El Omega Del Líder •||OFFGUN||•

Capítulo 11: La perdición está entre las piernas

Vivir el celo con tu pareja era lo más común; todas las parejas casadas lo hacían. Por ello, Off estaba tan confundido al recibir un «no» como respuesta a su propuesta de compartir el celo del otro.

Las actitudes de Gun no habían cambiado después de casarse, continuaban durmiendo en distintas habitaciones; e incluso, se saltaron su noche de bodas. Había sido tonto de su parte creer que el omega aceptaría completamente su cariño después de casarse.

Nada podía hacer él, solo esperar a que el Gun esté dispuesto a aceptar su ayuda. Pero su alfa se sentía herido por el rechazo de su omega, ¿es que acaso no era lo suficientemente atractivo o bueno para su esposo?

—¿Dónde está Gun?

—Está en celo —respondió con simpleza.

Podía sentir la mirada molesta de su madre, pero siguió haciendo su trabajo —y el de Gun— del día.

—¿Qué haces aquí? Tu obligación es estar con él y brindarle ayuda —respondió su madre desde el asiento frente a su escritorio.

—Mamá, él no quiere mi ayuda —levantó la mirada a su madre. Estaba lo suficientemente frustrado con la situación como para estarlo divulgando.

Su madre no dijo más, sabía que tampoco tenía intenciones de entrometerse en matrimonio, pero sí lo reñiría si su actitud no era correcta con su esposo. Disfrutaba de que su madre tuviera tanto afecto por su omega, no obstante, tenerla preguntando por él cuando no los veía juntos le parecía innecesario y ciertamente extraño.

La estadía de su madre en su lugar de trabajo perduró mucho. Pero la espina en su cabeza del constante cuestionamiento de donde estaba Gun no lo dejo ir. ¿Acaso ella sabía algo que él no?

—Me voy, no olvides revisar el plan de Gereom — la mujer se levantó de su asiento dispuesta a seguir su palabra de irse.

—Madre —Off le llama con parsimonia—, ¿hay algo que debas decirme?

Ningmin lo miro sería. Bien, parecía que sí debía decirle algo importante. Mantuvo la fría mirada de su madre, ahora un poco más confundido por el silencio en que se había mantenido.

—Hay en realidad dos noticias relevantes.

—Te escucho —dejó su pluma sobre el escritorio y se recargó en su silla.

—El día del banquete hubo cinco asaltos en casas alrededor de Lunalis —frunció el entrecejo. Lo que decía su madre ya lo sabía, estaban trabajando en buscar a los culpables, pero los casos se habían visto complicados, ya que nadie tenía detalles de los ladrones, pues los afectados habían estado en el banquete—; están acusando a Gun de ser el culpable.

En su cara se dibujó una mueca de enojo y sorpresa. Aquello era bastante absurdo, Gun se había mantenido a su lado toda la celebración o al lado de Vakom, no pudo haber sido él.

—Dicen que Gun es parte del plan, una simple distracción para que los ladrones allanaran sus casas.

—Su teoría es absurda —se levantó de su asiento exasperado por lo dicho. Estaba enervado por acusaciones en contra de su esposo. Por el tiempo que había compartido con su esposo, estaba completamente seguro de que estaba comprometido con Lundrim, y no se atrevería a lastimar a ningún habitante.

—Estás molesto, lo sé, pero era necesario que lo supieras. Es importante que el problema se resuelva y que los rumores acaben.

—¿Por qué se aferran a llamar a Gun ladrón? No sería capaz de eso —cruzó sus brazos, desviando los ojos a la ventana de su oficina, pensando en las acciones que debía tomar al respecto.