Hisashi se encontraba sentado en el sofá de su departamento observando un pequeño niño frente a él que se entretenía con algunos juguetes que se le había dado momentos antes, no había expresión en el hombre, parecía estar sólo perdido en sus pensamientos hasta que alguien llegó a tocar la puerta.
— ¿Alguna novedad? — un hombre se situó a su espalda, no tenía la intención de voltear a verlo. Su hijo en cambio sí, no sabía quién era, sólo lo observaba.
— El asunto del viaje está resuelto, por ese lado no hay inconveniente alguno que valga la pena mencionar, pero lo que puede ser un contratiempo ahora es la situación en la casa de campo de la señora Midoriya — sacó una tableta en donde venía anotado todo, sólo le dio un vistazo rápido para evitar equivocarse en algunos datos antes de continuar — Shigaraki nos ha informado de la llegada de dos nuevos cambia formas pertenecientes a la especie de lobos, un par de betas. Creemos que, de esperar más tiempo, será mucho más complicado llevar al joven Midoriya con nosotros.
— Y eso es correcto, ¿Están preparados los demás? — se levantó encarando al otro quien asintió de inmediato haciendo sonreír con malicia a Hisashi quien fue y tomó en brazos al niño entregándolo con el hombre — lleva a Kouta con las nanas, he visto suficiente. Y sobre Izuku, pongan en marcha el plan
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La noche bañaba sus cuerpos con una frescura envidiable para cualquiera que viviera en las acaloradas ciudades y la luna embellecía sus miradas llenándolas de un color aún más vivo como si tuviesen la capacidad de irradiar luz a través de sus ojos. Los tres lobos se hallaban en el techo de la casa como una forma de relajarse observando desde la altura el terreno, Katsuki había subido primero para pensar tras haber tenido un terrible presentimiento, pero fue seguido casi de inmediato por los otros dos siéndole de guardia.
— hay comida para tres días, incluso para glotones como nosotros podrá durar ese tiempo — reportó Kirishima sonriente.
El alfa asintió satisfecho con lo dicho, pero aún metido en sus pensamientos. Todo rodeaba entorno al padre del peliverde, era lo único en lo que podía pensar que fuese un peligro real pues no sabía del poder del otro, lo que pueda atreverse a hacer o sus movimientos. No tenía nada. Su lobo y él se encontraban en un debate interno buscando soluciones a distintos escenarios, tener siempre una defensa o contraataque cuando algo viniese a intentar llevarse a Izuku.
La imagen de ellos dos huyendo al bosque volvía a repetirse en su cabeza, se preguntaba si era una visión o sólo una parte de sus instintos diciéndole que lo mejor era volver a su ambiente. Tenía más experiencia como lobo que lidiando con humanos, sabía que podría darle una buena vida a Izuku, se aseguraría de ello. Pero lo que enviaba a la mierda esa idea era la madre del chico, dejarla por su cuenta con ese demente deseando acabar con todo de ella era lo peor que podría hacer.
— MALDITA SEA, ¡AAAAAA! — Gritó con fuerza asustando a los otros dos, se levantó y miró a la luna como si buscara una respuesta de ella, que pudiese iluminarlo, solucionar todo. La retó con los ojos y la suplicó con el corazón. Una idea se repetía como una constante en su mente como si aquello hubiese sido la luna acudiendo a su llamado, no dejó de observarla aún después de eso, al menos hasta que Denki y Kirishima comenzaron a aullar — ¿Qué carajo?
— Tu forma de aullar a la luna es extraña — habló el rubio beta en broma mientras movía su cola lleno de energía. Ignorante del dilema en el que estaba el líder de manada pues la respuesta de la luna había sido demasiado para asimilar. Su madre le hablaba de cosas como esas antes de dejarlo partir en busca de su propio destino, para cualquiera serían sólo tradiciones de familia. Mitos sobre los hombres lobo, que los alfas podían hablar con la luna como una forma de buscar respuestas cuando no encuentran ninguna por más que intentan, una acción desesperada. Algo que no suele ocurrir tampoco, pero sentía que no fue el caso.
Primero que nada debía explicarle la situación al par de lobos, después poner en práctica el plan que era sólo una apuesta al destino. Era de esas pocas veces en las que se sentía tan inseguro de los pasos que daba pues no tenía nada que le ayudara a tener una pista de lo que pudiese ocurrir. Resumió como pudo lo que había estado ocurriendo, la amenaza a la manada y lo que la tía Inko le había dicho varias noches atrás desconcertando a ambos quienes no creían tener que lidiar con algo como riñas entre especies tan pronto.
Habían estado en otro tipo de problemas en la manada que pertenecieron un tiempo al nacer, no era algo constante, en realidad era raro de ver y lo usual era sólo pequeñas discusiones sobre de quién era cierto territorio o parte del bosque, escases de alimentos o cosas por el estilo. No que un alfa político y corrupto estuviese detrás de su anterior pareja para arrebatarle la cría que trajeron a la vida. Estaba de locos, pero había otra duda en Denki con respecto al amor que no podía quitarse de encima.
— ¿Por qué un alfa de ese calibre se emparejó con una humana? ¿No se supone que alfas y omegas ya están enlazados por la vida? — Kirishima no sabía la razón por la que últimamente ese tipo de temas llamaba mucho más la atención de su compañero, pero en momentos así parecía que toda su inteligencia se iba a preguntar cosas interesantes, incluso a él le pareció extraño aquello. Por lo general los betas eran quienes elegían estar con humanos por lo mismo de que alfas y omegas son más exclusivos.
Si un beta se enamora de alguno de ellos debía estar consciente que tarde o temprano la relación tendría que terminar por la atracción que su pareja comenzaría a sentir por su destinado. Sabiendo esto, no cualquiera tomaba ese riesgo, a menos que...
— A menos que ella no tuviese idea de que él era un alfa — habló esta vez el pelirrojo interesado totalmente en el drama que se armaba en sus pensamientos como si estuviese viendo una novela, Denki movió su cola entendiendo aquello e igualmente asombrado por lo descubierto. Mientras Katsuki gruñía en un tono suave, al menos ahora sólo faltaba explicarles la última parte — Entonces, ¿Matamos al padre cuando venga?
— Deku no querrá que haga eso — aún no hablaba de eso con él por petición de la tía, pero sentía que tarde o temprano se enteraría igual — matarlo será la última opción, primero hay que llevarlos al bosque un tiempo, encontrar un refugio y, si todo se sale de control... tienen mi autorización para destrozarle la garganta
— Bien... ¿Cuándo hay que movernos? — aún era de noche, tal vez pasadas un poco de las doce. Izuku recién se estaba despertando por sentirse solo en la habitación y con sed. Salió con calma a la cocina para servirse algo de agua antes de salir al patio para buscar a Katsuki pues podía escuchar su voz susurrante desde ahí, por el sueño le restó cierta importancia a lo que estuviese diciendo. Katsuki sabía que había despertado por el ruido que sintió y su aroma siendo más perceptible en cuanto su puerta se abrió, la charla había terminado.
— Esta noche los preparativos, mañana temprano la partida. Hay que movernos
Con eso dicho, Izuku abrió la puerta del patio encontrándose de lleno con el lobo ceniza que lo empujó con su hocico en dirección a la habitación para tratar de que vuelva a seguir durmiendo. Para ello debía quedarse a su lado, de otra forma sólo estaría ahí fuera rondando buscando estar a su lado, por la noche solía guiarse más por sus instintos, le era tierno, pero ese día no podría disfrutarlo como quisiera.
Esperaba que la luna pudiese escuchar el nuevo deseo que su corazón añoraba tanto. Sabía que estaba siendo molesto al pedir más cosas, pero no podía evitar pedirle a ella y el destino que todo saliera bien y pudiese formar una familia con Izuku, vivir tranquilos en donde ambos pudiesen sentirse cómodos observando cómo la manada comience a crecer. Sentirse orgulloso de sus crías, pero sobre todo feliz por haber logrado proteger la razón de su existir.
— Estoy bien — susurró un Izuku dormido como si pudiese sentir su pesar incluso sin estar del todo consciente, aquello caló profundo en su pecho impulsándolo a acurrucarse sólo un poco más a su lado. Lo que estaba por hacer era una apuesta arriesgada, si algo salía mal estaba dispuesto a luchar incluso con su vida para mantener a salvo al otro. Sin importar lo que costara, necesitaba que todo saliera bien.
Y así pasaron la última noche en la casa de campo que tanto amaba Izuku.
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Una vida en el campo [KatsuDeku]
FanfictionIzuku Midoriya ha vivido en el campo junto a su madre desde siempre cerca de un frondoso bosque y un pequeño, pero acogedor pueblo. Su vida fluye con calma hasta el día en que avisan que en el santuario local han rescatado a un lobo mal herido. Moti...