Cap. 37.- Emboscada en Yiling

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Había un solo motivo por el que la gente de la villa Siji seguía volviendo a las Llanuras Centrales. Cuando los jóvenes lo expresaron, los adultos decidieron respetar su decisión; pero tomando en cuenta lo sucedido en las veces anteriores que pusieron un pie allí tuvieron una condición: cada vez que tuvieran que ir, llevarían protección adicional. Y además, habría puntos de control por los cuales se transportarían; y todos aquellos que quisieran verlos, tendrían que ir a un solo sitio para hacerlo.

—Nunca había visto Yunmeng tan transitada —dijo Jiang Cheng, viendo como Chang Ping se despedía de Xue Yang y se iba—. ¿A qué habrá venido?

Wei Ying, con un tallo de semillas de loto en la mano, se encogió de hombros con curiosidad. Cada vez que iban a visitar a los Jiang, siempre había alguien más esperando para ver a alguien: la vez anterior, Jiang YanLi, que se había casado con Jin ZiXuan, habían ido a ver a Bai Qing y Mo XuanYu, con el objetivo de presentarles a su hijo: un pequeño al que llamaron Jin Ling. Y la vez anterior a esa, Yuan Ying y Gu Hengbo habían ido a ver a los chicos, para ponerlos al corriente de todo lo sucedido con la recién caída Alianza Inmortal.

—La secta Cangyu cerró el paso a su secta, y la líder decidió no volver. La secta Chungyan quedó prácticamente arruinada por las acciones de Xu Zhinan y la secta Wuliang... ni se diga —había dicho Gu Hengbo.

Habían pasado pocos años después de ambas catástrofes, y todo parecía indicar que faltaría mucho tiempo para que la paz volviera a las Llanuras Centrales. Las sectas que parecían estar menos dañadas prestaban ayuda a las demás, en un acto genuinamente desinteresado.

—Eh, ¿qué tanto piensan?

Xue Yang se había acercado, atrayendo la atención de Jiang Cheng y Wei Ying, quién sonrió juguetonamente.

—¿Qué te dijo Chang Ping? —preguntó sin disimulo.

—Yiling es mi territorio —dijo Xue Yang—. ¿Pueden creerlo?

—¿Qué?

—Resulta que en Yiling hay una secta —intervino Mo XuanYu, acercándose—. O bueno, la había. Y como A-Yang es el único descendiente de la familia Xue, la secta es suya.

—Pensaba ir y echar un vistazo cuando regresemos a Nanjiang —dijo Xue Yang—. Tal vez nos sirva como punto de refugio cada vez que regresemos aquí. Ya sabes —añadió con una sonrisa—. Cuando llueva tanto que no podamos pasar.

—¡Cállate! —exclamó Jiang Cheng, y los cuatro se echaron a reír.

Después de un rato jugando y conviviendo, Mo XuanYu miró a Jiang Cheng y dijo con un fingido tono pomposo:

—Señor futuro líder de secta, dijo que quería hablar conmigo. ¿En qué le puede servir este humilde cultivador?

—Eres el hijo de un dios y una maestra de secta, de humilde no tienes ni el pelo —bromeó Jiang Cheng, antes de añadir con tono serio—. Necesito consejos.

—¿Sobre qué?

—Sobre cómo ser un buen hermano mayor.

Durante la guerra, los desacuerdos y malentendidos entre Jiang Fengmian y Yu ZiYuan se habían aclarado, y después de la misma, su relación mejoró considerablemente hasta que, finalmente, la señora de Muelle de Loto anunció que daría a luz a un nuevo joven maestro. El ambiente de Muelle de Loto era alegre y armonioso, por lo que hubo celebraciones de todo tipo.

—Entonces ha llegado al sitio correcto —dijo Mo XuanYu con una sonrisa.

√√√√√

Tal como lo habían dicho, los cuatro jóvenes se dirigieron a Yiling antes de regresar a Nanjiang. Bai Qing se acercó a Xue Yang y preguntó:

—¿Qué vas a hacer con este sitio?

—Primero habría que encontrarlo —dijo Xue Yang—. Después... ya veremos.

En realidad, su primer impulso había sido prenderle fuego a todo, pero sus padres lo persuadieron de no hacerlo. Entonces, su siguiente opción era levantar un templo, pero no estaba demasiado seguro. Así que realmente no sabía qué hacer, dado que era demasiado tarde para fingir demencia, dar media vuelta y largarse lo más lejos posible de allí.

—Ya, en serio, tienes que pensar en algo —dijo Wei Ying—. Tengo unas ideas...

El joven se detuvo repentinamente, turbado por algo. Cuando Xue Yang y Mo XuanYu siguieron su mirada, sintieron la misma perturbación que su amigo. Habían llegado a un lugar boscoso, cercado por gruesas ramas, entre las cuales se podía distinguir un gran hueco en forma de arco. Ese cerco de árboles era la antesala de los túmulos funerarios, y ese agujeron en la maleza era la salida que los tres habían creado en su escape.

—Mejor vámonos por otro...

Un nuevo escalofrío los recorrió, pero está vez se pusieron en alerta. Wei Ying fue el primero en moverse: con un fluido movimiento desenvainó a Suibian y partió en dos una flecha que había sido lanzada en su dirección. Al instante, los otros tres tomaron sus armas y se pusieron en posición de ataque justo cuando un grupo de túnicas doradas los rodeó apuntando sus arcos y flechas hacia ellos.

Y su líder, un joven llamado Jin Zixun, se abrió paso entre éstos señalando con dedo acusador, diciendo:

—Wei WuXian, es hora de que pagues por tus crímenes.

❁❁❁❁❁

Chan chan chaaaaaaan

Bueh, en realidad ya nos vemos venir que va a pasar, ¿verdad? -sorbito-

Una segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora