•63 - FINAL•

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El ambiente en casa era algo que Jungkook jamás había tenido antes. Ya en su nuevo hogar, la gente disfrutaba con champaña, vino y cerveza, mientras que comían de lo que el chef personal de Jungkook les había preparado como regalo para su nueva casa. En una esquina, el padre de Jimin le hablaba a Namjoon y a Jin acerca de la exitosa charla de su hijo. Hoseok y Yoongi reían ante las anécdotas que ocurren tras bambalinas. Taehyung veía con atención la jugada de ajedrez del señor Kim y el omega, mientras que Jeon observaba todo con una sonrisa desde el segundo piso. Su corazón se llenaba de regocijo.

Bajó las escaleras con la copa en su mano y asintió con lentitud.

Lo tenía todo.

Aunque haya perdido durante el trayecto hasta donde está ahora, él sabe perfectamente que para ganar, hay que perder, y no en términos de dinero, o cosas materiales. Perdió a su padre que jamás lo quiso como él quería, pero ganó a uno que lo ama como si fuese de su sangre. Perdió un manager que tuvo desde sus principios, pero obtuvo otro que sabe que con él, las cosas marcharán bien. Tiene una empresa nueva, tiene una casa nueva, amigos y un novio a quien adora incondicionalmente.

Sí, lo tenía todo.

— ¡LO HICE! ¡NO PUEDE SER LO HICE! —gritó Jimin, dando saltos desde su lugar.

— ¿Qué sucede? —preguntó el alfa.

— ¡LE GANÉ AL SEÑOR KIM! —exclamó abrazando con fuerza al pelinegro—. ¡ESTOY TEMBLANDO! ¡LO HICE!

— Vaya... Vaya... Después de muchos intentos lo lograste, y jamás te rendiste. Felicidades, hijo pródigo —el señor Kim estrechó su mano con una sonrisa en el rostro, mientras que el rubio la tomaba con ternura y cuidado.

— Gracias a usted por siempre enseñarme desde mis errores.

— Porque de ahí, uno puede aprender. Ahora, este viejo se irá a dormir —dijo, llamando la atención de su enfermero—. Nos vemos mañana en la mañana, ¿si?

— Por supuesto —sonrió con emoción el omega.

— Nos vemos en el mismo lugar, a la misma hora... —el señor Kim miró a Jimin, mientras que su enfermero lo giraba hacia su habitación.

— Y en el mismo canal —musitó, para que el señor Kim pueda irse con una sonrisa en el rostro.

Jeon lo miró y sonrió, mientras acariciaba su espalda de arriba hacia abajo. Jimin por otro lado, no lo podía creer. Llevaba meses y meses intentando ganar una sola partida, y ahora finalmente puede decir que sí lo logró.

Es un sentimiento agridulce.

Sí, ganó.

Pero definitivamente seguirá jugando con él, hasta que el señor Kim no pueda recordar los movimientos del ajedrez.

— ¿Me acompañas al balcón? —preguntó Jeon, sacando al omega del trance.

— Sí —sonrió—. Vamos.

La pareja subió al balcón, conversando de cómo estaba todo el ambiente en el primer piso. Por cada paso que daban, más se alejaban de la música, y las risas de sus seres queridos. Fue  un día difícil de olvidar, que por razones obvias, quedará en la mente y corazones de muchas personas.

— Qué día, ¿no?

— Lo sé —sonrió Jimin con mejillas ruborizadas—. Estoy feliz de estar aquí después de todo lo que vivimos hoy.

— ¿Lo estás?

— ¿Mhm?

El alfa tomó a su pareja de la cintura para jalarlo hacia él, y abrazarlo. Olfateó su cuello liberando feromonas, y sonrió satisfecho. Le gustaba saber que Jimin era feliz. Porque si el omega lo estaba, él también.

— Claro que lo estoy... —murmuró, observando con atención esos ojos marrones oscuros—. Todo lo que viví hoy, me hizo feliz. Los que están abajo pasándola bien, me hacen feliz... Tú...

— ¿Yo?

— Me haces feliz —dijo, dejando un mechón de cabello detrás de su oreja—. Jungkook lo que mi corazón siente por ti es indescriptible. Al principio no quería verte, y ahora no puedo creer que no pueda alejarme de ti, ni un poquito.

— Eso me gusta —rió—. Cambiamos mucho, ¿no?

— Pero para mejor.

— Exacto —murmuró, acariciando la cintura de su omega—. Tu también me haces feliz. Muy feliz.

— ¿Ah, si? —preguntó, abrazando el cuello del cantante con sus brazos.

— Bastante.

— ¿Qué pasaría si te dijera que viviré aquí contigo? ¿Te haría feliz?

Jeon cerró sus labios con rapidez, y los selló. Abrió sus ojos como dos platos y se alejó sin decir una palabra. Estaba atónito, no podía creer lo que su pareja acababa de decir.

— ¿No dirás nada?

Silencio.

— ¿Aló?

— Jimin, ¿vivirás conmigo?

El rubio rió, y asintió acercándose a Jungkook a paso lento.

— Ya dijiste tres palabras. Muy bien, estamos progresando.

Jeon arqueó su ceja, sintiendo algo raro encenderse dentro de él. Sonrió desde su comisura derecha, y tomó las manos del rubio. Pudo sentir una especie de dejavu.

— ¿Eso ya me lo habías dicho antes?

— Creo que sí... Pero quizás en otro contexto.

— Sea cual sea el contexto, me alegro de haber progresado —rió, negando con su cabeza—. ¿De verdad vivirás conmigo?

— Claro que sí, Koo. Viviré contigo. —confirmó con una sonrisa creciente en su rostro.

Jungkook tomó el cuerpo del psicólogo y lo abrazó para girarlo alrededor del balcón, mientras escuchaba cómo se reía. Podría jurar que escuchar su risa podría curar miles de heridas causadas por la pena. Tomó su rostro, y lo besó con ternura, acarició sus labios con los suyos, sin dejar de soltar su cuerpo ni un segundo más.

No quería desperdiciar más tiempo.

— Esto es el comienzo de nuestras vidas... Ya no más vivir con apuros. Me dieron un psicólogo, y terminé abrazando al amor de mi vida. —sonrió.

— Claro que este es el comienzo, Koo. El comienzo de esta vida, y todas las que tendremos juntos, porque prometo amarte en cada una de ellas.

— ¿Lo prometes?

— Lo prometo.

El alfa sonrió, y lo giró nuevamente para detenerse y besarlo con vehemencia, mientras que la luz de la luna los alumbraba ante una noche estrellada. Ya nada faltaba, ya nada dolía, y era porque se tenían.

¿Y eso?

Iba a durar toda una vida.


Fin.                                                                                                                                                                                            

Rush - km au.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora