Cap. 42.- La pelea bajo el eclipse

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El cielo se iba tiñendo de rojo lentamente. La luz carmesí que bañaba el cielo se reflejó brevemente en las hojas de las espadas empuñadas por los combatientes en tierra, que se enfrentaban como si desafiaran al mismo destino, que buscaba su desaparición de esta tierra.

No había forma en que lo supieran, pero eso era precisamente lo que hacían: escapar del destino, personificado en cuatro agentes del inframundo que enfrentaban al grupo refugiado en los túmulos funerarios.

Xie Bian había pensado en cómo enfrentar el problema mientras se dirigía hacia Yiling. Le había dado vueltas al asunto una y otra vez, meditando cuál sería el enfoque ideal para ello, con tal de no recurrir al Yinqie Juce; él sabía mejor que nadie lo terrible que era enfrentar tu vida pasada en presencia de extraños y deseaba no dar ese paso. Así pues, decidió que iba a enfrentarse a ellos en batalla: de ese modo, al analizar su estilo de pelea, podría adivinar si los cuatro chicos habían cedido a sus demonios internos.

Sin embargo, estando ya en batalla, le era difícil dilucidar si habían llegado al punto de no retorno o si aún podían salvarse. Mientras el enfrentamiento se desarrollaba, la Impermanencia Blanca había contado parcialmente detalles de las vidas pasadas de los chicos, algo que había comenzado a ser contraproducente.

La espada Suibian se detuvo a pocos centímetros de su cuello, siendo apenas bloqueada por su propia espada. Sin ceder un ápice, Wei Ying aumentó el empuje de su ataque, lo que hizo que Xie Bian retrocediera de un salto para evitar el peligro. A poca distancia de donde se encontraba, Xue Yang y Fan Wushe se enfrentaban en un duelo muy cerrado, mientras Du Zhe y Du Yu luchaban codo a codo con Mo XuanYu y Bai Qing, a quienes les costaba seguirles el paso.

—No esperarás que de verdad crea todo eso de las vidas pasadas —dijo Wei Ying, dispuesto a echar mano del dizi apostado en su cintura.

Xie Bian actuó más rápido, invocando su arma del alma. Un bastón estilizado de jade apareció en su mano y lo hizo girar, con lo que una serie de finos hilos aparecieron en su extremo, los cuales, sin embargo, desaparecieron rápidamente cuando una oleada de agua los separó bruscamente. La mirada de la Impermanencia Blanca se dirigió hacia el recién llegado, viendo con sorpresa como Shi WuDu se acercaba a ellos.

—¡Tío! —exclamó Xue Yang, alegre.

Sin embargo, eso no apartó su atención de la batalla, apartándose justo a tiempo para evitar un nuevo ataque de Fan Wushe. La Impermanencia Negra volteó hacia su compañero fugazmente, mientras los aprendices fantasma pasaban como un rayo cerca de ellos, con lo que Mo XuanYu y Bai Qing estuvieron cerca de Wei Ying y Xue Yang. Sorpresivamente, Shi WuDu se colocó frente a ellos, con la cabeza aún palpitándole dolorosamente pero dispuesto a luchar para defender a su sobrino y a los tres niños con los que había crecido tan estrechamente.

—Váyanse —dijo el dios.

—Pero...

—¡Ahora!

Con un aspaviento de la mano, Shi WuDu conjuró una oleada de agua que dirigió a sus atacantes, sin embargo, Fan Wushe se movió con rapidez logrando esquivar el ataque, corriendo hacia el dios, que acudió a su encuentro usando el abanico para lanzar diversos ataques contra la Impermanencia Negra, y al mismo tiempo creaba barreras de protección para los jóvenes.

A la lejanía, Shi WuDu pudo ver a su hermano, junto a Lang QianQiu, Xie Lian y Mu Qing, tratando de acercarse sin tener éxito, lo que le hizo notar que había una barrera externa. De repente, tanto sus ataques como sus protecciones se desvanecieron, y el dios del agua se vio acometido por una nueva migraña que lo desconcentró lo suficiente para que Fan Wushe se abriera paso, logrando herirlo en el abdomen; lo cual le hizo caer.

Xue Yang volvió a enfrentarse a la Impermanencia Negra, con una furia inusitada, lo que poco a poco dejaba ver la naturaleza salvaje que en una vida anterior lo había conducido a la desgracia. Xie Bian negó con la cabeza, usando el bastón Wuqiongbi para bloquear un nuevo ataque, esta vez por parte de Mo XuanYu. Ya no tenía más alternativa, por lo que sacó el libro Yinqie Juce y tomó cuatro páginas, las cuales fueron activadas con una pizza de poder espiritual de la Impermanencia Blanca.

Un haz de luz blanca apareció, cegando a todos los presentes.


Una segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora