Capítulo 19

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Luego del día movido que tuve, lo que menos me apetecía era estar bajo el mismo techo que mis hermanos, mucho menos sentarnos en la misma mesa a cenar. Porque de la molestia que sentía por dentro iban a tener que atarme las manos a los costados para evitar lanzarles un cuchillo a cada uno. 

Por lo que teniendo en cuenta eso, y que el estómago no dejaba de hacerme ruido dado que no comí nada en todo el día, accedí a la invitación de Astor para que fuéramos el comer al pueblo. Según él quería probar la comida coreana, pero para mi eran puras mentiras. De igual forma ni gaste tiempo el contradecirlo, y solo le dije que bueno, que lo acompañaba. 

Fue así como terminamos comiendo en el restaurante en el pueblo. El lugar era pequeño, cálido y acogedor. Apenas tenía unas seis mesas, de las cuales tres ya se encontraban ocupadas. Yo fui directo a la más alejada, que estaba en una esquina, cosa que no estuviéramos tan pegados a los demás comensales. 

Pedimos samgyeopsal (también llamado "barbacoa coreana"), algunos platillos de verdura y otros acompañamientos. Yo por mi parte pedí cerveza y soju para prepararme somaek, mientras que Astor solo quiso agua. 

Estoy asando la carne en la pequeña parrilla que está en medio de la mesa. Ninguno ha dicho palabra desde que salimos de la casa, más que para ponernos de acuerdo en lo que íbamos a comer. Aunque tampoco requirió de mucho intercambio, ya que me dijo que yo ordenara. 

- Así que hace 10 años que no tomas alcohol. - menciono recordando lo que me contó aquella mañana en la cocina. 

Asiente. - Van a ser 11 años de sobriedad. - habla con una leve sonrisa, y noto orgullo. - He ido... - menea la cabeza. - Bueno, sigo yendo ocasionalmente de hecho, a grupos de apoyo para distintas clases de adicciones. En un momento casi recaigo de nuevo en la droga, pero busque ayuda antes de llegar a ese punto. 

- Veo que has aprendido a pedir ayuda. Me alegro por ti. 

- Creo que en realidad dejé de ver a todo el mundo como si estuviera en contra mía, y me deje ayudar. - dice. - Como dije, ya no se trata solo de mí, sino también de mi hija. - hace una pausa y su semblante se torna sombrío. - Lily recién había nacido, cuando una noche tuve una pesadilla que me paralizó por completo. - queda callado por un momento, como si el simple recuerdo de aquello consiguiera otra vez paralizarlo. Suspira. - En ella, yo volvía a recaer. Estaba pasado de drogas y alcohol, así que me quitaban la tenencia. - traga con dificultad. - Me desperté llorando, y con una angustia en el pecho que pensé que me moría.  - vuelve a suspirar. - Hasta que la vi en su cuna y fue como si me hubiera vuelto el alma al cuerpo... al verla allí dormida, con tanta paz y tranquilidad. Me agache a su lado, y le jure que sería un mejor hombre, y aún más un mejor padre. Por ella.

No puedo evitar sentirme maravillado por el hombre que tengo frente a mi. En verdad no se parece en nada a aquel Astor que conocí, realmente ha cambiado. 

- ¿Y qué hay de ti? - me pregunta, sacándome de mis pensamientos. - Supongo que como tus hermanos modificaron como fue la muerte de tu padre, las pesadillas desaparecieron, ¿verdad? - me mira con insistencia y un brillo inocente en sus ojos. - Eso me daba consuelo. Saber que eso no te atormentaría. 

- Si, las pesadillas sobre haber matado a mi padre también se fueron de mi mente. - respondo, a lo que a él se le forma una sonrisa de satisfacción. - Pero otras la reemplazaron. Solía revivir con frecuencia aquella noche del accidente.  - la sonrisa se le borra. - En especial cuando llovía, era peor cuando era una tormenta. Me despertaba como tú, completamente paralizado y angustiado. Por lo que... podría decirse que... que me asusta la lluvia. 

- ¿¡LA LLUVIA!? - exclama sorprendido, con sus ojos bien abiertos. Queda pasmado por un momento, hasta que parece hacer clic. - Lo siento... - se disculpa apenado por su reacción. 

Regresa a Mi (Mafia Marshall VII)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora