EPÍLOGO •03•

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Jimin descansaba bajo el limonero, viendo como las hojas se movían de lado a lado. Tras la pérdida del señor Kim, ha estado más tranquilo. Sabe que él lo cuidará desde lo más lejos, y a su familia también. Sin embargo, es imposible no llorar al mirar las piezas del ajedrez, sobretodo la que él le regaló en su cumpleaños casi cinco años atrás.

— Hola... —murmuró Jungkook, acostándose a su lado con Nari en sus brazos. La pequeña miraba con atención todo—. ¿Estás bien?

— Pensaba en el señor Kim.

— ¿De verdad?

— Es lindo saber que se fue con una familia, cuando él pensó que fallecería viejo y abandonado. Cuando yo lo conocí no hablaba nada... Y fui quitando esas capas de miedo debido a su trauma con el ajedrez. Teníamos temas de conversación en cada sesión, y luego se transformó en uno de mis no pacientes favoritos —dijo con la mirada en el árbol—. Nunca supo cuando le di de alta, pero lo visitaba para que no piense que me olvidé de él. Gracias por querer que viva contigo. Lo hiciste muy feliz, Koo.

— ¿Yo?

— Claro que sí. Siempre te vio como un hijo —sonrió, sentándose para tomar a Nari en brazos—. Gracias, de verdad.

El alfa sonrió mirando sus manos, y asintió. Extrañará tanto al señor Kim, y a sus historias legendarias. Al menos le dio algo de qué ser feliz en los años que estuvieron juntos. Alguien tan sabio como él jamás se olvida, ni aunque pasen cien años.

— Sé que ahora está feliz porque nos tenemos, a pesar de todo lo que vivimos... Estamos juntos, ¿cierto Nari? —preguntó el omega, girando a su hija hacia él—. Hola, pequeña... Tienes los ojos de tu papá Koo.

— Y la nariz de tu papá Mim —sonrió—. Cuando crezcas, te contaremos las historias que nos contó el abuelo Kim, ¿de acuerdo? Él te cuidará día y noche.

Hubo un pequeño silencio entre ellos, donde ambos se quedaron mirando a la pequeña, quien atentamente miraba sus pies.

— ¿Qué dices Nari? ¿Que tu eres más linda que tu papá Koo?

— ¿Disculpa? —preguntó fingiendo estar ofendido, llevando la mano a su pecho.

Jimin se puso de pie y corrió sobre el césped con los pies descalzos, y Nari en su pecho.

— Repitelo, Jimin —rió, poniéndose de pie para caminar hacia su hija y pareja.

— Nari es más bella —dijo, mostrándole la lengua para luego correr de Jeon, quien intentaba atraparlos sobre el césped.

— ¡Vengan aquí!

De pronto, un limón cayó en dónde estaban, mientras que de fondo se escuchaban las risas del terapeuta, el idol y su hija, quienes a pesar de todas las adversidades, pudieron emprender un camino juntos hacia la felicidad. Costó, y costará... Pero el camino en el que están, es cálido.

Tan cálido como la risa de un bebé.

Tan cálido como un abrazo en pleno invierno.

Tan cálido como tener la familia, y casa de tus sueños.

Tan cálido como aceptar que eres feliz de ser quien eres.

Y tan cálido como ganar una jugada de ajedrez.


Fin.

Para siempre...

Rush - km au.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora