EPÍLOGO •02•

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Minutos después, mientras Jimin llamaba a Namjoon para que fuera a la habitación de Jeon y despertarlo, el alfa lentamente abría sus ojos con quejas y una desorientación gigante.

— ¿Koo?

— Ngh...

— Jungkook...

— ¿Eh?

— Tu teléfono, toma tu teléfono —dijo con cuidado, viendo como la imagen se movía para volver a tener a Jungkook en la pantalla—. Hola... —rió.

— ¿Qué pasó?

— Te desmayaste.

— ¿Por qué?

— Porque te dije que estoy esperando un cachorro tuyo —sonrió, limpiando la última lágrima que caía por su mejilla—. Perdón por decirlo así... Pero... Es la verdad.

Jungkook cubrió su rostro con la palma de su mano y comenzó a sollozar. Ser padre era un sueño. Él siempre dijo que le iba a dar todo lo que su padre nunca le dió, y será el padre que siempre necesitó. Era un sueño hecho realidad.

— J-jimin...

— Lo sé, cariño. Lo sé.

— Un cachorro... N-nuestro cachorro —sonrió hacia la cámara—. Dios mío, ¿por qué estás lejos? Te abrazaría, te llenaría de besos, y-yo... Espera, ¿cúando fue...?

— No sé cuantas semanas tengo, pero supongo que fue desde mi último celo —respondió con unas mejillas ruborizadas—. Fue el más intenso de todos.

— Lo sé... —Jeon refregó sus ojos y suspiró con una sonrisa en el rostro—. Seremos padres, Jiminie... Padres de un cachorro.

— O cachorros...

— O cachorros —confirmó—. Te amo tanto, mi vida. Esta es una noche que jamás olvidaré.

— Te amo mucho más, mi Koo. Eres el amor de mi vida, y jamás podré creer que juntos creamos vida... Prometo cuidar de nuestro cachorro mientras estés lejos.

— Sé que lo harás, mi vida y sé que lo harás muy bien.

— Te amamos...

— Y yo los amo a ustedes.

...

— ¿Qué sucede doctor? ¿Está todo bien?

— La pequeña nació... —sonrió—. Es hermosa, y sana. El señor Park está bien. No se preocupen. Todo salió bien, felicidades a la familia.

— ¿D-d verdad? ¿Soy abuelo?

— Lo es —confirmó—. Se les avisará cuando puedan realizar una visita. Con permiso —El doctor les hizo una reverencia y se marchó del lugar.

Taehyung y Yoongi se abrazaron entre sí para celebrar que el nuevo integrante de la familia Jeon ya llegó, mientras que el padre de Jimin se encargaba de avisar a sus hermanos y familiares que la hermosa hija de Jimin y Jungkook ya está con ellos.

— Es hermosa —susurró Jungkook, acariciando su cabeza—. Es tan linda, tan pequeña.

— Lo sé... Nabi —sonrió satisfecho, viendo cómo su bebé dormía plácidamente entre sus brazos—. La adoro.

— Hiciste un buen trabajo, mi amor —El alfa besó sus labios con ternura, sin dejar de acariciar a su hija—. ¿Puedes creerlo? ¿Alguna vez pensaste que esto pasaría?

— Ni en mis sueños más locos.

— Eres el padre de mi hija... La tuviste meses dentro de tí, y ahora ella duerme en tu pecho. No lo puedo creer.

— Yo menos, Koo... Es hermosa, es... Es perfecta. Mira lo que creamos, mira que preciosidad.

— Ya quiero que los demás la conozcan, sobretodo mi padre que estaba emocionado —rió bajito—. Ahora se viene la guerra por quién querrá ser el tío favorito.

— El más feliz será el señor Kim. Él siempre dijo que quería conocer a nuestros hijos.

— Démosle ese regalo entonces —sonrió Jimin, tomando la pequeña manito de su bebé.

Luego de un día, Jimin llega a paso lento a su casa con su hija durmiendo entre sus brazos. Jeon a su lado sosteniendo los bolsos y las cosas que le habían obsequiado sus amigos, y familiares. Al entrar a su hogar, los recibe el enfermero con brazos abiertos, mientras que el señor Kim sonreía hacia la puerta atento por ver a su pequeña nieta postiza.

— Llegamos —sonrió él alfa, dejando las cosas en el suelo—. Hola señor Kim.

— ¿Dónde está mi nieta?

— Aquí... —murmuró Jimin, acercándose al señor Kim para que él la pudiera tomar—. Su nombre es Nari.

— N-nabi... Hola Nabi... Soy tu abuelo número dos —rió bajito, acariciando su mano—. Les pedí tanto a tus padres conocerte.  Me alegro que estés aquí con nosotros.

— Sé que usted quería un nieto, pero salió esta pequeña —rió Jungkook, tomando de la mano a su pareja—. Me alegra que al fin la haya podido conocer.

— Yo solo hablaba en general, pero ya hice lo que tenía que hacer —sonrió satisfecho, sin quitarle la vista a la pequeña Jeon—. Se tuvieron, se amaron, vivieron juntos y formaron una familia. Soy feliz. Puedo morir en paz.

— No diga eso —bufó Jimin, arrugando el entrecejo—. Mejor prepárese porque después de alimentar a Nari, jugaremos una jugada de ajedrez afuera.

— ¿No deberías descansar?

— Yo jugaré con el señor Kim —dijo Jungkook—. Tu ve a descansar con Nari, cariño. Iremos afuera al limonero, éste ya creció.

— Esperé tanto a que creciera para poder jugar cerca de uno como solía hacerlo —sonrió, sintiendo como el enfermero tomaba la silla de ruedas—. Ten a la pequeña, hijo pródigo.

— Buena suerte en la jugada —guiñó Jimin.

— Ganaré.

El omega tomó a su hija, y la sujetó contra su pecho mientras ella dormía. El señor Kim les sonrió y asintió felizmente. Se sentía tan satisfecho, como si hubiera quitado de su lista las cosas por hacer. Ahora solo le quedaba disfrutar de la vida que le quedaba. Porque cuando una nueva llega, todo se reinicia.

— Nos vemos en el mismo lugar, a la misma hora...

— Y en el mismo canal.

Jeon rió bajito, y acompañó al señor Kim al limonero, sintiendo los rayos del sol en su rostro, viendo como mayor cerraba sus ojos sintiendo ese deja vu de cuando solía estar en el asilo. El alfa jugó contento, sin saber que un mes después él daría su última jugada.

Rush - km au.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora