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Harry y Eileen con once años

Las mejillas de ella se llenan de chicle cuando este le explota, Harry estalla en carcajadas observándola, Eileen le frunce el ceño disgustada, pero eso no hace que la risa del pelirrojo se detenga.

—Por reírte me compras un helado —Lo acusa, él alza una ceja en su dirección, pero luego se encoje de hombros.

—Solo porque también quiero uno.

Los niños ya no tan pequeños se acercan a un carrito junto a Niash, el perrito blanco que jugaba en soledad.

—Eileen, primero el chicle y ahora el helado, ¿no puedes comer bien? — Harry suspira viendo a su amiga molesta con su boca cubierta de helado de chocolate, toma una servilleta y la limpia cuidadosamente—. Come como una persona normal, finge que eres de la realeza, Galletita.

Fingi qui iris di li rilizi, Gillititi— le hace muecas haciendo que ruede los ojos—. Principito de...—detiene sus palabras, ambos abren los ojos enormemente.

—¿Acaso ibas a decir una mala palabra? —la acusa—. Le diré a Aline.

—No, haré todo lo que quieras, Harry, pero no le digas a mi madre —Se alarma ella.

—Ya veré que hacer contigo —Entrecierra sus ojos, luego se mantienen en silencio un rato.

—Harry, siempre vamos a ser amigos ¿cierto? —Ella mira el césped debajo de sus pies, él toma su mano haciendo que sus ojos se conecten, el pelirrojo le sonríe abiertamente.

—Claro, Galletita.

VacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora