La vida nunca sigue el rumbo que nosotros pensamos y queremos. La mayoría de las veces tenemos un plan, y a mitad de camino todo se bifurca.
Porque cuando finalice de estudiar abogacía lo que menos imaginé fue que terminaría teniendo un pequeño negocio de gestión de actores. ¿Qué implica eso? Ofrecerle y tramitar todo lo que necesita. Manager, abogado, asistente, guardaespaldas, chofer, etc. Básicamente somos un grupo de personas con diferentes actividades que sirven a alguien en común. En este caso Moon-sik.
Apenas comenzamos, por lo que de momento decidí enfocarnos en despegar su carrera y que se establezca firme para luego tomar más aspirantes a actores.
Se que solo digo cosas negativas de Moon-sik, pero también ha traído sus cosas buenas. Su padre viene de una familia chaebol, por lo que es un hombre influyente, muy relacionado y con muchos contactos importantes. Eso me ha ayudado mucho a ir ganando mi lugar y mi nombre, y por ende Moon-sik también. Aunque él ya lo tenía asegurado viniendo de una familia prestigiosa, siendo guapo y carismático.
- ¿No has dormido bien? - me pregunta Nari extendiéndome una taza de café.
Lee Nari. Nos conocimos en la universidad, ella también estudiaba abogacía, solo que obligada por su padre dado que viene de una familia de todos abogados. Ambos estudiabamos juntos. Nos hacíamos compañia en esas largas horas, sin fastidiar al otro, porque a ninguno le gustaba hablar. A Nari nunca le interesó estudiar eso, así que soportó unos años y dejó. Claro que eso desató la furia de su padre, quien le echó de casa. Yo apenas había comenzado con todo, así que le ofrecí el trabajo como asistente, el cual aceptó enseguida. Incluso hizo un curso de marketing y manejo de redes, así que también se encarga de todo lo que tiene que ver con la publicidad e imagen de Moon-sik.
- Me llamó a las cinco de mañana para que fuera por él a la comisaría. - respondo luego de darle un sorbo. La miro frunciendo el ceño. - Y luego me reprochas que le ando muy atrás. Mira lo que sucede cuando le suelto la correa.
- ¿Fue grave? - pregunta preocupada.
Niego con la cabeza. - Pude solucionarlo en el momento. Gracias a que se ganó a los policías con sus encantos.
Ríe. - Le veo futuro como político. - menciona. - Tiene buena sonrisa, sabe manipular y es carismático. Ganaría las elecciones solo con repartir folletos con su cara.
- Justo lo que le falta a mi currículum, ser su director de campaña electoral.
Nari toma su celular cuando este suena. - Es Min, está afuera con el auto. - anuncia.
Miro la hora en el reloj que tengo en mi muñeca. - Bien, justo a tiempo. - digo parandome. - En 10 minutos estaremos en los de Moon-sik y más le vale estar listo, o lo sacare a rastras de su casa.
- Será mejor que le envíe un mensaje que estamos yendo. - susurra.
Los dos salimos de casa y veo a Min dentro del auto negro con vidrios polarizados, que es exclusivo de nuestro negocio. Nari se sienta a su lado, y yo subo detrás.
- Buenos días. - nos saluda con esa sonrisa divertida y amable que es habitual en él. - ¿Qué tan durmieron?
- Bien. - se limita a responder Nari.
- Como la mierda. - respondo yo al mismo tiempo que ella. Veo por el espejo retrovisor que hace una mueca. - Andando, que no podemos llegar tarde.
- Si jefecito. - dice y arranca el vehículo.
Jang Min. Es el más joven del grupo, con tan solo 23 años. Se unió a nosotros cuando buscábamos alguien que hiciera de chófer. Ya que yo conduzco lo menos que puedo (luego de mi accidente), y solo si es extremadamente necesario. Y por otro lado, con Nari era más probable que conociéramos primero a Lady Di, a que llegaramos enteros a destino.
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Regresa a Mi (Mafia Marshall VII)
Romansa¿Qué pasará cuando se mezclen el pasado que creía olvidado por completo, y su nuevo presente?