Eden Hazard: La chica que conocía

1.1K 34 5
                                    

El ruido de las llaves abriendo la puerta era lo único que seguramente se oía en todo el sexto piso del edificio de departamentos.

Unos pasos suaves se oyeron desde el recibidor hasta la cocina, que se iluminó al abrir la puerta del refrigerador. Por más cuidado que se pusiera, era inevitable no hacer ruido al tomar un plato o cubiertos, y mucho menos cuando ni siquiera se tiene control de sí mismo.

Eden salió de su recámara y encendió la luz. Nuevamente y por tercer día seguido, Dakota llegaba a las 4 AM con copas de más.

Ninguno de los dos dijo nada. Él regresó a su habitación para seguir durmiendo y ella continuó comiendo la pasta fría que había sacado del frigorífico.

El sol comenzó a salir después de unas horas. Eden rodaba sobre su cama, pensando en qué es lo que iba a hacer con esa situación. No era ningún cobarde por admitir que no podía soportar que las cosas siguieran así, al contrario, tenía el valor de enfrentar lo que estaba pasando.

Se paró de la cama. Tomó una toalla y entró al baño. Encendió el reproductor de música que estaba sobre una repisa y abrió la llave de la regadera.

El agua fría hizo que la piel se le erizara. Pero era una sensación mil veces mejor que aguantar a Dakota y sus borracheras constantes.

Antes de que el reloj indicara las 10 AM, Eden salía de su recámara para ver el desastre que había en la sala y en la cocina.

El refrigerador tenía la puerta abierta. Había tres platos sucios y una botella de vino sobre la barra de la cocina. Las servilletas estaban regadas por el suelo, además de tenedores y cuchillos por todos lados.

Los sillones tenían los cojines revueltos. El atuendo que Dakota había usado la noche anterior estaba esparcido por doquier, mientras que ella, yacía boca abajo en un sofá solamente en ropa interior.

Eden estaba furioso. Sus ojos no podían creer el desorden que veía. Una cosa era llegar mal y otra muy diferente era actuar como loca sin sentido.

–¡Dakota! –Gritó sin importarle quien escuchara, pero no obtuvo respuesta–. Despierta. Necesitamos hablar seriamente –En esta ocasión la movió y de igual manera, ella no contestó.

Se dirigió a la cocina y llenó un vaso con agua. Si no se despertaba con eso, traería un tráiler para que se parara de ese sofá.

Se puso frente a ella y vertió el vaso completo sobre la cabeza y la espalda de Dakota, pues era drástico pero necesario en esos momentos. Ella, con un grito ahogado se puso de pie en menos de un segundo y le lanzó una mirada amenazadora.

–¿¡Estás bien!? –Gritó con una voz rasposa por la resaca que traía–. ¿¡Cómo se te ocurre mojarme, Eden!?

Él no respondió. Fue y dejó caer fuertemente el vaso sobre el comedor. Se dio la vuelta y la miró de la misma forma que ella lo había hecho segundos atrás. En esos momentos, estaba seguro de que Dakota era capaz de matarlo por haberla despertado de esa manera, pero era lo último que le importaba en ese instante.

–¿Es en serio, Eden? ¿Aventarme agua para despertarme? Ni que fueras mi mamá tratando de pararme de la cama para ir a la escuela –Dijo furiosa.

–Toma un baño, cámbiate y te espero aquí mismo para hablar –Dijo sereno y con los brazos cruzados.

Dakota estaba que echaba fuego por los oídos. Pasó a lado de Eden, ignorándolo y recogió la ropa que había regado por la sala. Entró al cuarto de baño y lo dejó ahí con la cabeza repleta de memorias.

En esos momentos era difícil recordar la forma en que ella lo había mirado aquella noche. Su ingenuidad y pureza lo habían hecho pensar que nunca le fallaría y que siempre estaría a su lado, no obstante ella se fue alejando de él hasta dejarlo relegado.

Entre canchas y amores - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora