Kunimi veía todo negro, dio un pequeño vistazo hacía atrás y pudo ver cómo un chico de pelo azabache lo miraba con una mirada de tristeza y con ojos cristalinos amenazando con ponerse a llorar.
Kunimi se levantó rápidamente con lágrimas en los ojos ante ese recuerdo. Estuvo presente cuando Kindaichi le declaró a Kageyama que no quería seguir siendo su alma gemela. Kindaichi se empezó a ir y el menor de los tres rápidamente miró a Kunimi, pero este le ignoró y también le dio la espalda. Desde entonces apenas se dirigieron la palabra hasta que Kageyama se fue misteriosamente cuando le rechazaron en medio de un partido.
Kunimi siempre creyó que se fue por su culpa, que Kageyama se había ido porque no sabía cómo afrontar a su antiguo equipo, pero cuando Kunimi vio los ojos azules de su antiguo compañero durante el partido amistoso notó que habían más cosas detrás del por qué se fue.
Últimamente Kunimi estaba teniendo muchos recuerdos respecto a su tiempo en Kitagawa Daiichi, la mayoría siendo tristes recuerdos con Kageyama. ¿Por qué su mente lo hacía sentir tan mal? Seguro era la culpa.
La culpa por haber fastidiado todo. Era cierto que Kageyama se empezó a comportar mal con ellos. ¿Pero cuándo él intentó acercarse para hablar con Kageyama? No recordaba ni siquiera haber intentado hablar con su colocador sobre lo que pasaba y por ende empezaron a echarse basura unos a otros.
Kunimi le puso el nombre de rey a Kageyama y todos también empezaron a usar ese apodo y Kageyama se volvió más estoico y brusco con los demás. Kunimi dejó de esforzarse cuando estaba con Kageyama y él dejó de juntarse con él prefiriendo estar solo antes que con él. Kunimi le dio la espalda y Kageyama le abandonó sin ningún previo aviso.
Salió de su casa más temprano de lo normal y salió sin siquiera desayunar. No se molestó en esperar a su amigo debido a que necesitaba estar solo o eso creía él. Fue caminando hasta el Aoba Johsai sin mirar por dónde iba y chocó contra alguien.
Kunimi intentó disculparse e irse sin más, pero fue detenido y obligado a ver a la persona con la que se chocó. Kunimi vio a Iwaizumi con una mirada triste y el as instantáneamente se preocupó y le invitó a un café debido a que les sobraba media hora antes de tener que hacer presencia en la superior a la que iban.
— ¿Qué quieres?— Preguntó amablemente el as quien forzó a su kohai a entrar a la cafetería con él.
— Nada.— Respondió con desgana.
— Un té chai con leche de soja, un capuchino y un bocadillo de pollo y mozzarella y otro de jamón, queso y bacon.— Pidió el as quien pagó todo por su cuenta.
Ambos esperaron sentados unos minutos a que se preparara su pedido. La camarera trajó el pedido de los chicos y Iwaizumi le agradeció antes de que se fuera.
— Come. Apuesto a que no has comido nada.— Dijo el de tercero mientras cogía su café con tranquilidad sabiendo que no debía presionar a su kohai para hablar.
— Iwaizumi-san. Si usted... se sintiese culpable por haber tratado muy mal a alguien... ¿Qué haría?— Preguntó en voz baja mientras veía el té que le pidió su senior con amabilidad recordando que era su bebida favorita, además de la segunda favorita de Kageyama.
— Si es por una pelea con Kindaichi no debes preocuparte. Te perdonará. Pero yo empezaría disculpándome.— Le respondió su senior con paciencia y al ver que Kunimi seguía con esa mirada decidió cogerle de la mano en señal de apoyo.— No sé lo que ha pasado, pero nunca es tarde para pedir perdón.— Dijo con una sonrisa comprensiva y paciente.
— Siempre serás el padre de los estudiantes de Kitagawa Daiichi.— Dijo Kunimi con una pequeña sonrisa mientras cogía el bocadillo de pollo y mozzarella.
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El destino tendrá sus razones.
FanfictionTodos creen que los destinados se necesitan para poder ser felices, y no se equivocan, así se puede experimentar una felicidad suprema. ¿Pero es la única forma de ser feliz? No. Iwaizumi Hajime, Oikawa Toru, Kindaichi Yuutaro, Kunimi Akira y Kageyam...