Kageyama iba de camino a su casa cuando se encontró con Tsukishima. El azabache se extrañó al no ver al chico pecoso cerca del rematador porque en el poco tiempo que compartieron no les había visto separados.
— Yamaguchi no viene conmigo hoy.— Explicó Tsukishima al notar cómo el azabache miraba extrañado a su alrededor como si buscase a alguien.— ¿Tú no eras conocido como el rey de la pista?- Preguntó Tsukishima con una sonrisa medio burlona como si fuese una costumbre picarse con aquellos a su alrededor.
"¿Qué quieres?" Preguntó el administrador de mala gana, habían pasado dos años desde que le pusieron ese nombre y sinceramente no le gustaba en lo más mínimo, pero aquel rematador le llamaba así desde el principio y no parecía tener la intención de parar.
— Calmate un poco rey.— Dijo el rematador central notando que esto parecía un tema delicado y que lo único que conseguía era molestar más al contrario.— Oí que tu antiguo equipo te abandonó en la pista por tu comportamiento brusco con tus compañeros, pero esa no es la impresión que das.— Comentó mirando atentamente a Kageyama
"¿Y?" Preguntó desconfiado sin saber cómo actuar ante esa mirada.
— No deberías molestarte tanto. El apodo de rey te sienta bien.— Dijo Tsukishima haciendo que Kageyama alzara una ceja puesto a que no veía intenciones de burla por parte del rematador.— Estás dirigiendo a todo el equipo como puedes en el buen camino. Ese es el tipo de rey que veo en ti.
Tsukishima empezó a caminar dejando al azabache con muchas dudas debido a que no lograba comprender el carácter del rematador y tampoco sabía decir cuál era su objetivo al decirle eso.
Kageyama se levantó pensando en la primera vez que el rematador rubio y él tuvieron una conversación, se había levantado antes de lo normal y no conseguía quitarse la conversación que tuvo con Tsukishima de la cabeza. Las palabras pronunciadas por el rubio le parecían un enigma que no podía resolver incluso después de que hubiesen pasado varios días de ello.
Kageyama se cambió y se comió unas frutas para salir a correr un poco buscando despejarse. El azabache recorrió todo el alrededor a la colina, era relajante a pesar de que fuese siempre el mismo paisaje. Después de media hora volvió a su casa con la mente más despejada.
Al llegar Kageyama se puso a cocinar la comida para su bento que consistía en pollo, una bola de arroz, una ensalada con tomates cherry, un huevo cocido y de postre una manzana. Después se tomó su desayuno que consistía en un tofu con verduras, naranjas confitadas con canela y un té matcha.
Kageyama había utilizado todos los restos de comida porque hoy Karasuno empezaba una concentración que duraría cuatro días por lo que estaría un tiempo sin volver a la casa en la que vivía.
El azabache se cambió al uniforme y antes de salir se aseguró de activar todas las alarmas de la casa puesto a que nadie volvería a visitar esa casa hasta que él volviese.
En el camino se encontró con Hinata y ambos fueron al descampado para hacerse algunos pases en lo que se hacían las ocho, la hora en la que comenzaba las clases.
— Estoy muy emocionado. ¡Mi primera concentración!— Dijo Hinata ilusionado sabiendo que entrenarían mucho y en el último día tendrían un amistoso.
Kageyama estuvo escuchando las grandes expectativas del rematador por la concentración, sinceramente le resultaba gracioso el ver cómo su compañero a pesar de tener su misma edad se comportaba como un niño pequeño.
— ¿Hinata? ¿Kageyama?— Preguntó Yamaguchi quien pasó junto a Tsukishima cerca del descampado para ir a la escuela superior.
— ¿No os cansáis de tanto practicar o qué?— Preguntó el más alto sintiendo cansancio de ver que esos dos ya estaban entrenando desde tan temprano.
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El destino tendrá sus razones.
FanfictionTodos creen que los destinados se necesitan para poder ser felices, y no se equivocan, así se puede experimentar una felicidad suprema. ¿Pero es la única forma de ser feliz? No. Iwaizumi Hajime, Oikawa Toru, Kindaichi Yuutaro, Kunimi Akira y Kageyam...