Lacrimas tuas.

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La semana pasada había sido el Iknimaya de Syl y pese a que no pude acompañarla, la vi en la mañana para desearle suerte antes de hacer su Uniltaron, hoy realizaría su primera caza en solitario y esperando a que sea exitosa nacerá por segunda vez como un miembro adulto del clan, por insistencia de mi amiga el Olo'eykan y la Tsahik me permitieron asistir, así que ahora me encontraba vistiéndome con ropa Omaticaya para poder dirigirme a la aldea.

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Cuando llegue al árbol casa lo primero que escuche fue el rugir de los nuevos ikranes que habían sido enlazados, los na'vis estaban revisando sus monturas para ir a su primera cacería, luego le siguió el canto de las discípulas de la tsahik mientras molían minerales para formar una pasta blancuzca, lo último que escuche fue las percusiones de distintos instrumentos que mantenían un ritmo constante cerca de las llamas de distintas hogueras que estaban encendidas.

-Kassia, que bueno que ya llegaste, están por partir – dijo Arvok mientras se me acercaba trotando.

-Entonces llegue justo a tiempo, ¿Dónde están?

-Arriba, donde descansan los ikranes, el Olo'eykan está dando las instrucciones, vamos subamos – dijo mientras me tomaba de la mano y me jalaba para que empecemos a subir por el tronco hasta la copa del árbol.

-Esta será su primera caza, es importante que piensen, sientan y conecten, no están solos, somos una familia, pero no por eso deben de descansar en sus compañeros, hoy demostraran que tan preparados están para ser adultos y formar su propia familia – dijo el Olo'eykan mientras se subía a su ikran y con un grito guiaba al resto de jinetes.

-¿Siempre es tan expresivo? – dije bajito mientras soltaba una risita.

-Digamos que quien tiene el don de la palabra es la tsahik – me secundo Arvok riendo.

Luego de que los guerreros se fueron, bajamos a buscar a Ney la cual estaba moliendo el mineral blanco para formar aquella pasta blanca que cubriría el cuerpo de los cazadores, nos sentamos a su lado y mientras conversábamos empecé a escuchar los sonidos cada vez más lejanos, mis parpados empezaron a pesar y en un parpadeo particularmente largo, sucedió, volví a ver aquellas luces y cuando se fueron me encontraba en el bosque, no sabía dónde estaba, pero podía escuchar los gritos de guerra de los na'vi y el aleteo de algunos ikranes, el sonido de algunas armas humanas ser descargadas y un gran retumbar.

-¡Cuidado Kassia! - me dijo Arvok preocupado mientras me tomaba de los hombros y me volvía a sentar.

-¿Qué?, ¿Qué paso?- dije mientras me acomodaba en el tronco en el que estaba sentada y me pasaba la mano por la cara.

-No sé, tsmuke, fue raro, quedaste pálida y te hablábamos, pero no nos escuchabas, luego solo te desvaneciste – me dijo Ney mientras tomaba mi mano y me miraba preocupada.

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