En las sombras

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En algún lado del palacio, una alta figura lanzo ferozmente una taza a medio tomar, destrozándola en pedazos.

-¡¿Cómo es posible que suceda esto?! ¡Eres un inútil! no pudiste hablar en favor mio y solo te quedaste de brazos cruzados-.

El hombre con barba larga y cabellos blancos, tembló levemente.

-Su alteza, este ministro no cumplió con su deber, estoy avergonzado, las cosas no fueron como lo previsto el ministro de de derecha propuso al segundo príncipe y el emperador solo asintió sin objetar, desde luego no importa cuantas excusas ponga, aceptare cualquier castigo que me imponga-.

La mano de Lan Xichen temblaba de ira, cerrándose en una curvatura feroz.

-¡¿Sabes lo que significa esto?! mi padre no planea darme ni un poco de cara, el titulo de príncipe es un mero recordatorio de mi falta de poder, ¿Crees que podre sobrevivir si sigo así?, escúchame bien, mi hermano esta acumulando méritos, no solo en la corte sino que su buena reputación se extenderá en todo el territorio, para entonces incluso la toma por el poder no me serviría de nada, todos pensaran que fui un tirano que asesino al verdadero emperador-.

Por supuesto esta era el peor caso posible, pero no una opción a tomar. Y la facción que apoya al primer príncipe no puede dar vuelta atrás. 

La dama que guardaba silencio mientras estaba sentada, frunció los labios y pensó todo detenidamente; si, esta preciosa dama que a pesar de los años aun conservaba su delicada apariencia, era una de las concubinas mas favorecidas por el emperador Lan, la madre de su primer hijo, la concubina Yi Yang Zi.

-No podemos seguir así, debe haber algún modo de solucionarlo, príncipe de ser posible necesitaríamos la ayuda del general Wen Chao, tener un general de lado le dará la seguridad requerida para tomar el trono. Esto solo podemos hacerlo lentamente, dejemos que el segundo príncipe se divierta, una vez que hayamos reunido a toda nuestra gente, el imperio te pertenecerá hijo mio-.

Habían pasado varios meses desde que envió a A-Yao al palacio de su hermano, parecía como si sus planes fueran viento en popa, mas por el contrario los resultados lo llenaron de recelo e ira, esperar es lo único que puede hacer ahora, mantenerse en silencio para que el golpe que aseste sea potente y eficaz.

Hermanito espera un poco mas y caerás en mis manos.

Jin Guang Yao, se quedo sombriamente a un lado, no ha podido cumplir con la tarea asignada por su alteza, y cada día va perdiendo la confianza que un día juro tener, no es que no quiera seguir al lado de su alteza es solo que no ha podido hallar la seguridad que respalden sus acciones, vender su cuerpo, sus sueños y deseos, renunciar a todo por un amor unilateral que nunca sera correspondido.

 Aquella tarde cuando paseaba por la residencia del segundo príncipe se dio cuenta de algo que había estado ignorando, aquella imagen era un claro ejemplo de un hermoso cuento de hadas, el segundo príncipe tenia en sus piernas al joven maestro Wei, ambos se hablaban en susurros, el Alfa tocaba cariñosamente las mejillas de su Omega mientras que este se ruborizaba avergonzado, no había duda de que en su corazón se tenían el uno al otro, y nadie podría romper la burbuja en la que vivían, entonces comenzó a cuestionarse así mismo, ¿Sus acciones tenían sentido? ¿A que se aferraba? ¿Qué era el amor? ¿Estaba bien sacrificarse a si mismo por alguien quien no valoraba ni un poco su afecto?, este encuentro movió algo en su corazón y comenzó a dudar, ¿Qué debía hacer?

Sus días se volvían mas oscuros, y entre tanto pasaba el tiempo su corazón se volvió gélido y sin vida, como un fantasma sin rumbo. 

Los días pasaban mas lento que de costumbre, igual que el frió en la noche, ya habían pasado dos meses desde la partida de su príncipe, aunque se sentía muy feliz aprendiendo lo necesario para ser buen consorte, también existía momentos en los que sentía una inmensa agonía por la falta de su Alfa, su cuerpo y sus feromonas ya estaban acostumbradas a la presencia del Alfa, ese aroma incomparablemente adictivo, olor a sándalo tan embriagador que relajaba su cuerpo entero, ese tonto de Lan Zhan ¿Cuándo volvería a abrazarlo?

-Te extraño...-.

Al Norte en una habitación oscura, en lo profundo de un pasaje secreto, los sollozos y gritos fantasmales hacían eco como el infierno, los gritos y chillidos no paraban de resonar, en una jaula espeluznante y sucia, como un animal abandonado, el pequeño cuerpo andrajoso se movía adolorido, la bella piel y las finas telas que un día cubrieron su cuerpo, ahora yacían como una imagen horrible, la piel una vez tersa se encontraba llena de cicatrices, lleno de cortes viejos y nuevos, en donde la sangre aun se mantenía fresca, con hematomas y secreciones asquerosas, esta era Luo Wen la joven dama de sociedad quien era arrogante y desdeñosa,al final termino como una bestia en cautiverio, sus ojos estaban sin vida, sus voz era ronca cual salvaje, un cambio tan drástico que nadie creería que tuvo lugar en un breve periodo.

Cuando Luo Wen llego a la villa de esta ciudad estaba tan feliz, pensando en vivir una hermosa vida de una concubina favorecida, llena de mimos y lujos, creyó que las bendiciones finalmente serian suyas, sin embargo después de pasar un mes en la villa, no vio a su alteza, todos la ignoraban y sus fantasías se hicieron añicos, la realidad fue como una bofetada en la cara negándole la felicidad anhelada, un día en medio de la noche le taparon la boca y la arrastraron a la fuerza a un lugar remoto, nadie escucho sus gritos, nadie trato de buscarla, no podía identificar el día y la noche, no sabia donde estaba y comenzó a llorar desesperada.

-¡Alguien ayúdeme! ¡Por favor ayúdenme! ¡Déjenme salir!-.

Sus sentidos se volvieron borrosos, su cuerpo comenzó a debilitarse, lo ultimo que vio fue una sonrisa que nunca olvidaría en su vida, en esos ojos no había nada mas que sed de venganza como un demonio en salido del infierno, esos ojos le decían que era el verdugo que la llevaría a la muerte y no se detendría sin antes verla sufrir.

Cuando su conciencia se perdía se arrastro débilmente, y susurro:

-Su alteza... Lan Zhan...-.

AUTOR:

^^ yo no se ustedes pero la empatía no es algo que este en mi diccionario con estas mujeres.


  

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