Cap. 4.- Un pedido de ayuda

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La pequeña familia llegó a Yiling luego de varias días de viaje. El hombre sonrió, soltando la cuerda del burro donde venían su esposa y su hijo, y dijo:

—Bienvenidos a Yiling.

CangSe SanRen se echó a reír como si su esposo, Wei ChangZe, hubiera dicho algo gracioso, y sus carcajadas despertaron al niño que cargaba entre sus brazos. La cultivadora volteó hacia el pequeño y dijo:

—Llegamos, A-Ying.

El niño sonrió, mirando alrededor conforme se adentraban en la ciudad. Aunque ambos eran cultivadores errantes, había dos paradas obligatorias para ellos: la ciudad de Yiling para ella, y Muelle de Loto para él. Las razones eran sencillas: nostalgia, y adoración. Wei ChangZe y CangSe SanRen se habían conocido durante una cacería en la ciudad de Yiling, por lo que fue en este mismo sitio dónde se casaron. En cuanto a lo otro…

Era sabido que los cultivadores errantes adoraban a Su Alteza Xian Le y a su esposo Lluvia Sangrienta que busca la flor, por lo que Yiling era una parada obligatoria de peregrinación. Por otro lado, en Yunmeng se había adoptado el culto a la Señora del Viento y el rey demonio Agua Negra, por lo que ambos se volvieron deidades patronas de la secta Jiang y las sectas pequeñas que residían en los alrededores. Wei ChangZe y CangSe SanRen se habían organizado para ir a Yiling y de ahí dirigirse a Muelle de Loto; generalmente ella iba al templo de la ciudad a ofrecer sus oraciones mientras él esperaba en una posada, y al llegar a Yunmeng él iba al templo de la secta a reza mientras ella esperaba fuera. Pero esta vez sería diferente: su hijo, Wei Ying, había cumplido los cuatro años, por lo que consideraron que el niño estaba listo para acompañarlos a las peregrinaciones. Esta sería la primera vez que toda la familia asisitiría al templo de Yiling, y después irían al templo de Yunmeng.

—A-Ren, creo que esta vez sí deberías venir conmigo a Muelle de Loto —dijo Wei ChangZe mientras se detenían en una posada—. Llevaré a A-Ying allá, tal vez se lleve bien con los hijos de Fengmian.
—Ah, no sé —dijo CangSe SanRen arrugando la nariz—. No nos fue muy bien la última vez que estuve allí.

De eso habían pasado muchos años. Su amigo en común, Jiang Fengmian, tenía poco tiempo de haberse casado con Yu ZiYuan, la famosa Araña Violeta. CangSe SanRen había escuchado hablar de ella, por lo que estaba emocionada por conocerla y, sobre todo, por enfrentarla: claramente tenía que experimentar de primera mano las habilidades de una mujer tan talentosa como ella. No sabía la clase de cosas que habría oído al respecto, pero el recibimiento que Yu ZiYuan le dio fue de todo menos amigable y aquel momento había sido tenso e incómodo. Así que, para mantener la paz, cada vez que iban a Yunmeng, Wei ChangZe iba a Muelle de Loto solo. Pero, CangSe SanRen estaba dispuesta a poner un pie allí de nuevo por su hijo: tenía que estar allí para defender a A-Ying en caso de que la esposa de su amigo hiciera algo contra él. Confiaba en que su esposo no se quedaría de brazos cruzados, pero era mejor asegurarse. Su plan era quedarse en Yiling para pasar la noche y partir al día siguiente en dirección a Muelle de Loto para seguir con su peregrinación.

Por desgracia, el destino tenía preparada otra cosa.

La familia Wei entró al templo erigido a Su Alteza el príncipe heredero, encendieron algunos inciensos, rezaron a la pareja allí adorada pidiendo su bendición y salieron del lugar. Antes de volver a la posada donde pasarían la noche, la pareja paseó con su hijo por la ciudad, compraron algunas cosas, un poco de ropa y un juguete para A-Ying; la habían pasado tan bien que perdieron la noción del tiempo y cuando se dieron cuenta de que estaba anocheciendo se apresuraron a volver.

—Te dije que no debíamos ir a jugar a la plaza —replicó Wei ChangZe a modo de broma, cargando a un dormido Wei Ying.
—No fue tan malo, hasta tú te divertiste —dijo CangSe SanRen dando una vuelta sobre sí misma, como si estuviera bailando.
—Seguro llegaremos a la posada y la cocina estará cerrada.
—Menos mal tenemos provisiones de sobra.

Una segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora