—Que sorpresa —Aline me recibe en la puerta de su casa —Hace tiempo no te veía, Harry —Sonríe de forma dulce, le regreso la sonrisa, aunque no llega a mis ojos y ella se da cuenta, solo que no dice nada al respecto.
—¿Eileen se encuentra en casa? —Pregunto suspirando, ella asiente con la cabeza y se hace a un lado permitiéndome el paso.
—Está en su habitación —Me hace saber—. Arreglen sus cosas, por favor —Me da una última sonrisa antes de que me deje solo en la sala.
Subo los escalones de la escalera rumbo hacia ella, cuando me encuentro frente a su puerta rosa me noto indeciso, en si hablar con ella o no, pero es que la necesito tanto en mi vida, la extraño demasiado. Cuando voy a tocar la madera escucho un sollozo desde adentro, frunzo el ceño y abro muy lentamente. Su habitación me da la bienvenida en cuanto la puerta está abierta completamente:
Sus paredes son rosas con decoraciones muy como ella, sencilla pero hermosa, una pared blanca está llena de fotos con personas especiales en su vida, con un enorme cartel de "Mi Familia" en lo alto.
Mis ojos se nublan cuando me doy cuenta de que en la mayoría de las fotos salgo yo. Tiene fotos con sus padres y los míos, mi hermano aparece en muchas y Rodrigo protagoniza algunas un tanto divertidas, Niash haciendo travesuras es captado varias veces, también están sus dos amigas, Tamaki y Sahira, al igual que Kenji y Eidan.
Su familia...
Miro hacia la cama donde ella esta acostada sin darse cuenta de mi presencia aun, su cuerpo se sacude en sollozos, entrecierro la puerta un poco y decido acercarme.
Cuando me siento en su cama y acaricio su cabello ella se sobresalta, pero se queda muy quieta, sin mirarme.
—¿Qué haces aquí? —Pregunta, su voz sale rara por llorar. En otra ocasión me hubiera reído o burlado, pero ahora solo apoyo mis codos en mis rodillas y agarro mi cabeza entre las manos.
—Llevo días sin dormir, desde la última vez que hablamos —Admito, la siento moverse a mi lado, poniéndose boca arriba—. Aquel día no pude decirte nada, me quedé paralizado.
—No tenías que decir nada...
—Pero quería hacerlo —Suspiro, cerrando los ojos con fuerza—. Quería decirte todo lo que sentí en ese momento, pero no pude, mi cuerpo actuó en mi contra y solo pude quedarme como tonto observando cómo te alejabas.
—Es lo que debíamos hacer, estamos mejor así.
—¡No es cierto! —La corto poniendo mis ojos sobre ella—. No lo es, Eileen, no estamos bien, o al menos yo no estoy bien, no duermo, no como, voy a la escuela porque mamá me obliga y Gareth se encarga de hacer que me bañe —Hacemos silencio, ella mirando su techo cubierto de algodones blancos aparentando ser nubes y yo mirándola a ella—. Te extraño —mi voz se hace ronca, mis ojos volviéndose llorosos— Te extraño mucho Eileen, siempre hemos estado juntos, ¿cómo hemos podido llegar a esto? —Vuelvo a sostener mi cabeza entre mis manos, llorando como hace días quería y no podía—. ¿Cómo hemos dejado que nuestra amistad se fuera a la mierda como lo hicimos?
—Porque somos un par de tontos —Susurra muy bajito, mis lágrimas siguen brotando hasta que un gran sollozo sale de mí.
—No quiero seguir siendo un tonto, quiero volver a ser tu principito y que tu vuelvas a ser mi galletita, que vayas a mi casa cuando te plazca y me molestes, que me acompañes a los partidos de baloncesto, quiero llevarte a tomar helado en el carrito del viejo Bax, de verdad quiero hacerlo —Suelto otro sollozo que es acompañado por uno de ella, se pone sobre sus rodillas encima de la cama y pasa sus brazos por mi cuello, yo paso los míos por su cintura—. Te quiero de vuelta, te necesito Eileen, por favor.

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Vacío
RomansaHarry y Eileen se conocieron cuando tenían cuatro años y como todos los niños, jugaron y se hicieron amigos, pero también crecieron. Él, el líder del equipo de baloncesto con un ego por las nubes y ella, la más inteligente en la preparatoria. Él, co...