·˚ ༘₊· ͟͟͞͞꒰➳
Al final de una era, los hombres del Shinsengumi luchaban para sostener los ideales samurái. Cuando una joven chica es lanzada en medio de ellos, se encuentra a si misma irrevocablemente atada a su trágico destino.
Este es un trabajo d...
El puño de Okita agarró el cuello de la ropa de Hijikata, y sacudió a su comandante como un animal furioso.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Okita Souji: ¡Estabas ahí! ¡Con él! ¡¿Cómo pudiste dejar que se rindiera?!
Esa era la pregunta que le comía la cabeza desde que habíamos salido de Edo, y ahora, finalmente, tendría su respuesta.
Okita Souji: ¡¿Por qué no lo salvaste?! ¡¡Hijikata-san, tú pudiste salvarlo!!
Toshizo Hijikata: ¡No, no podía!
La voz de Hijikata estaba a punto de romperse, y el hielo se había ido de sus ojos.
Toshizo Hijikata: ¡Claro que quería salvarlo! ¡Lo intenté! ¡¿Crees que quise dejarlo hacer eso?!
Okita Souji: ¡Y aún así-! … ¿No está muerto ahora…?
Su voz era poco más que un murmullo.
Toshizo Hijikata: Souji…
Los dedos de Okita cayeron a un lado del cuello de Hijikata, a cada lado de él.
Hubo un momento de silencio…
… Y entonces el puño de Okita se estampó en la cara de Hijikata de repente, con un resonante crack el otro hombre fue lanzado al suelo.
Okita Souji: Esta vez te voy a dejar ir con un puñetazo, pero eso no significa que te perdone.
Hijikata se levantó suavemente del suelo, mirando fijo a Okita.
Okita Souji: Tal vez he cambiado un poco… Ahora siento que entiendo cosas que antes no.
No parecía estar hablando ya con Hijikata, y Hijikata lo miraba confundido.
Luego de un momento, Hijikata suspiró.
Toshizo Hijikata: Kondo-san decidió hacer eso para que los demás pudiéramos escapar.
El plan de Kondo había sido hacerse pasar por otra persona—no decirles a los imperialistas que era Isami Kondo, o el jefe del Shinsengumi.
Le pasó por encima a las objeciones de Hijikata, riendo, y marchó hacia el enemigo para que el resto del Shinsengumi pudiera mantenerse vivo.
Toshizo Hijikata: …Sin embargo, la gente en Kyoto lo conocía. No había modo de que un plan así resultara a largo plazo. Estoy seguro de que él sabía eso.
Hijikata hizo todo lo que pudo para que la Corte Imperial le perdonara la vida a Kondo, pero al final no fue capaz de parar la ejecución.
Okita Souji: Si, maldición, eso me imaginé. Es típico de él.
Sonrió débilmente, pequeño.
Okita Souji: Pero… aun así, yo… no quería que muriera…
Yukimura Chizuru: Okita-san…
Pero yo no necesitaba decir nada. Él ya había entendido.
Había algunas cosas que incluso Hijikata no podía hacer.
Él quería que Kondo viviera tanto como Okita.
Okita Souji: ¿Qué harás ahora?
Hijikata se reía levemente.
Toshizo Hijikata: Kondo-san me confió al Shinsengumi, no voy a salir corriendo. Iré al norte con ellos, ¿y ustedes? Pueden venir, si quieren.
Tenía el presentimiento de que Okita se había decidido mucho antes de que Hijikata preguntara.
Miró al otro hombre a los ojos al hablar, mesuradamente.
Okita Souji: Yo no puedo ir con Hijikata-san.
Toshizo Hijikata: Ya veo…
Se veía ligeramente aliviado, pero también… triste.
Yukimura Chizuru: Um…
Me sentía mal interrumpiendo, pero parecía que Okita se había olvidado, y tenía que decir algo.
Yukimura Chizuru: Vimos a Yamazaki.
Hijikata levantó una ceja en mi dirección, y le expliqué como Yamazaki nos había estado ayudando a escapar y que estaba determinado a unirse a Hijikata lo más pronto posible.
Hijikata asintió, pero no volvió a preguntar sobre Yamazaki. Mientras se iba, sin embargo, me miró con una mirada extraña que nunca antes había visto en su cara.
Toshizo Hijikata: …Te encargo a Souji.
Yukimura Chizuru: ¡S-sí!
Sonrió, luego nos dio la espalda y se fue.
Okita Souji: Bien, ¿nos vamos también? A tu tierra natal, a buscar a Kodo-san.
Yukimura Chizuru: ¿Estás seguro?
Sonrió.
Okita Souji: Kodo-san puede liberarme de la maldición, ¿verdad?
Asentí.
Okita Souji: Además, quiero ayudarte. No me voy a rendir.
Algo en su sonrisa me preocupaba.
Yukimura Chizuru: Quiero ayudarte también.
Incluso si aprendíamos a negar los efectos del Agua de la Vida, no había punto si Okita ya no estaba conmigo.
Estaba feliz de que quisiera venir conmigo, pero…
Cuando miré sus ojos, algo que vi me hizo temer por nuestro futuro.