Una vez alguien me preguntó, si en algún momento de mi vida había experimentado la sensación de estar en el infierno. Siendo honesta, juzgo que lo más parecido que el ser humano puede llegar sentirse en el infinito abismo es no ser correspondido de la forma que espera o merece. Tal suplicio puede hacer que cualquier persona con suficiente aflicción hacia otra pierda la cordura y el poco juicio que posea, mucho más cuando han sido justos, verídicos y devotos hacia ese alguien. Aún cuando el corazón no es correspondido dignamente, inclusive si ha sido quebrantado y arruinado, no somos capaces de soltar cuando en verdad estimamos los momentos, roses de piel y, sentimientos con y hacia esa persona. Es angustioso como nuestro ser no obedece a la razón, como sabiendo que puede enfrentarse a un muro de realidad, verdad y objetividad, acelera el rumbo sin importar lo mucho que padezca, duela y sufra dicho golpe. Pero bueno, así somos no? Aquellos que padecemos de ser distintos y desiguales a esta pútrida, descompuesta y corrupta generación, estamos penados a ser asolados, afectados y magullados gracias a nuestros afables y benévolos corazones.
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𝙼𝚢 𝚋𝚛𝚊𝚒𝚗 𝚊𝚗𝚍 𝙸
PoetryNeil Smith dijo una vez "El control de las armas es el control mental" pero, ¿acaso es posible poder controlar nuestra mente? La mente humana es un laberinto sin final, un tablero de ajedrez en representación de la vida y nosotros somos los peones...