𝙼𝚢 𝚋𝚛𝚊𝚒𝚗 𝚊𝚗𝚍 𝙸

𝙾𝚗𝚎 𝚕𝚎𝚜𝚜 𝚏𝚘𝚕𝚕𝚘𝚠𝚎𝚛

Hace unos momentos divagaba por mi cuenta de Instagram y pude notar que me dejó de seguir aquella persona que consideraba algo más que un hermano, lo bloqueé de WhatsApp si lo sé, pero lo hice porque todos mis estados y cada cosa que hacía estaban siendo usados como forma de farsa en un grupo de personas a las que llegué a pensar que les importaba. Supongo que llegué a imaginar que por lo menos ahí me enteraría si estaba bien, si todo iba bien a su alrededor, pero ya no será así. Siendo honesta, a lo largo de mi vida he pasado por muchas cosas que han frustrado mi mente de mil maneras, pero el dolor que me ha dejado perderlo como amigo es muy inquietante, desconcertante, lastimoso y decepcionante. Jamás llegué a pensar que todas las cosas que viví con él, cada momento y toda la historia que teníamos iba a terminar de esta manera, o bien que iba a llegar a terminar. No puedo culparme por esto, me lastimó de muchas maneras, simplemente yo ya no le importaba como el a mi si, pero mi mente insiste en deambular por esas memorias que compartimos y todo mi ser se desgarra ante ello, destroza mi cabeza pensar que este fue el final de nuestra amistad, que este fue el desenlace de toda nuestra historia, que todo acabara tan mal entre nosotros por su desinterés, insensibilidad, puros chismes y su mal trato hacia mi persona. Lo he visto por la calle en varias ocasiones y si soy si sincera, su mirada cruzándose con la mía por una milésima de segundo y actuar como si fuésemos tan solo dos extraños ha sido todo un tormento para mi, no poder preguntarle ¿cómo estás? Y abrazarlo como aquellos días en los que fui un pilar en su vida, me ha agraviado intensamente. Tal vez llegue a superar todo esto, poder aceptar que el me falló como amigo de muchas formas posibles, que me hizo daño y que ya no será más parte de mi vida pero será toda una batalla para mi alma y mi cerebro poder conseguirlo.