Cap. 18.- Trampa

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Bai Qing jaló a Mo XuanYu inútilmente, ya que el muchacho se negaba a moverse.

—No quiero ir —dijo—. Él va a estar allí.

—Mamá también va a estar allí —dijo Bai Qing—. Al igual que Shifu y Shishu. No vamos a dejar que nadie te haga nada.

Zhou ZiShu se acercó a los hermanos al verlos discutir y dijo:

—¿Están perdiendo el tiempo?

—Shifu, yo no quiero ir al banquete —dijo Mo XuanYu.

—Pequeño tontito —intervino Wen KeXing—. No tienes nada que temer.

—Jin GuangShan no querrá meterse en problemas con la delegación de Nanjiang —dijo Zhou ZiShu—. No le conviene. Y tampoco les conviene a Wen RuoHan y a Li Buyu permitirlo. Y aún así, nosotros te defenderemos. Eres parte de la villa Siji, y nadie se mete con mis alumnos sin consecuencias. Ahora vamos, se nos hace tarde.

Los dos jóvenes fueron a reunirse con el resto, y Wen KeXing miró a Zhou ZiShu como si no creyera sus palabras.

—¿Qué? —soltó Zhou ZiShu al notar los ojos de su esposo.

—Tú no crees nada de lo que le dijiste a XuanYu, ¿verdad? —preguntó Wen KeXing.

—Por supuesto que no. No soy ningún ingenuo. Así que tendremos que mantener vigilado a Jin GuangShan. ¿Lo has oído?

Mientras su breve conversación transcurría, habían salido del cuarto y se encontraban en uno de los jardines de la secta Wuliang. Zhang Chengling salió silenciosamente de las sombras y se acercó a ellos.

—Jin GuangShan se reunió con Wen RouHan —dijo—. No alcancé a escuchar de qué hablaban, el guardaespaldas del líder Wen estaba allí.

—¿Quién es ese guardaespaldas? —preguntó Zhou ZiShu.

—Un tipo llamado Wen Zhuliu.

—Sigue alerta. Buen trabajo, Chengling.

Zhang Chengling sonrió de manera radiante antes de volver a las sombras del sitio, mientras que la pareja entró al salón principal de la secta Wuliang, dónde se llevaba a cabo el banquete de despedida. Li Buyu presidía el comedor, acompañado por Wen RuoHan, que no tenía reparos en mostrar la cara cuando antes se había comportado de manera distante del resto. Li Ziqing se encontraba junto a Wen Xu, charlando de diversas cosas mientras el resto se dedicaba a sus propios asuntos.

—A-Xu, ¿estás nervioso? —preguntó Wen KeXing.

—No digas tonterías —dijo Zhou ZiShu.

Era solo que estaba más acostumbrado a andar lejos de las miradas del público, una constante a lo largo de su vida. Pero esto era diferente, ahora debía dar la cara por su secta.

—¡Shifu! —exclamó Wei Ying extendiendo la mano en un saludo.

Lan Chuihan y Song Chungui se encontraban a su lado, junto con el resto de sus estudiantes. Los jóvenes habían estado intercambiando opiniones sobre los encuentros que se habían llevado a cabo, comparando impresiones y compartiendo técnicas inocentes. Fue cuestión de tiempo para que la charla se volviera más animada conforme la velada avanzaba.

—Voy a salir —dijo Mo XuanYu poniéndose de pie—. Me siento un poco mareado.

—Voy contigo —dijo Bai Qing levantándose de su asiento.

Los hermanos salieron. Al poco tiempo, Wei Ying y Xue Yang intercambiaron una mirada y Zhou ZiShu dijo, poniéndose de pie:

—Hagan lo que quieran. Yo iré a buscar más de este maravilloso vino.

Entretanto, Mo XuanYu y Bai Qing caminaban por uno de los jardines cercanos a la plataforma Bagua. El sitio era espacioso, por lo que podían andar sin estar cerca de las orillas.

—¿Te sientes mejor? —preguntó Bai Qing.

—Sí, ya estoy...

Una tercera voz sobresaltó a los hermanos. Mo XuanYu se paralizó al escucharla, reconociéndola al instante, y sintió la garganta seca.

—XuanYu...

—Su nombre es JunHuang —dijo Bai Qing con ferocidad.

—A-Qing, está bien —dijo Mo XuanYu con un susurro seco—. Ella me conoce.

Después de todo, ella le había dado la vida. La concubina Mo salió a su encuentro, dirigiendo su mirada a Mo XuanYu, que dio un paso atrás como si hubiera recibido un golpe. el joven tragó saliva sin despegar los ojos de la mujer hasta que Bai Qing tomó su mano, gritando:

—¡Cuidado!

Ambos se movieron de allí en el momento que una red era disparada hacia el lugar en el que habían estado. La adrenalina se disparó de golpe en los dos muchachos, que se lanzaron al ataque cuando se vieron rodeados por varios guardias. Sin embargo, fue cuestión de tiempo para que ambos fueran apresados a pesar de sus esfuerzos, y Jin GuangShan apareció con gesto de victoria.

—Llevas muchos años fuera de casa, XuanYu —dijo—. Es hora de que regreses, y como veo que te gusta esta muchachita, te dejaré tenerla a tu lado con tu sirvienta.

El miedo que Mo XuanYu había sentido fue sustituido por la furia, y trató de zafarse del agarre de los hombres que lo tenían prisionero.

—¡No tienes derecho! —gritó.

—Por supuesto que lo tengo —dijo Jin GuangShan.

Mo XuanYu dirigió la mirada a la concubina Mo, que no se atrevió a mirarlo. ¡Todo esto había sido una trampa y ella fue el cebo! Como siempre, la mujer que lo dio a luz le había dado la espalda y ahora estaban en este predicamento por su culpa.

—Llevénselos —dijo Jin GuangShan—. Vayan directo a la torre Koi.

Sin embargo, antes de que pudieran moverse, fueron sorpresivamente emboscados.

Una segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora