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Jungkook se sentía como un niño en Navidad

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Jungkook se sentía como un niño en Navidad. Acomodaba la silla en la que Jimin se sentaría, prendió velas sin aroma para no molestar, encendió incluso la chimenea que llevaba años sin estar encendida. Quería que todo fuese perfecto, y no dar una mala impresión. Le dió las gracias al chef y se despidió con una reverencia, para luego subir corriendo las escaleras y cambiarse de ropa. Escogió algo sutil. Una camisa negra, junto con un blazer del mismo color y unos jeans no muy ajustados. Roció su perfume en su cuello, y luego en ambas muñecas. Se miró al espejo buscando algún defecto, algo que estuviera mal en su atuendo, pero sonrió satisfecho al ver que no encontró ninguno.

— Te ves bien. —se dijo a sí mismo, mirándose al espejo—. Sé que si alguien me ve ahora, creerían que estoy loco, pero... Te ves bien, y lo harás bien. Estoy orgulloso de tí. Disfruta de tu presente.

Le regaló una sonrisa y levantó un pulgar arriba, sin dejar de mirarse ante el espejo. Bajó las escaleras y llamó de inmediato al enfermero encargado del Señor Kim, quién ahora se encontraba visitando un casino muy famoso en Seúl, para preguntar como iba todo. Dijo que hace años no visitaba uno, y Jungkook no dudó en pagar la estadía en un hotel, la visita al casino y encargarse de que jamás esté solo. Hyungjae le prometió que el señor Kim pasará la mejor noche de su vida, y eso le bastó al alfa para sonreír como un hijo contento de su padre.

— Está feliz, Jungkook-ssi. Cada vez que gana en las apuestas, aplaude con ambos brazos arriba.

— Cuídalo mucho, ¿si?

— Lo haré, lo prometo. —contestó.

El alfa cortó la llamada, pero antes de guardar su teléfono se fijó en la hora y relamió sus labios con nerviosismo.

Ya casi.

Al escuchar como se estacionaba un vehículo, caminó deprisa hacia la puerta principal y la abrió, esperando encontrarse con los ojos marrones más lindos que ha visto en toda su vida. El rubio se bajó del auto, y caminó con timidez hacia él, esbozando una sonrisa. Su chofer se marchó, dejándolos completamente solos.

— Jimin...

— Hola, Koo.

Koo...

— Adelante, Jimin. Ah, por favor, permíteme tu abrigo. —pidió el alfa, mientras que Jimin hacía lo pedido—. T-te ves bien. Muy bien.

Rush - km au.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora