𝖢𝖺𝗆𝗂𝗇𝗈𝗌 𝖳𝗋𝖺𝗓𝖺𝖽𝗈𝗌『Bʀᴏʟʏ x Kᴀʟᴇ』

16. Cerquita de ti

Capítulo Dieciséis.

Broly.

—¿Se murió?

—¡Tú cállate! —Regaño a Goku— ¡Deja de decir todo lo que se te viene a la mente!

El peli palmera se queda inmóvil cuando Kale no reacciona a mis llamados. Le tomo la muñeca revisando sus signos vitales y tiene pulso, respira bien y no contesta.

—Kale... —Le aparto las hebras negras de la cara— Abre los ojos.

Sujeto su cara, apoyando mi frente contra la suya.

—Kale, si estás actuando déjame decirte que te mereces un Óscar. —La alzo en brazos al estilo princesa y su cabeza se va hacia atrás cómo si de verdad estuviera muerta— ¡Avísale a la patrona!

Goku sale disparado cómo misil, mientras saco a la morena del recinto limpiándole la sangre que sale del golpe que se hizo en la parte derecha de la frente al momento de caer.

Milk me abre e Hikari está que entra en crisis cuando ve a su sobrina en ese estado.

—Llévala a su habitación. —Ordena.

Hago a un lado al atravesado de Goku cuando está obstruyendome el paso y al llegar a la habitación acuesto a Kale sobre su cama.

Su tía literalmente me empuja para hacerme a un lado y se encarga de detener el sangrado de la muchacha.

—¿Qué fue lo que pasó? —Nos pregunta.

—¡Fue culpa de Broly! —Me acusa Goku ante ella— Estaban discutiendo y de repente a Kalecita le dió un ataque de asma, y luego ¡Zas! Cayó cómo pollo muerto sobre el suelo.

—Lo más seguro es que le haya dado la narcolepsia.

Goku y yo arrugamos las cejas confundidos.

—¿Narco qué?

—Narcolepsia es un trastorno que padece Kale desde pequeña. —Nos explica Hikari— Cuando está en situaciones estresantes se duerme.

—¿Entonces Kale no está desmayada sino dormida? —Pregunto e Hikari asiente.

Me quedo mirando a la morena, está pálida y con la frente perlada por el sudor.

—¡Y lo más seguro es que la discusión la haya estresado! —Nos regañan— ¿Por qué discutían?

—Este... —No sé que decir.

—Por cosas de caballos. —Responde Goku, metiendo las manos al fuego por mí— Ya sabes... Por cuál raza corría más en una carrera.

—¡No les creo nada! Mi sobrina no se pondría a alegar cosas de caballos cuando ni siquiera sabe distinguir a una mula con un burro. —La patrona nos muestra la puerta— ¡Fuera de aquí! Y vayan a ayudar a la vaca que va a dar a luz.

—Todo esto es tu culpa, Broly. —Goku me empuja y doy un trompicón con uno de los escalones de la escalera.

—Si no quieres que te rompa la cara a puños más te vale que no me provoques. —Le advierto.

—¡Enfrenta las cosas, maldito animal de monte! —Me grita— ¡Para algunas cosas sí tienes cojones, pero para otras no!

—¡Guarda silencio, Goku!

—¡No, ningún “Guarda silencio”, sabes que tengo razón! Y una cosa te advierto, Broly, si tú no le cuentas a Chirai todo el embrollo que tuviste con Kale; se lo diré yo y sin pelos en la lengua.

—¿Qué?

—¡Lo que oíste, puto cabrón! —Me hace a un lado— Tienes veinticuatro horas para decírselo.