Que si esto no era una pesadilla, lo iba a ser por el resto de mi vida, una pesadilla que me perseguiría por siempre, algo asquerosamente imposible de olvidar.
Lo que me va a hacer sentir una basura, una chica usada, humillada, una mierda para toda la vida.
Tomo mi cabello moviendo fuerte mi cabeza para adelante y para atrás mientras el se divertía conmigo Vi el caño de la cama muy cerca antes de que el tipo golpee mi cabeza contra este fuertemente y todo se volvió negro.
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Abrí los ojos lentamente, me dolía la cabeza, los ojos y el dolor era insoportable en todo mi cuerpo, rápidamente intenté safarme de todo lo que tenia serca haciendo movimientos bruscos y gritando.
Me di cuenta que no estaba atada, que estaba en la camilla de un hospital, mi corazón se aceleró, tenia unos cuantos cables a mi alrededor, una bata celeste y algunas partes de mi cuerpo con pequeñas vendas, mire para todos lados, no había nadie conmigo en la habitación hasta que la puerta se abrió y Tomas entro agitado.
En ese momento mi corazón dejo de latir, mis emociones eran confusas, su mirada de tristeza y dolor en mi.
Una parte de mi estaba contenta, otra parte de mi avergonzada, y mas porque el me vea en esta situación, otra parte de mi se sentía débil y sin ganas de nada, sólo deseaba no haber salido viva de aquello.
El se acerco lentamente, parecía no creerlo, un dolor en mi vientre hizo que vuelva a acostarme en la camilla mientras no quitaba la vista de el.
Las lágrimas comenzaban a salir de mis ojos desesperadamente cuando el tomo mi mano, ahí vi las marcas de una soga en mi muñeca, se notaban demaciado, un escalofrío me recorrió, miedo.
Aleje mi mano bruscamente dejando escapar un sollozo. Una lágrima salia del ojo de Tomas.
-Mi vida, tranquila, estas bien, estoy contigo ¿si?- asentí levemente, escuchar su vos era lo único que necesitaba. -Mirame- obedecí -Te amo- se acercó a darme un beso en la mejilla.
Apreté los ojos y los labios fuerte, su tacto allí me hizo sentir al tipo lamiendo cada parte de mi rostro, me corrí nuevamente.
-Lo siento Tomas- susurré débilmente, ahora sentía que no lo valía nada, que así no podría darle nada de lo que se merece a el, que así el no me querría más, porque ahora yo solo era una tipa sucia y abusada , ahora daba asco.
-No tienes que disculparte, te entiendo, ¿Quieres que hablemos de lo que paso?-
Se sentó en la silla a mi lado, yo solo asentí, estaba malditamente confundida.-Hice todo para encontrarte, la policía rastreó el chip de tu móvil- hizo una pausa -¿Recuerdas cuando pasó?-
-El.. Sábado. Í.ibamos a encontrarnos en la plaza-
-Hoy es viernes- susurro mirándome triste, negué con la cabeza.
-No. No, no puede ser- comencé a llorar tapando mi rostro, eso hizo que mis muñecas ardieran -No, no- volví a susurrar -¿Hace cuanto estoy acá?- le pregunté.
-Desde el jueves en la mañana cuando te encontramos- dijo él, yo solo asentí, calculando los días de todo.
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Estaba en en baño del hospital, no podía parar de mirar los moretones que tenia en el cuerpo frente al espejo, ni de lavar el horrible chupón en mi cuerpo, decaería que esas marcas no hayan quedado en mi.
Mire mi horrible pelo atado en una cola alta, necesitaba también ir a casa por un buen baño.
Suspire y cerré los ojos por un segundo, pero eso me dio un poco de miedo, tome la bata del hospital y me vestí con eso para volver a mi aburrida camilla.