24. Luna de Miel.

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Como bien lo habían dicho; tendria una luna de miel. La querida arqueologa de la tripulacion, Robin se encargó de preparar la luna de miel de los recién casados haciendo todo lo necesario para que nada le hiciera nada y todo estuviera perfectamente bien.

Zinan y Sora daban vueltas a lo loco sobre el suelo del Sunny para ser más específicos el proa de este. En esos momentos el sol estaba en su mayor punto haciendo que el calor incrementara, el cocinero de la tripulación les sirvió a cada uno de los nakamas un frio vaso de limonada para resfrecar a sus queridos compañeros dejando por último a sus tres queridos musgos. Se acercó hacia donde estaban sus pequeños observandolos dar aquellas vueltas, negó con una sonrisa y los llamo haciendo que ellos se quedaran tranquilos y lo observaran atentamente.

— No hagan eso, mis amores. —Dijo Sanji haciéndole un gesto a ambos pequeños con la mano para que se levantaran y Zinan cargo a su pequeño hermano que aun no podía caminar— Vayan a la sombra, les llevare unos bocadillos y algo refrescante, ¿Ok?.

— ¡Esta bien, mamá!. —Respondió Zinan llevando como pudo a su regordete hermano hacia la sombra donde lo sentó en una de las sillas donde Nami y Robin suelen relajarse.

El rubio sonrió y fue a ver que hacia Zoro y no se sorprendió al verlo dormido por ahí. Se acercó y le sostuvo con ambas manos del rostro acunando este, y aunque estuviera dormido comenzó a llenarle el rostro de besos degustando sus labios suavemente.

— Mhg... Me siento violado. —Murmuró Zoro mientras sonreía.

— Deja de andar de vago y ven para que tomes un poco de limonada con los niños. —Anuncio levantándose dándose media vuelta dirigiéndose hacia los cachorros moviendo sensualmente su cadera

Zoro suspiro, se pasó las manos por el rostro sonriendo bobamente. Sanji lo tenía loco, su esbelto cuerpo, la comida que hacía, sus buenos sentimientos todo de él le encantaba y fascinaba nunca se cansaría.

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— ¿Estás segura, Robin-Chawn?.

— Más que segura, cocinero-San. —Respondió la arqueóloga— Tu y espadachín-san necesitan un tiempo a solas, después de tanto tiempo ¿No creen?.

— Estoy de acuerdo. —Mencionó Zoro a la par de ellos.

Sanji soltó un largo suspiro. Robin, con ayuda de Nami, habían encontrado una isla perfecta para que Zoro y Sanji pasarán tranquilos su luna de miel. Buscando un muy buen hotel y unos cuantos días allí para que se divirtieran y recorrieran la isla sin preocuparse por ellos.
El cocinero no es que no quisiera estar con el espadachín mugroso, al contrario quería eso, pero tampoco quería dejar a los cachorros solos. Sabía que la tripulación los cuidara como nunca, pero no estaba del todo convencido.

Zoro se posicionó detrás de el, acariciando con sus grandes manos los tensos hombros de su rubio para luego a abrazarlo y besar su mejilla.

— No te preocupes, cejas de caracol. —Dijo el espadachin.

— Pero...

— Ellos cuidaran bien de los cachorros. —Quedaron frente a frente y observo esos ojos azules que le demostraba un poco de preocupación— Los cuidaran no te preocupes, aparte... Ya necesitamos un tiempo solos, ¿No crees?. —Sonrió con ternura haciendo sonreír también a su ajeno.

— Esta bien. —Murmuró negando con la cabeza levemente mientras sonreía— ¿Cuando tendríamos nuestra luna de miel?. —Pregunto observando a la arqueóloga.

El Hijo del Marimo. || ZᴏSᴀɴ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora