Extra 3: La villa Mo

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—¿Hay una qué en dónde?

Mu Qing, inesperadamente, sonrió con las palabras de Mo XuanYu. Lo que le acababa de decir era algo normal para él, pero su hijo no había presenciado nada similar; por lo que esperaba un poco la reacción que había tenido, así que repitió sus palabras con lentitud.

—Hay una estatua en la montaña Dafan que abandonó su lugar y ahora está en las inmediaciones de la villa Mo.

Mo XuanYu entrecerró los ojos con sospecha, como si pensara que su padre le estuviera jugando una broma para después decir:

—Las estatuas no se mueven.

—Hay algunas que sí —le aseguró el dios con una mueca de disgusto.

—Y... ¿es en las inmediaciones de la villa Mo?

Ahora que el tema fantástico había sido resuelto, venía el tema serio. Mo XuanYu no había tenido noticias de su familia materna desde el desastroso intento de secuestro (porque eso había sido) de Jin GuangShan en la reunión de Jiaolong, ocurrida años atrás. Se había sentido tan indignado de que el hombre quisiera recuperarlo al ver que no se había convertido en un inútil y, al mismo tiempo, decepcionado por el actuar de la mujer que lo había traído al mundo, que cortó relaciones definitivamente con ambos.

Todo lo demás que sucedió después había pasado demasiado rápido como para preocuparse de otra cosa que no fuera su propia vida.

—Si no quieres ir... —sugirió Mu Qing, siendo interrumpido por Mo XuanYu.

—No, está bien —dijo el joven.

Mo XuanYu se había convertido en oficial adjunto del palacio Xuan Zhen, y era su deber ayudar a la gente que lo necesitara, aún si eso quería decir que debía acercarse a un sitio que no era de su agrado. Gajes del oficio. Por lo tanto, se dirigió al sitio siendo acompañado por su padre, y cuando llegó al sitio casi se detiene en su lugar, estupefacto de ver que había una estatua caminando.

—No te detengas —le dijo Mu Qing, tomándolo del brazo para que siguiera avanzando.

—Lo siento —dijo Mo XuanYu, sacudiendo la cabeza.

No podía darse el lujo de retrasarse en una misión. Pero, una estatua cobrando vida propia era algo que no se veía todos los días. Tendrá que admirarla mientras pelea contra ella. Fue entonces que la reconoció, era la deidad hada de la montaña Dafan, la que solía ser adorada por las villas cercanas. Eso la hacía bastante poderosa.

Pero aún así, pudo ser vencida. Mo XuanYu estuvo a punto de celebrar la victoria cuando un alboroto cercano llamó su atención. Vio a un grupo de personas con túnicas claras molestando a un chico, y estuvo a punto de acercarse para ayudar cuando lo vio claramente y se detuvo. Ese chico era su primo, Mo Ziyuan.

—No sirves ni siquiera para ser una carnada —decía el líder del grupo—. Debiste quedarte en la secta, solamente fuiste un estorbo.

Mo XuanYu se mantuvo en silencio, mirando como su primo era molestado, y después reanudó la marcha hacia ese grupo, diciendo:

—No lo molesten.

El pequeño grupo volteó, todos dispuestos a buscar pelea, pero se detuvieron al ver a Mo XuanYu y se dispersaron, corriendo. No esperaba realmente nada de su primo, pero de todas formas lo acompañó hasta su hogar para evitar que lo molestaran. Ambos permanecieron en silencio hasta que llegaron a la villa Mo, y fue inevitable para Mo XuanYu no mirar alrededor. Después de todo, había vivido aquí en su vida anterior... y había muerto, solo, abandonado y enloquecido.

No pudo evitar preguntarse qué había pasado con su alma después de abandonar su cuerpo. ¿Habría vagado por ahí antes de llegar al inframundo? ¿Se había desvanecido en la nada?

—¿Qué haces tú aquí?

La voz de su tía lo sacó de sus pensamientos, y miró a la señora. Podría decirle mil y una cosas, pero se dio cuenta de que no valía la pena. Eran personas mezquinas, y no tenía caso pensar en ellas.

—Su hijo fue maltratado por un grupo de personas —dijo fríamente—. Pensé que sería una buena idea acompañarlo para evitar que lo asaltaran, ya sabe. Como es un inútil que ni siquiera sabe cultivar...

Fue gratificante ver las caras de ambos, no lo va a negar. Mo XuanYu se dio la vuelta para alejarse de allí, cuando su tía le dijo:

—Seguro tu madre estará feliz en el infierno.

—¿Ah? —preguntó Mo XuanYu, volteando hacia la mujer, que le señaló el salón ceremonial de la familia.

—Ahí la dejamos después de que se colgara por ser echada de Lanling Jin.

Mo XuanYu frunció el ceño, dirigiéndose hacia el salón ancestral de la familia Mo, constatando que su tía le había dicho la verdad. Se dio cuenta que el sitio donde él había vivido en su otra vida estaba a poca distancia de allí. El joven solamente prendió un incienso por el alma de su madre y elevó una oración por ella, para después irse de allí. No tenía caso lamentarse por el pasado.

Una segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora