— ¿¡Cuál es tu problema Toru!? Hace unos meses tú eras el más alegre por tener a Kageyama como tu kohai.— Le espetó el as harto del comportamiento del capitán hacia el menor de sus destinados.— ¿Acaso eres idiota? ¡Lo lastimas!
— No lo entiendes.— Murmuró Oikawa encogiéndose de hombros con los brazos cruzados.
— ¡Entonces explícame! Hemos sido mejores amigos por años.— Dijo agotado de estar al margen y de ver a Oikawa sin sonreír como lo solía hacer.
— Tú nunca me entenderías.— Espetó el castaño dando media vuelta para no ver a su amigo.
— Toru. Reflexiona un poco antes de que te arrepientas.— Dijo el as con preocupación en su voz, pero el contrario decidió irse sin decir nada.
Lo último que el moreno recuerda de aquello era la espalda de su colocador alejarse de él tomando un camino oscuro que representaba la salida del gimnasio cuando el sol ya se había puesto.
Iwaizumi despertó sintiéndose mentalmente agotado. Durante esos tres años estuvo reflexionando y llegó a la conclusión de que fue un estupido. No supo ver cuando empezaron los indicios de la inseguridad de su actual novio y tampoco supo ayudarle hasta que se quebró. Además dejó que el castaño hablara mal de Kageyama aunque a éste último no le importase.
Iwaizumi fue al baño y miró su rostro en el espejo viéndose lamentable tras ese sueño. El moreno se lavó la cara sintiéndose forzado a ser el pilar de su novio y sus kohais, nunca antes se había permitido verse en público asustado, impotente o quebrado y hoy no sería diferente.
Para la suerte del moreno su piel bronceada ocultaba las recientes ojeras. Su rostro serio e impasible volvió escondiendo cualquier sentimiento que el as antes hubiese experimentado.
Iwaizumi bajó a la cocina tras cambiarse y desayunó unos bocadillos de aguacate, lechuga, jamón, queso y tomate que se preparó él mismo. Después de comer el estudiante cogió su mochila y salió de su casa dirigiéndose a casa de su novio. Después de caminar por dieciséis minutos llegó a la casa de su novio y decidió llamar al timbre.
— ¡Dame siete minutos!— Oikawa gritó desde dentro de la casa.
— ¿¡Cómo es que no estás listo mierdakawa!?— Gritó Iwaizumi suponiendo que tendría que esperar a su novio.
Kindaichi y Kunimi llegaron hasta la casa de su capitán, pero no se extrañaron al ver a Iwaizumi fuera esperándole. El as del Aoba Johsai empezó a hablar con sus kohais en lo que su novio salía. Los cuatro estudiantes del Aoba Johsai se habían acostumbrado a ir juntos hasta su escuela superior, aunque a veces los otros dos chicos de tercero del equipo se les acoplaban, aunque eso era raro teniendo en cuenta que para ello debían madrugar un poco más debido a que viven en la otra dirección.
El día para los cuatro estudiantes fue muy rutinario, o al menos hasta el entrenamiento de su equipo donde todos los miembros de segundo estaban en el hospital con retortijones por ingerir mejillones mal lavados. Por ello hubo una gran multitud de quejas hacia ese restaurante que poco después se descubrió que no seguía con todas las normas de sanidad.
— Entiendo... ¿Cómo se encuentra Shigeru?— Preguntó el as preocupado quien hablaba con la madre de su colocador suplente que le respondió que gracias a su buen sistema inmunológico debería recuperarse dentro de dos días.— Muchas gracias, espero que se recupere pronto.
Iwaizumi colgó la llamada y suspiró con cansancio mientras veía a sus tres compañeros de tercero llamando a los suplentes de tercero que todavía no habían aparecido mientras los entrenadores y los kohais de primero preparaban la red. Iwaizumi llamó al número de su líbero para confirmar su estado.
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El destino tendrá sus razones.
FanfictionTodos creen que los destinados se necesitan para poder ser felices, y no se equivocan, así se puede experimentar una felicidad suprema. ¿Pero es la única forma de ser feliz? No. Iwaizumi Hajime, Oikawa Toru, Kindaichi Yuutaro, Kunimi Akira y Kageyam...