Una vida en el campo [KatsuDeku]

XXI

— ¿Qué sueles comer, Midoriya? — Denki aprovechaba que Kirishima y Katsuki aún hablaban sobre el rumbo que debían tomar para acercarse al peliverde que en todo momento desde su despertar se había mantenido en su forma animal, callado, sólo observando las acciones de los demás. La tarea que debía realizar pronto junto a su compañero lobo era salir y buscar alimento, pero no tenía idea de qué sería la comida preferida de Izuku, quería traerle algo tan delicioso que con ello pudiese sonreír.

— cualquier cosa está bien, no te preocupes. También puedo comer algo de carne — se acostó haciéndose bolita en su sitio esperando a que el rubio ceniza volviera a su lado para sentirse seguro. Estar en un sitio totalmente desconocido ponía de los nervios a su lado instintivo, intentaba ser razonable, luchar consigo mismo para mantenerse en un sitio, no quería comenzar a correr sin sentido por el miedo.

— Traeré la mejor de las carnes, ya verás — comentó contento moviendo su cola antes de ir con los demás. La verdad es que no sabía cómo tratar con los demás para evitar que estuviesen tristes por tanto tiempo, nunca había tenido esa necesidad. Los lobos y otros cambia formas con quienes compartió una parte de su vida solían mejorar su estado de ánimo muy pronto motivados por la cacería, comer o saliendo a correr un rato para liberar estrés.

Eso o buscar reproducirse.

Le habían comentado que incluso ir por la idea de tener crías disminuía demasiado los malestares, ¿Tal vez Izuku sólo necesitaba un tiempo a solas con Katsuki? Como si fuese la idea del año, se acercó a Kirishima quien recién terminaba de hablar con el alfa para llevárselo a cazar. 

— Te veo muy feliz, ¿Es por Midoriya?

— ¡Exacto! Bro, necesitamos hacer que tengan sexo, estoy seguro que eso levantará el ánimo de esos dos — Kirishima le encontró sentido, también recordando que eso era algo que se frecuentaba en las manadas.

— Bueno, esperemos que este tiempo a solas les ayude, Katsuki igual anda algo decaído con todo esto

— Oh, ¡Podríamos traer cosas! Lo necesario para que se motiven a hacerlo, como flores aromáticas, comida accesible así como agua y una buena cama — Kirishima sonrió encantado.

— Me agrada la idea, pero antes de eso hay que conseguir un sitio para asentarnos — pocos pasos más adelante su andar se detuvo una vez pensó más a futuro cayendo en cuenta de un detalle — hey, ¿Qué clase de cachorros nacen de un lobo y un conejo?

— más conejitos y lobeznos, ¿No?

— Puede ser, pero se supone que la personalidad de cada uno es afectado por nuestro animal. ¿Te imaginas a un lobo con la personalidad de un conejo o viceversa? — Denki trató de imaginarlo, pero le pareció surreal, al menos hasta que Kirishima le ayudó a recordar — ¿Recuerdas al chico que tenía padres de distintas especies? No era una presa y un depredador, pero igual le afectó. Un lagarto con instintos de felino, muy loco

— Viejo es verdad, ¿Entonces conejos con instinto asesino? Quizá mestizos... — Kirishima se acercó a él con prisa para empujarlo un poco con su cuerpo tratando de que se calle — ¡Hey!

— No hablemos tan cerca de ellos de los mestizos, por precaución. Vamos, que hay que conseguir la comida

— ¡A paso de tortuga! Para que puedan coger buen rato — y así, ambos lobos avanzaron con calma entre la espesura del bosque.

_____________________________

Katsuki rozaba su hocico con el de Izuku o acariciaba con este su pelaje buscando dejar olor en él y relajarlo, desde su perspectiva parecía más un cachorro necesitado de atención. En un punto Izuku se acercó mucho más a él, casi dándole un abrazo, soltando las lágrimas que había tratado de seguir dejando fluir. No podía evitar sentirse destrozado con la idea de que debía alejarse de su madre, no había tenido siquiera la oportunidad de despedirse adecuadamente. ¿Tanto así era urgente escapar de casa?