•38•

7.3K 743 45
                                    

— Al día siguiente...

Jungkook tenía la mañana libre y decidió despertar un poco más tarde de lo usual. En el momento que abrió sus ojos, sintió un aroma a pancakes y vainilla, con una pizca de miel y lirios.

Jimin.

Saltó de la cama y corrió hacia su baño personal. Arregló su cabello, mojó su rostro y cepilló sus dientes con rapidez. No quería pensar que el omega tuvo que cocinar porque él estaba durmiendo plácidamente. Lo peor de todo, es que el azabache no tenía mucho en su cocina para desayunar algo placentero. Bajó las escaleras como pudo, y en el momento que ingresó a la cocina, se quedó paralizado ante tal imagen tan bella. Jimin comía junto con el señor Kim, mientras ambos compartían conversaciones que Jungkook no alcanzaba a oír.

— Buenos días... —dijo, dando un paso adelante.

— Ah, Jungkook-ah —sonrió Jimin, y se puso de pie para darle de desayunar—. Perdón si usé tu cocina, pero no quería despertarte. Hice unos pancakes con lo que tenías, y déjame decirte que necesitas ir al supermercado lo más pronto posible.

— Sí, lo sé... Suelo beber un café, y pido delivery —explicó, y tomó asiento al lado del señor Kim—. Buen día, señor Kim.

— Ah... Buen día joven Sinatra.

— ¿Durmió bien?

— Como un bebé —el anciano le sonríe, y bebió de su leche caliente con ánimo.

— En un rato deberá llegar su nuevo enfermero personal. Le encargué que lo saque a pasear al patio y al jardín. Tengo mucho espacio para que conozca si le gustan los espacios libres. —El señor Kim le asintió, sin decir nada, mientras que Jimin dejaba un plato con pancakes y un café—. Jimin...

— Disfruta, es un agradecimiento por dejarme dormir aquí.

El señor Kim levantó su vista con una leve sonrisa y tomó un sorbo de su leche. Él pensaba ciertas cosas, pero prefirió callarse para evitar comentarios por parte de ambos. En pocas palabras, sabía que algo había ocurrido, y le gustaba que poco a poco esten avanzando para estar más cerca. Luego de un rato, el enfermero Hyunjae sacó a pasearlo, dejando al par a solas. El alfa comenzó a frotarse la mejilla, con la mirada curiosa de Jimin sobre él.

— ¿Por qué te frotas la mejilla? ¿Te picó un mosquito?

— Solo estoy recordando donde me besaste —el azabache se cohibió, sintiendo sus mejillas arder, y ocultó su rostro bajo el antebrazo—. No me mires, eso fue cursi. Muy cursi.

El rubio soltó una risita, y tomó asiento a su lado para asentir. Bebió de su café y lo miró de reojo bajo sus pestañas largas y finas. Jungkook sabía que lo estaba mirando, y en tan solo pensar en ello, provocaba muchas cosas dentro suyo, mucho más recordando lo que ambos hablaron la noche anterior.

— Hay algo que no te dije anoche.

— ¿Mhmm?

— Es acerca de Lavender... Mi canción, ¿la escuchaste? —preguntó, mirándolo con atención y éste asintió lentamente—. La escribí para tí.

— ¿Para mí?

— Sí, Jimin. Lavender fue para tí. —confesó—. Es toda tuya, puedes quedarte con ella.

— No digas eso...

— Jamás fue mía, ni desde un principio. Tiene tu nombre desde el primer verso, hasta el último —le susurró, como si sus palabras fueran una brisa de verano. Jimin sonrió con timidez y carraspeó, dejando la taza a un lado.

— Lo sabía, en todo caso... —murmuró—. Es mi canción favorita.

— ¿L-lo es?

— Definitivamente, Kook.

Rush - km au.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora