Capítulo 16

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— Kageyama. Sugawara.— Llamó el entrenador Ukai y ambos se acercaron a él.— Kageyama. ¿A ti te volvería volver a jugar? Me refiero en partidos oficiales.— Explicó el hombre con seriedad mientras el administrador parecía confundido y tenso.

— Kageyama. Yo soy el único colocador de Karasuno y me gustaría poder dejar a alguien a cargo para después de que me gradúe.— Dijo el vice capitán con suavidad llamando la atención del azabache.— Me gustaría que tú tomases mi lugar cuando no esté.— Declaró con seguridad y con una mirada de cariño.

— No queremos obligarte a nada chico, pero cuando te sientas capaz de volver a la pista nos gustaría que jugaras de colocador.— Explicó el entrenador al ver lo tenso que estaba el administrador.

— Piénsalo, tómate el tiempo que necesites.— Dijo Sugawara posando sus manos sobre los hombros del estudiante de primero.

Kageyama asintió y volvió con Shimizu para ayudar a preparar toallas y botellas de agua para los demás mientras pensaba en lo que su entrenador y senior le habían propuesto.

A Kageyama le gustaba jugar, ese amor por la pista no había cambiado y estaba seguro de ello, pero se preguntaba si podría soportar todos los ojos sobre él. Pensó en cómo reaccionó cuando vio rostros familiares de Kitagawa Daiichi y estuvo seguro de que no lo estaría, pero por muy hipócrita que lo siguiente sonase Kageyama no quería negar la propuesta.

Kageyama suspiró y Shimizu notó que el contrario parecía un poco afligido y le pidió que le contase lo que ocurría. El antiguo colocador aceptó, realmente se encontraba tremendamente indeciso cuando la solución debería ser fácil.

Un grito sacó a Kageyama de su recuerdo sobre la conversación que tuvo esa misma mañana. La voz era alegre y sonora, ésta pertenecía al capitán de Seijoh quien llegaba con el resto de sus destinados.

— ¿Todo bien Kageyama?— Preguntó Iwaizumi preocupado debido a que hace unos segundos el oji azul parecía estar muy pensativo. Kageyama asintió inmediatamente, lo último que quería era preocupar al mayor de sus destinados cuando iban a tener la primera cita con la psicóloga que les recomendó el doctor hace unos días.

— Perdona la tardanza, Kindaichi se dejó el permiso firmado por sus padres.— Explicó Kunimi con cara de cansancio debido a que tuvieron que volver de vuelta con el mencionado. Obviamente Kindaichi se veía avergonzado y ligeramente ofendido por ello.

— Además mierdakawa llegó tarde.— Añadió el vice capitán ofendiendo a su novio quien se defendió diciendo cosas sobre el cuidado de su apariencia, algo no les importaba mucho a ninguno de ellos.

Los cinco fueron hasta una parada de autobús porque el lugar estaba bastante lejos de donde vivían. Kindaichi fue el primero en coger asiento y cuando lo hizo Kunimi se sentó sobre él indicando al antiguo colocador de sentarse en el asiento de al lado. Oikawa siendo la persona romántica que era quiso repetir la acción de Kunimi, pero su novio solo le empujó al asiento de al lado con una cara roja por la vergüenza.

Después de diez minutos una pareja de personas mayores entró, todos los asientos estaban ocupados y nadie parecía dispuesto a dejar su asiento por lo que Kageyama se levantó, pero Kunimi rápidamente le haló hacia él provocando que ambos estuviesen sentados sobre los muslos de Kindaichi dejando un asiento libre para la mujer.

Iwaizumi suspiró y le indicó a Oikawa que podía copiar la acción de Kunimi. El colocador mostró una gran sonrisa por la emoción y la alegría e hizo eso al instante dejando su asiento libre para la otra persona. Oikawa besó la mejilla de su novio quien estaba sonrojado por la vergüenza, aunque el mayor también tenía una pequeña sonrisa por ver la expresión tan alegre de castaño.

El destino tendrá sus razones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora