13. Dijimos cosas que eran ciertas, pero nos arrepentimos.

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Zoro se mantenia ansioso por la respuesta de el cocinero, el pequeño Zinan entre los brazos del rubio esperaba paciente algo que él no sabía y los Mugiwaras también esperaban un respuesta, sería algo muy chismoso de su parte, pero por dios... Ya estaban hartos de verlos negando sus sentimientos.

Después de tanto tiempo, tanto Zoro como Sanji podria encontrar amor. Aunque Zoro haya fallado ante lo de los destinados y las almas gemelas, estaba arrepentido por lo que había hechos, arrepentido por haberle fallado a tan maravilloso Omega como lo era Sanji, pero quería remediarlo todo, hacer las cosas correctamente.

— Ehh... Y-Yo...  —Sanji dudaba, no sabia que decir o hacer, solo se limitaba a sostener a el cachorro entre sus brazos.

— ¿Que dices?... ¿Quieres o... No?.  —Pregunto Zoro observando al rubio.

— Y-Yo... N-No lo se.  

— ¿Que?.

— N-No se que decirte... N-No se si decirte si o no. No estoy s-seguro. —Respondió mientras tartamudeaba sosteniendo al pequeño bebé entre sus brazos temblorosos.

Zoro se sintio confundido, pero a la vez se sentía triste. Bajo la mirada como perro regañado, se acerco y agarro a su hijo se levantó de su lugar y decidido irse de aquella habitación, la cual, compartía con el rubio y su hijo después de lo que sucedió en aquel hotel. Sanji se quedo pensando, no sabia que hacer, no sabía que estaba bien y que no.

Los Mugiwaras quedaron sorprendidos, ¿Que estaba pasando?. ¡¿Por qué eran tan tontos?!.


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El tiempo pasaba y pasaba, Zoro y Sanji ya no eran los mismos que fueron en un principio. Desde la pregunta que que Zoro le había hecho a Sanji todo era completamente distinto luego de que este no le haya dado una respuesta concreta.

Ellos eran distantes, ni un simple "hola" salía de sus bocas para dirigirse a su contrario, con los demás miembros de la tripulación eran todo lo contrario, hablaban animadamente con los otros, pero entre ellos no había ni una sola pizca de habla. Por su parte el pequeño Zinan estaba triste de que su Mama Omega no pasara tiempo junto a su padre y junto a él, es decir el pequeño quería pasar tiempo con ellos dos a la vez, pero sólo pasaba tiempo con Zoro sin estar con el rubio y sólo pasaba tiempo con Sanji sin estar con el peliverde.

Sanji aunque no entablara palabra alguna con el espadachín, y aunque el pequeño fuera hijo y la viva imagen de Zoro lo seguía cuidando. Zinan no tenía culpa de lo que sucedía, solo era un bebe, una criatura inocente que no sabía lo que los adultos hacían o no, el solo estaba inmerso en su mundo de un pequeño comenzando a descubrir la vida.

— Sanji-kun... ¿Estás aquí?. —La voz de Nami resonó en toda la cocina en busca del cocinero.

— O-Oh... Nami-swan, ¿Ocurre algo?. ¿Nesecita algo?. ¿Que pasa?. —Dijo levantandose de su lugar observando a la mujer reir levemente.

El cocinero se encontraba en la cocina, sentado en el comedor con los brazos sobre la mesa usando estos de almohada mientras dormía un poco, pero al escuchar a la mujer entrar al lugar y hablarle hizo que se despertara.

— Primero calmate un poco y segundo... Necesitamos tu ayuda con Zoro. —Mencionó ella mientras baja la mirada por un momento.

— ¿El... El M-Marimo?. —Tartamudeo. Sanji no estaba muy bien que digamos, ya que, se a desvelado últimamente con el pequeño bebé, pero no del todo como para que estuviera así, algo mas le sucedia.

El Hijo del Marimo. || ZᴏSᴀɴ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora