Querido Off.
Mis días han sido complicados. He trabajado sin parar para volver a lo que solía hacer, me siento más cansado de lo usual, creo que he perdido práctica, pero continuaré.
¿Cómo has estado tú?
Me gustaría saber cómo te encuentras, pero continúas evadiéndome. No te culpo, de verdad no lo hago, pero me gustaría tener un poco de ti.
Me molesta mucho el espacio vacío de la cama, del closet, el asiento en mi oficina.
Noté que has quitado la silla junto a tu escritorio, me sentí tan afligido. Estoy aterrado con la idea de salir de tu vida tan lentamente que ni yo lo noté. Me gustaría recibir un abrazo, aunque me conformaría con una charla. Sería muy feliz al decirte todo lo que escribo para ti, solo una mirada tuya me volvería loco.
Esperando el día en que tengamos la oportunidad de volver a hablar.
Te extraño tanto.
Gun...Para un dolido Off, las cartas de Gun solo lo apuñalaban más. El recordatorio constante del pasado y el quiebre de confianza. Era cierto que lo estaba evitando; entre menos se vieran, sería mejor para su mente olvidar que estaba casado y enamorado.
Y entonces se atrevió a enviarle una carta entre la correspondencia. La primera explicaba lo arrepentido que se encontraba, disculpas y más disculpas; la segunda explicaba lo complicado que era no estar con él, pero que lo haría hasta que estuviera listo para volver a estar juntos. La tercera, finalmente, hablaba de su día y todas las palabras que no se había permitido escuchar.
Fue como tocar las noches constantes del pasado, en las que se escuchaban y discutían de algún tema, mientras se abrazaban. Nada se comparaba, pero sí que había agitado su débil corazón.
Esa había sido la última carta, había menos palabras que las anteriores, por lo que se dio el lujo de releerla, para guardarla junto a las otras, que no se había atrevido a romper en miles de pedazos. Porque tal vez esa sería una de las pocas cosas que le quedarían después de su completa separación.
Y vaya que también le había lastimado pedir que retiraran la silla especial junto a él, después de todo, no la necesitaría, nadie volvería a ocupar ese lugar.
Off se levantó de su asiento, había pasado más de media noche, afuera debía estar en completa oscuridad. La nieve se había ido con los días, y el sol comenzaba a resplandecer de a poco.
La oscuridad de la casa era iluminada por los pequeños faroles esparcidos por la casa. Sin dificultad -porque todo estaba en su memoria por las constantes visitas-, caminó a la cocina con la idea de comer algo ligero antes de irse a la cama.
Se había negado a acompañar a sus padres durante las comidas del día, alegando estar ocupado, lo que era mentira. En ocasiones se aburría y caminaba por la pequeña habitación, después recordaba a su esposo y volvía a las profundidades del trabajo.
Sabía que Gun estaría ahí, compartiendo los alimentos, charlando de temas triviales, probablemente riendo con sus padres; siempre se sintió agradecido por el cariño que le habían tenido, pero ahora que estaba a punto de terminar, era extraño, no le molestaba, solo era raro.
-Oh, Off.
Se maldijo en bajo cuando la voz de Gun lo llamó. Dispuesto a volver sus pasos, giró sobre sus talones, con las manos en su bolsillo.
-No te vayas, por favor, come algo.
La cálida mano de Gun sobre su antebrazo lo detuvo abruptamente. Su cabeza le repetía tantas veces que debía irse. Mañana se despertaría temprano para satisfacer su hambre, pero su cuerpo se dejó guiar a través de la cocina hasta terminar sentado sobre una silla frente a un gran tazón de sopa, junto a él más alimentos, dos tipos de bebidas.
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El Omega Del Líder •||OFFGUN||•
FanficLa vida de Off había sido planeada antes de que siquiera hubiese nacido, paso a paso, año tras año, estaba destinado a ser el nuevo líder de la manada Lundrim. Hasta que la enfermedad de su padre hace que su mundo planeado se viniera abajo, obligán...