La luna iluminaba en su completo esplendor aquel encantador cielo estrellado. Las luces apagadas y lo único que iluminaba, muy levemente, la habitación era la luz de la luna entrando por la ventana atravesando las blancas cortinas.
Hace mucho que no sentían sus cuerpos, una leve caricia, nada. Como muy bien Zoro había dicho no han tenido relaciones íntimas desde antes de revelar que Sanji estaba embarazado del pequeño Sora. En estos momentos no pensaban en ajenos, no, solo en ellos y en el deseo de volver a sentirse nuevamente de aquella manera tan íntima.
Sus labios no se separaban en ningún momento, danzando de una manera tan placentera, sus manos acariciaban tímidamente y sin apuros sus cuerpos necesitados del otro.Ambos rodaron sobre la cama, Sanji estaba debajo de Zoro quien, entre las encantadoras piernas de su ajeno, lo besaba con deleite. Se acomodó mejor entre aquellas piernas que tanto adoraba y poco a poco se fueron retirando sus prendas. El calor iba en aumento, la habitación inundada de las feromonas de ambos. El cocinero se pensaba, sintiéndose un poco nervioso al observar a su esposo desnudarse sin apuros frente a él. Deslizó una de sus manos por el marcado abdomen del moreno, sintiendo aquella cicatriz debajo de la yema de sus dedos, mientras mordía sutilmente sus labios deseándolo por completo.
— No hagas eso. —Hablo Zoro, rompiendo aquella pequeña burbuja en la que estaban.
— ¿Qué estoy haciendo?. —Pregunto curioso y con inocencia en su voz.
Abrió un poco más sus piernas brindándole con espacio mejor a su compañero.
Zoro soltó un pequeño suspiro inclinándose ligeramente hacia su contrario.
— Muerdes de una manera tan jodidamente sensual tus labios, que se me es imposible no pensar en cómo puedo dejarte, completamente, destrozado sobre esta cama mientras mi semen sale a montones de tu rosado agujero escurriéndose por tus piernas. —Confesó observando esos hermosos ojos azules que se sorprendieron por tales palabras.
Sin embargo, sonrió de lado ladeando un poco su cabeza acarició con sus dedos el cuello moreno y se aferró a su nuca apresando las mejillas ajenas entre la palma de sus manos. Se acercaron ansiosos besando sus labios, el rubio con fuerza mordió el labio inferior de su ajeno quien gruño en el beso, pero sin problema le devolvió el favor con un poco mas de fuerza sacándole un poco de sangre acompañado de un gemido que fue música para sus oídos.
— Oh, Roronoaa~... —Ronroneo aquel apellido que ahora el tambien poseia observando la hambrienta mirada de su Alfa sobre el— No quiero amabilidad o gentileza esta noche. Haz que esta sea especial y que dure para siempre. Mi Omega y yo te deseamos por completo, haz exactamente lo que acabas de decir... Hazme el amor como tú solo lo sabes hacer. —Murmuró con una pequeña sonrisa.
Entre su mano sujetó la gran mano del moreno la cual se llevó al pecho. La deslizó provocativamente y lentamente por su cuerpo. Sentía que cada sutil roce quemaba. La palma tocó el frío metálico de la hebilla del cinturón y luego deslizó más hasta el pequeño bulto que resaltaba entre sus piernas. La mano de Zoro estaba bajo el control de la mano de su rubio cocinero quien la deslizaba entre sus piernas sonriéndole juguetón.
Lo estaba matando, moriría de un infarto al corazón, Sanji era aquel fruto prohibido. Lo provocaba con sus acciones, como se mordía los labios, como le hablaba, las cosas que le decía. Era tan irreal, pero tan malditamente bueno.Aun sosteniendo la mano del mayor entre la suya, con su mano libre quitó su cinturón arrojándolo al suelo para luego desabrochar su pantalón. Mantenía su mirada fija sobre la oscura de su contrario se acercaron lo suficiente como para comenzar a besarse lentamente, como pudo aun en el beso, Sanji, bajo su pantalón y su ropa interior hasta la altura de sus rodillas soltando un gemido sobre los labios ajenos. Era un gemido provocador, pero a la vez placentero por el auto placer que se daba con la mano ajena sobre su pene completamente expuesto.
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El Hijo del Marimo. || ZᴏSᴀɴ.
Fanfic˚₊·͟͟͟͟͟͟͞͞͞͞͞͞➳❥ ꒰❝Zoro, un Alfa cualquiera, por andar tan distraído, como siempre, había acabado en un bar, un prostibulo, para ser mas directos. Como ya era costumbre pido algo para beber y entre tragos y tragos se terminó enredando con una prost...