Capítulo 5

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- ¿¡Qué!? - exclama indignado. - ¿¡Por qué no!? 

- Porque yo lo digo. - sentencio. 

Encima de la cama puse una valija, y desde temprano que le estoy metiendo la ropa que voy a necesitar estos días que voy a estar fuera. 

Siendo honesto no me gusta para nada la idea de no estar en mi casa por varios días. Aquí es donde más disfruto estar, con mi tranquilidad, mis cosas, mi perro, mi espacio. Anhele tanto tener algo que considerara mío, dónde pudiera ser yo, y me sintiera a salvo, que cada vez que tengo que apartarme eso me genera angustia. 

Este es mi lugar. Mi hogar. 

- Anda... - sigue insistiendo Moon-sik, ahora haciendo puchero, mientras está sentado como indio al lado de la valija. 

- ¿Por qué diablos quieres ir? - pregunto. - Siempre dices que eres alérgico a las familias. 

Moon-sik viene de una familia pequeña, compuesta tan solo por su padres. Por lo que no está acostumbrado a relacionarse entre un grupo grande de gente que comparten el mismo grupo sanguíneo. Suele decir que eso le genera ansiedad.

Al morir su madre, quede solo él y su papá. Yo por mi parte, sin padres, quedamos solo mis dos hermanos y yo, y bueno ahora mi sobrino. 

- Y es así... - afirma. 

- ¿Entonces? 

- Quiero ir porque tú vas. 

- No seas tonto. - digo. - Yo no iría si pudiera. - agrego en un murmuro. 

- Pues no vayas. 

- Ya te explique cinco veces por que es que debo ir. - hablo firme. - ¿O es que necesitas ilustraciones? 

- ¿Y qué haré hasta que regreses? - pregunta lloriqueando. 

- Estudiar tus líneas. - sentencio. - Que las grabaciones de tú nueva serie empiezan en un mes. 

- No puedo estudiarlas sólo, tú eres el que siempre me ayuda a practicarlas. 

- Estará Nari para ayudarte.  

- ¿Vas a dejar a Nari también? - pregunta extrañado. 

- No quisiera tener que hacerlo, pero tampoco puedo dejarte con Min, quien tiene la autoridad de un hamster. 

Voy hacia mi armario y elijo algunas remeras para meter en la valija, junto con unos jeans. 

- ¿Al menos puedo quedarme esos días aquí en tú casa? - pregunta. 

Me vuelvo hacia él y lo miro. Y me asombro (con algo de preocupación) cuando noto algo de angustia en esos ojos oscuros, que siempre tienen ese brillo pícaro, como si siempre estuviera planeando una travesura. 

- ¿Qué sucede? - pregunto dejando la ropa dentro de la valija. 

Traga. - Es que... - comienza a decir, pero se detiene. - Nada, olvidalo. - agrega restándole importancia, parándose. - Iré por un postre, ¿Quieres algo?

Se encamina hacia la puerta para irse, pero lo freno tomando su muñeca. Me mira con pasmado. 

- Dime. - ordeno. 

- Vas a creer que soy tonto...

- Ya lo creo, así que ¿Qué diferencia hace?

- Es que... es la primera vez en... 10 años casi, que... - hace una pausa. - Que vamos a estar separados tanto tiempo... 

Lo suelto de golpe por la sorpresa que me genera escuchar eso. Qué lo que lo tenga tan angustiado el hecho de que no me verá por una semana y media. A él, que lo le suele preocupar es no conseguir sus postres favoritos, que su número de seguidores no aumente, o que le pongan algo que lo haga verse fatal en la televisión. 

Regresa a Mi (Mafia Marshall VII)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora