuerte permitiéndole tomar la decisión de acercarse un poco más a su casa, sabía que aún no podría defenderse del todo de un lobo, mucho menos de dos. La opción más viable era ir más cerca de casa y así alertar a Katsuki para que fuese a su ayuda. El problema era su cuerpo. Cuando el conejo tomaba posesión completa de sí podía ir más rápido gracias a los instintos, si tomaba control por un momento podría volverse algo torpe en sus movimientos, pero aún así tomó ese riesgo.
Al mover su cuerpo ligeramente para cambiar de dirección, perdió cierta velocidad y esto lo aprovechó Kirishima para aumentar la suya y alcanzarlo pasos más adelante cuando intentó volver a saltar. Una vez en su hocico entró en pánico chillando y moviéndose de forma brusca tratando de ser liberado, el lobo siguió sus instintos al sentir tanto movimiento y apretó el agarre logrando calmarlo gracias a que uno de sus colmillos perforó su piel.
Casi al mismo tiempo en que Izuku se quedó quieto, Katsuki apareció saltando entre la maleza viendo aquella escena sintiendo a su ira apoderarse de él. Se lanzó hacia el lobo rojizo con intensión de arrancarle el pellejo del cuello hasta que el otro lobo se puso en medio, no le mostraba los dientes sólo intentaba distraerlo en lo que Kirishima ponía al conejo en el suelo.
— ¡Hey! Hey — habló el pelirrojo una vez tuvo el hocico despejado, Denki retrocedió y bajó su cabeza mostrando respeto siendo imitado por el otro — tranquilo, no queremos ser asesinados. Nosotros... — se interrumpió al ver a Katsuki pasar de ellos e ir rápidamente a revisar a Izuku quien aún estaba consciente, sólo inmóvil por el shock en el que se encontraba por culpa del terror intenso que su animal guía estaba atravesando — ¿Viejo?
Era tal miedo que incluso el lobo ceniza lo estaba comenzando a sentir, se sentía entrar en pánico al ver sangre entre su pelaje. Siguiendo la poca cordura que tenía decidió tomar con calma al menor y llevarlo a casa para tratarlo, los otros dos lobos lo vieron irse antes de verse entre ellos confundidos, más que nada por creer que serían atacados hasta la muerte, pero en lugar de eso sólo fueron dejados atrás. De nuevo.
— ¿Será su mascota? — Denki no entendía por qué tanto aprecio por un conejo, tal vez era por su color único. No era común encontrar un esponjoso conejito verde. Kirishima por su parte estaba atando cabos, en poco tiempo pudo comprender lo sucedido y tragó duro sintiendo que las pocas probabilidades de formar parte de la manda de ese enorme lobo se habían acabado en cuanto se les ocurrió jugar con el pequeño animal.
— Denki... lo hemos arruinado
— ¿Ah? Pero le mostramos respeto, ¿Lo dices por la mascota? — Kirishima suspiró mientras bajaba sus orejas y se echaba en el suelo desanimado.
— No, bro. El conejo ha de ser un cambia formas — el otro se espantó al escucharlo ahora comprendiendo todo — sólo espero que no sea su pareja, de otra forma estamos muertos
— ¿Un lobo y un conejo?
No podía imaginarse una pareja tan poco equilibrada como esa, una característica de todo cambia formas es que los instintos son clave en sus acciones. Imaginar a un lobo y un conejo conviviendo como enamorados era extraño, ¿Cómo podía el ceniza evitar comérselo? Si aún había oportunidad de mantenerse con vida en cuanto el conejo se recuperara, quería preguntarle directamente al alfa sobre eso.
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Una vida en el campo [KatsuDeku]
FanfictionIzuku Midoriya ha vivido en el campo junto a su madre desde siempre cerca de un frondoso bosque y un pequeño, pero acogedor pueblo. Su vida fluye con calma hasta el día en que avisan que en el santuario local han rescatado a un lobo mal herido. Moti...