Cap. 22.- Los habitantes de la cueva

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Quien había encontrado la cueva era Lan Chuihan. El joven esperó a que los demás se reunieran con él, mientras que Song Chungui revisaba la pierna herida de Lan WangJi. A su lado, las Emisarias Feiling buscaban una forma de bajar sin peligro.

—¿Qué están esperando? —replicó Wen Chao cuando finalmente llegó.
—Esperamos que Su Excelencia haga los honores —dijo Lan Chuihan con calma.

No le agradaba mucho la situación, pero lo mejor que podía hacer era no agravarla más ofendiendo al joven maestro de la secta Wen, independientemente de lo que pensará de él. Sus palabras sirvieron a su objetivo: Wen Chao sonrió con petulancia y ordenó bajar, algo que hicieron con cuidado. Xue Yang se acercó a Wei Ying dándole un codazo y dijo:

—Hay mucha energía resentida aquí.
—Sí, demasiada —coincidió Wei Ying—. Pero hay otro tipo de energía que la está contrarrestando.

Los jóvenes registraron el lugar hasta que se reunieron al lado de un lago. Hua Xiangrong dirigió la mirada hacia éste y, luego de unos minutos de observación, dijo:

—Es posible que lo que buscamos se encuentre en el fondo.
—Entonces usemos algo para atraerla —dijo Wen Chao—. Hay que cortar a alguien y colgarlo en el lago. Seguro su sangre servirá como carnada.
—¿Acaso enloqueciste? —le increpó Jin ZiXuan.

Wang Lingjiao sonrió, buscando víctimas. Pensó en Luo Qingyang, había visto a Wen Chao molestando a esa muchachita y no podía permitir que esa mustia le quitara a su hombre. Pero después recordó la forma tan soberbia en la que Bai Qing la trató y decidió darle una lección. Con un gesto que fingía ser casual, la mujer señaló a la menor y dijo:

—¿Qué tal ella?
—Sobre mi cadáver —dijo Mo XuanYu poniéndose frente a su hermana.

Wen Chao hizo una mueca de disgusto. Bai Qing era una pequeña belleza salvaje que esperaba domar y tener como una esclava o concubina, pero en ese momento le importaba más Wang Lingjiao, así que aceptó. Y mirando a Mo XuanYu, dijo con una sonrisa asquerosa:

—Que los cuelgen a los dos.
—Ni lo piensen —dijo Wei Ying situándose a la derecha de Mo XuanYu.
—El que se acerque, se muere —amenazó Xue Yang tomando su lugar a la izquierda de Mo XuanYu.
—¿Y cómo van a defenderse si no tienen armas? —se burló Wen Chao—. Traiganlos a los cuatro.
—Audaz de tu parte asumir que necesitamos armas —replicó Bai Qing.

Los guardias de los Wen se dirigieron al cuarteto, y para sorpresa de los presentes, todos terminaron convertidos en muñecas Daruma. Wei Ying sonrió con evidente descaro y tomó una de las armas caídas, con la que amenazó a Wen Chao. De repente, el suelo comenzó a temblar, y una enorme tortuga emergió del lago.

¡Era el Xuanwu de la matanza!

—¡Todos, aquí! —exclamó Xue Yang sacando una bolsa Qiankun de la manga de su túnica.

El joven abrió la bolsa, y de inmediato cientos de armas salieron disparadas a sus respectivos dueños. Las Emisarias Feiling no perdieron el tiempo: apenas recuperaron sus arcos, lanzaron flechas heladas a la tortuga, mientras el resto se enfrentaba a los guardias Wen que quedaban en pie. En medio de la trifulca, Wang Lingjiao no perdió la oportunidad de perseguir a Bai Qing con la barra de acero, dispuesta a resarcir su dignidad por lo dicho anteriormente. Ambas mujeres se enfrentaron, y Bai Qing se deshizo rápidamente de Wang Lingjiao; de tal modo que cuando las cosas finalmente se calmaron, los Wen ya se habían ido dejándolos encerrados en el interior de la cueva.

—Tú sabías esto, ¿no? —preguntó Wei Ying a Mo XuanYu.
—Él lo ideó todo —dijo Xue Yang—. A-Qing y yo solo tuvimos que infiltrarnos dentro. Fue relativamente fácil.
—Sí, sí, espero que alguno de ustedes tenga una idea de cómo salir de aquí —replicó Yun Xiangyi con molestia.
—¿Ustedes las Emisarias Feiling son así de aprensivas?
—Wei WuXian, deja de jugar —replicó Jiang Cheng—. Tenemos que encontrar una forma de salir.

Wei Ying, Mo XuanYu y Bai Qing voltearon hacia Xue Yang, que soltó en cuánto notó las miradas sobre él:

—¿Qué?
—Pues… ahí hay un lago —dijo Mo XuanYu.
—¿Y qué? Ah, ya entiendo. Bien, bien.

Xue Yang se acercó al lago y desplegó su abanico. Completamente pegado a la orilla, dibujó un arco usando el agua del lugar, pero a medio camino éste se desdibujó cuando el Xuanwu emergió nuevamente. El joven retrocedió, y al poco tiempo un hombre vestido de blanco se acercó corriendo, extendió las manos frente a la criatura y dijo:

—Tranquilo, no te inquietes.

Otro hombre apareció e hizo una seña a los muchachos, diciendo:

—Apártense de la orilla. Vengan acá.

Wei Ying sonrió al reconocerlos, pero no dijo nada hasta que la tortuga regresó al fondo del lago; fue entonces que corrió hacia el hombre de blanco y lo abrazó exclamando:

—¡Abuelo!
—A-Ying, aunque realmente esperaba tu visita, no imaginé que sería en estas circunstancias —dijo Jun Wu despeinando el cabello de Wei Ying.

El joven se echó a reír. Mei Nian Qing se acercó a ellos, saludando a Wei Ying, y dijo:

—Tenemos que sacarlos de aquí.
—Lo sé —dijo Jun Wu—. ¿Pero no puedes disfrutar de la visita de nuestro pequeño Xian Le?

Después de años en encierro, Jun Wu finalmente había dejado atrás los rencores y la locura del pasado, recorriendo el mundo junto a Mei Nian Qing mientras buscaban una forma de resarcir el daño causado por el antiguo gran dios. Cuando ambos escucharon sobre el Xuanwu enclaustrado en esta cueva, decidieron venir para intentar purgar su energía demoníaca.

—Y nos había ido bastante bien hasta que los Wen vinieron aquí —dijo Mei Nian Qing mientras guiaba a los muchachos fuera del lugar usando un pasadizo creado por ambos.
—Esos malditos idiotas —resopló Xue Yang.

Llegaron al final del pasadizo. Para su sorpresa, Zhang Chengling les esperaba, junto a Xie Lian, Shi QingXuan y Mu Qing.

—¡Baba! —exclamó Wei Ying.
—¡A-Niang! —exclamó Xue Yang.
—¡Papá! —exclamaron Mo XuanYu y Bai Qing al mismo tiempo.

Los chicos corrieron al encuentro de sus padres, y los dioses custodiaron a los demás jóvenes de regreso a sus sectas. Antes de despedirse, Jiang Cheng le dijo a Wei Ying:

—Casi lo olvido: mi padre conoció a los tuyos. Así que, si quieres, puedes venir a Yunmeng si deseas hablar con él. Y si vienes, podemos jugar juntos.
—Cuenta con eso —dijo Wei Ying—. Te escribiré, y me llevarás a comer esa comida tan picante que dices tener.

Los chicos se despidieron, y el grupo restante se dirigió a Nanjiang.

—Lu Ta sigue insistiendo que no desea tener nada que ver con las Llanuras Centrales —dijo Zhang Chengling—. Y estoy empezando a creer que tiene razón.
—No seas tan duro —dijo Xie Lian—. No todos en las Llanuras Centrales son así.
—Pues espero no volver.
—Baba, ¿yo sí puedo volver? —preguntó Wei Ying—. Quiero hablar con el líder Jiang.
—Ya veremos, A-Ying —dijo Xie Lian.

Sin embargo, algo en su interior le decía que no era buena idea.

❁❁❁❁❁

Y se viene la primera oleada de cuchillos, ohsíohsí. 

Disculpen ustedes la ausencia, tuve deberes de la vida adulta que requirieron mi atención, así que como compensación les traigo actualización doble 🖤🖤

Una segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora