Idol alfa y fiestero.
Su manager lo salva cada vez que puede; es por eso que aparece alguien en su vida para que lo ayude a aterrizar.
Un omega terapeuta
- No quiero tu ayuda. No tengo nada que decir.
- Ya dijiste nueve palabras. Muy bien, estamos...
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— Al rato después...
Y es que era obvio. Jimin era muy fan de las sorpresas, porque no se dejó de preguntar dónde iban y cuánto faltaba para el viaje. No se esperaba nada de lo que él alfa le tenía preparado, mucho menos estacionar afuera de un edificio gigante y que los paparazzis los fotografiaran tomados de la mano, mientras que Jeon llevaba en otra el ramo de lavandas.
Al entrar, soltó un suspiro agotador. No tenía idea que ellos estuvieran ahí, pero ya tenía que acostumbrarse, y también saber que ese edificio es conocido por llenarse de famosos cada día. Tenía uno de los mejores restaurantes cinco estrellas de Seúl.
— Perdón por eso.
— No pidas perdón, cariño —musitó, acariciando su mejilla—. Estoy aquí, y no me molesta. —el rubio le sonrió y le besó su nariz tiernamente, mientras que el contrario le entregaba con timidez el ramo de flores.
— Para ti.
— J-Jungkook... Y yo... Dios, mira —El rubio saca de su bolso un pequeño brazalete de plata con la inicial de su nombre para entregársela—. No es mucho, pero para que lo tengas y te acuerdes de mi, siempre.
El alfa soltó sus feromonas al sonreír, y sentir sus mejillas arder. Era la primera vez que recibía un regalo con un significado tan bonito. Con su ayuda, lo tomó y lo dejó puesto alrededor de su muñeca, para que luego el omega bese el brazalete y luego sus labios.
