3. Partida de póker

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Capítulo Tres.

Broly.

El sol empieza a asomarse, el canto de los pajarillos se ha convertido en el despertador de esta mañana... Pero únicamente para mí y los demás peones, ya que la floja sobrina de mi patrona aún duerme en su cama como si estuviera viviendo en un reino.

Respiro hondo, haciendo uso de mi autocontrol para no acercarmele y sacarla de las greñas ya que por su culpa estamos atrasados en las labores.

La veo dormir desde el umbral de la puerta. El cabello suelto y vuelto una maraña de nudos le cubre mitad de la cara, tiene un brazo y una pierna fuera de la cama y yace boca abajo, con un hilo de saliva que le sale a través de la comisura de sus labios como cascada.

Bajo a la cocina y lo primero que agarro es la olla a presión junto a un cucharón, vuelvo a la habitación y golpeo dichos objetos de cocina entre sí. La reacción de la morena es sobresaltarse del susto y cae sobre el piso.

—¡Idiota! —Me grita— ¡¿Qué te pasa animal de monte?!

—¡Buenos días, su majestad! —Sigo golpeando el culo de la olla a presión con el cucharón— Perdone que mi humilde despertador ultra 4000 plus la haya despertado.

—¿Sabes que hora es?

—Falta un cuarto para las ocho de la mañana.

La morena se levanta molesta del suelo y me lanza la almohada, consiguiendo que la olla se me resbale de la mano y caiga en el suelo provocando un estruendo.

—¡Faltan cinco horas que termine mi jornada de descanso! —Se mete nuevamente en la cama— ¡Y vienes tú de atrevido y la interrumpes!

—¿Once horas de descanso no le bastaron?

—¡No! —Se acobija de pies a cabeza— Y te suplico que te vayas y alimentes a los caballos y los bañes, ese es tu trabajo.

El que la muchacha meta la cabeza bajo la almohada ignorándome, me saca de quicio y termino sacando a la sobrina de mi patrona a la fuerza y la meto al baño.

—Tienes cinco minutos para bañarte y vestirte. —Le digo antes de salir.

—¡No soy un puto robot para hacer eso en tan poco tiempo!

Cierro la puerta de la habitación y me quedo afuera de la misma recostado contra la pared. Pasan los cinco minutos y la chiquilla de ojos grises aún no sale.

—¿Ya?

—¡Maldición, no! —Grita— ¡Esta ropa es muy asquerosa y no me queda!

—¿Puedo pasar? Porque puedo ayudarla.

Abro la puerta y la morena está luchando con el pantalón holgado que le queda demasiado ancho de cintura. Bajo al primer piso en busca de la solución para el problema de la sobrina de la señora Hikari.

Salgo de la casa y la rodeo; al llegar al patio, primero me aseguro de que no haya nadie viéndome antes de cortar uno de los tendederos de mi patrona, luego me voy corriendo como si acabase de comenter algún delito.

Vuelvo donde la chica de ojos grises y la cuerda se la pongo como cinturón.

—Problema arreglado.

—Esta cosa no combina con mi outfit. —Se queja y la mirada que le lanzo la obliga a ponerse las botas de agua rápido.

Los trabajadores ya han empezado sus labores desde hace dos horas y ayer esta chiquilla no terminó las de ella, lo cuál me tocó hacerlas a mí; solamente quedó una por hacer y es la que vamos a hacer ya mismo.

𝖢𝖺𝗆𝗂𝗇𝗈𝗌 𝖳𝗋𝖺𝗓𝖺𝖽𝗈𝗌『Bʀᴏʟʏ x Kᴀʟᴇ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora